Una foto símbolo del deshielo en Groenlandia: el trineo en el agua Steffen Olsen
El cambio climático y el choque de Rusia con Occidente abren un nuevo frente económico en el círculo polar
Los inversores se frotan las manos, el Ártico está que echa humo. Este océano polar se está calentando tres veces más rápido que el resto del planeta, porque, al fundirse el hielo, el agua absorbe la luz solar y los efectos se retroalimentan.
Se calcula que desde 1978 se ha perdido en el área una superficie de hielo equivalente a cinco veces el tamaño de España. Los siete años más cálidos del Ártico desde 1900 han sido... los últimos siete. La capa de Groenlandia perdió hielo en 2022 por 25º año consecutivo.
Pero si el hielo se derrite, nuevos negocios pueden emerger en el círculo polar. Rutas que parecían inaccesibles pasarán a serlo. Recursos que estaban escondidos bajo placas heladas saldrán a flote. Y ejércitos que se ignoraban atrapados por el frío tendrán ahora fronteras flotantes donde moverse y vigilarse.
Mientras en el trasfondo de la guerra de Ucrania se recrudece una guerra fría entre Occidente y Rusia (y China), las distintas potencias se mueven para defender sus intereses económicos y geoestratégicos en una región parcialmente inexplorada que ahora despierta el apetito inversor, ya que para el 2035 los veranos podrán ser completamente libres de hielo.
Actores clave
Dinamarca, Canadá y Rusia quieren ampliar su soberanía para explotar más recursos gracias al deshielo
Pero no existe, a diferencia de la Antártida, un régimen jurídico internacionalizado. Tampoco se ha establecido un organismo específico para resolver las controversias entre las partes. Solo está la Convención de Naciones Unidas para el Derecho del Mar de 1982 –no ratificada por cierto por EE.UU.– y la Organización Marítima Internacional (OMI). No existen normas jurisdiccionales claras y asumidas por todas las partes que sirvan para la definición de sus fronteras, pero sí muchos vacíos y zonas grises.
Sí existe el Consejo Ártico, pero no tiene competencia de seguridad, solo de cooperación. Desde la invasión de Ucrania, la gobernanza del área atraviesa una fase de impasse. Este organismo cuenta con siete países occidentales (EE.UU., Canadá, Noruega, Suecia, Finlandia, Dinamarca, Islandia). Todos ellos pertenecen (o pertenecerán) a la OTAN. Además de Rusia, que ostenta la presidencia rotatoria pero que por motivos políticos ha quedado aislada. “Después de la guerra la cooperación con Rusia en el Ártico es virtualmente imposible”, según se desprende de la National Strategy for the Artic Region de la Casa Blanca del pasado mes de octubre.
La ONU señala con carácter general a los estados que se asoman hacia el Polo Norte un mar territorial de 12 millas y una Zona Económica Exclusiva de 200 millas (370 km) que otorga derecho a pescar, construir infraestructuras y extraer recursos naturales.
Una región disputada
Dinamarca, EE.UU., Canadá y Rusia quieren ampliar su soberanía para explotar más recursos gracias al deshielo
Extensión media del hielo marino en verano 1981-2010
Océano
Pacífico
Norte
Extensión media del hielo marino en verano 2019
Mar de
Ojotsk
Golfo de
Alaska
Estrecho
de Bering
Territorios en disputa.
La línea discontinua marca el límite de 328 km donde la ONU debe determinar los reclamos territoriales
ESTADOS UNIDOS
Nueva
Siberia
CANADÁ
Isla de
Banks
Isla
Victoria
Océano
Ártico
RUSIA
Islas de la Reina Isabel
Tierra
del Norte
Polo
Norte
Isla de Ellesmere
Tierra de Francisco José
Isla de Baffin
Bahía
de Baffin
Nóvaya
Zemliá
Svalbard
Groenlandia
(Noruega)
(Dinamarca)
Mar de
Barents
Longyearbyen
Mar de Labrador
Mar de
Groenlandia
Nuuk
Estrecho
de Dinamarca
FINLANDIA
ISLANDIA
NORUEGA
Reikiavik
Moscú
SUECIA
Islas Feroe
ESTONIA
Oslo
(Dinamarca)
Océano
Atlántico Norte
DINAMARCA
500 km
El círculo polar ártico ofrece recursos energéticos y nuevas rutas comerciales
Bases militares de países pertenecientes a la OTAN, Finlandia y Suecia
Bases militares de países no pertenecientes a la OTAN
PRINCIPALES RUTAS ÁRTICAS
Océano
Pacífico
Norte
Noroeste
Transpolar
Mar del Norte/Noreste
Mar de
Ojotsk
Golfo de
Alaska
ESTADOS UNIDOS
Nueva
Siberia
CANADÁ
Isla de
Banks
Isla
Victoria
Océano
Ártico
RUSIA
Islas de la Reina Isabel
Tierra
del Norte
Polo
Norte
Isla de
Ellesmere
Tierra de Francisco José
Isla de
Baffin
Nóvaya
Zemliá
Svalbard
Groenlandia
(Noruega)
(Dinamarca)
Longyearbyen
Mar de Labrador
Nuuk
FINLANDIA
ISLANDIA
NORUEGA
Reikiavik
Moscú
SUECIA
ESTONIA
Islas Feroe
Oslo
Océano
Atlántico Norte
LETONIA
(Dinamarca)
BIELORRUSIA
DINAMARCA
500 km
IRLANDA
R. UNIDO
POLONIA
UCRANIA
FUENTE: Ministerio de Relaciones Exteriores de Dinamarca, The Artic Institute y CIDOB
Un espacio que puede ampliarse, siempre que se demuestre que la plataforma submarina es una extensión de la tierra continental. La dorsal de Lomonossov, de cerca de 2.000 km, es objeto de contienda entre Canadá, Dinamarca y Rusia. Todos han presentado su solicitud para ampliar soberanía amparándose en esta normativa. La batalla está solo en los comienzos. En 2007, los rusos hasta plantaron una bandera a 4.200 metros de profundidad a manera de reivindicación.
El mayor potencial económico del Ártico está en las rutas comerciales. El Northern Sea Route (NSR), que une Asia con Europa sin tener que pasar por el canal de Suez, permite ahorrarse casi 10.000 km de recorrido. Por vía marítima, Europa y Oriente están quince días más cerca. Hoy la falta de asistencia y los icebergs representan todavía incógnitas, pero en los próximos años estos obstáculos podrían desaparecer.
Otro eje es el Transpolar Sea Route (TSR), que permitiría pasar por el centro del Polo Norte y que servirá para que los contenedores transporten energía. Y por último, la Noroeste, que se ubica en aguas canadienses, une Atlántico y Pacífico y permitirá reducir la distancia entre EE.UU. y Asia un 15%.
Según el organismo The Arctic Institute, la NSR ya es operativa hoy. Unos 309 millones de toneladas que se transportan cada año, que podrían triplicarse a finales de la década si se abren nuevos proyectos energéticos. Con el deshielo la ruta será también más conveniente porque se necesitarán menos buques rompehielo y asistencia.
Luego están los recursos energéticos (además de la pesca: las capturas en el área suponen un 4% de las mundiales.) El Ártico custodia el 30% de las reservas de gas y el 16% de las de petróleo en un territorio que es el 8% de la superficie terrestre. Noruega, Rusia y EE.UU. ya están operando con explotaciones en la zona. Sin contar el potencial económico de minerales como la bauxita, diamantes, hierro, oro y posiblemente también las tan deseadas tierras raras, indispensables para la transición energética.
Para Rusia, el Ártico es una prioridad. Se estima que el 20% de sus exportaciones y el 10% de su PIB proceden de esta región. La mitad de los recursos petroleros y el 70% del gas del círculo polar están en territorio ruso. Rusia controla más de la mitad de las costas polares y cuenta con la mitad de la población que reside en esta región ( cinco millones de habitantes). En su informe del año pasado sobre la doctrina naval rusa, Vladímir Putin recuerda que el “Ártico se está trasformando en una región de competencia internacional” y que hay que reforzar la exploración de sus recursos minerales. La palabra “ártico” sale 66 veces en 55 páginas.
Intereses estratégicos
Moscú tiene la voz cantante en la región, porque le sirve para comercializar con Asia y eludir sanciones
El objetivo de Putin es explotar el Ártico para mirar de cerca hacia Asia. “Hay que liberar el potencial exportador y logístico de Rusia hacia el Sudeste asiático”, dijo el mandatario. Antes de la guerra de Ucrania, el tráfico marítimo del Ártico era esencialmente de Asia hacia Europa (en los últimos cinco años ha habido cinco veces más cargueros de Oriente hacia Occidente que al revés). En el futuro la tendencia será opuesta, porque Rusia girará hacia Asia. “El transporte durante todo el año será la mejor manera de eludir las sanciones”, reconocía el diario económico Kommersant.
Moscú está proyectando una central nuclear flotante para 100.000 hogares y en la península de Yamal ya cuenta con una terminal gasista de GNL. “En realidad no hay una carrera hacia el Ártico. En realidad, Rusia es la única que avanza en el Ártico, aunque Noruega también está desarrollando petróleo y gas en la región. China tiene ambiciones a largo plazo en la región y utiliza a Rusia como proveedor de petróleo y gas para contratos a largo plazo”, comenta a este diario Malte Humpert, director ejecutivo y fundador de The Artic Institute.
“Rusia es claramente el país mejor posicionado para explotar los recursos del Ártico. Pero es que realmente no tiene muchas o ninguna alternativa. Esta zona tiene una importancia económica significativa para Rusia, mucho más que para Estados Unidos o Canadá. Así que Rusia ha invertido mucho más en el desarrollo y las infraestructuras del Ártico que otros estados. La actividad rusa será el principal motor del desarrollo económico y la inversión en la región”, sostiene Humpert.
Pero, en su opinión, los proyectos de expansión rusa están en entredicho. “El problema no son los conflictos entre estados, sino las sanciones. Varias compañías occidentales han dejado abandonada a Rusia y ahora son las firmas como Novatek o Zvezda las que deben encontrar socios financieros o tecnológicos. Esto ralentizará los proyectos, a no ser que lleguen nuevas empresas de China o de otros países orientales”. El hielo, nuevo campo de batalla de la Guerra Fría del siglo XXI.
Movimientos militares
Bases de la guerra fría
En los últimos ocho años Moscú ha reabierto o puesto al día 50 bases militares de la época de la Guerra Fría y cuenta con 50 buques rompehielo. EE.UU. solo tiene cinco bases militares y dos buques. Los rusos tienen previsto poner en marcha una nave nuclear capaz de romper hielo de hasta cuatro metros de espesor para el 2027. Según los analistas del Egmont Institute, “mandar militares a una zona es una manera de llevar personas, infraestructuras y tecnologías”.
Occidente, con retraso
Occidente va con retraso. Pero algo se mueve: Washington acaba de crear el cargo de Embajador del Ártico. Y Canadá ha anunciado una modernización de su sistema de defensa área en el área con un presupuesto de 3.600 millones.