lunes, 4 de septiembre de 2023

El 'milagro' de OnlyFans y Zoom: así resucitan las 'startups' que todos dieron por muertas



Onlyfans se afianza después de la pandemia. 
(Reuters/Andrew Kelly)



La vuelta a la normalidad dejó en entredicho el futuro de muchas tecnológicas que hicieron el agosto durante el confinamiento. Así están consiguiendo que sus heridas no sean mortales




La pandemia también tuvo su pequeña gran burbuja tecnológica. Apenas duró año y medio, pero fue suficiente para catapultar a una serie de startups que hicieron su particular agosto con el confinamiento. Fueron los casos de Onlyfans, dedicada al contenido para adultos bajo suscripción, o Zoom, con un servicio de videollamadas que se convirtió en masivo en el momento más álgido del teletrabajo. Sin embargo, la vuelta a la normalidad aniquiló esas subidas con la misma fuerza con la que llegaron, algo que les dejó con unas heridas que, para muchos, eran mortales. Ahora están intentando resucitar, y a algunas no les ha salido nada mal.

Entre los sectores más tocados por el fin de los confinamientos, estaba todo aquello relacionado con el streaming, videojuegos, redes sociales o el comercio electrónico, con Amazon como caso más paradigmático. Además de los cambios de consumo con la vuelta a la presencialidad, también hizo mella la fuerte bajada de la inversión publicitaria. La guinda la puso el cierre del grifo de las inversiones tecnológicas, fruto de la subida de tipo de interés y la mala situación económica generalizada. Es algo que está provocando que muchas empresas del sector se planteen la salida a bolsa para conseguir nueva financiación.

"Hemos tenido un asiento en primera fila a los vaivenes que ha provocado la pandemia y la pospandemia en muchos negocios, tanto en los mercados públicos [bolsas] como en los privados", explica Íñigo Laucirica, gestor de inversiones en el fondo paneuropeo Samaipata. En este sentido, destaca que durante los confinamientos se hicieron "muchas elucubraciones con el impacto y las tendencias de consumo a largo plazo". "En algunos casos, se pasaron de rosca", subraya.

Uno de los casos más claros de estos vaivenes es el de Zoom, que en aquellos meses creció tanto que llegó a tener distintos problemas técnicos que amenazaron su propia operativa. Con todo, fue un éxito rotundo, pero cuestionado en un mundo que ha vuelto a la presencialidad. "Para justificar su valoración, se asumía que iba a haber una transición al trabajo remoto casi del 100%. Ahora estamos viendo que está muy lejos de ser así, porque quizá estamos viendo el fin del teletrabajo total para siempre", continúa Laucirica. Las consecuencias se pueden ver en la cotización en bolsa. En octubre de 2020, el precio por acción alcanzó un máximo de 559 dólares, pero cuando se escriben estas líneas esa cifra ronda los 70.


placeholderEl logo de Zoom. (Reuters/Dado Ruvic Illustration)
El logo de Zoom. (Reuters/Dado Ruvic Illustration)

Pero eso es solo una parte de la situación de Zoom. Hace unos días, la empresa sorprendía con unos resultados trimestrales mejores de lo esperado. Así, consiguieron aumentar ligeramente el número de clientes corporativos, que ascendió a 218.000, un 6,9% más que hace un año. "Los resultados reflejan un crecimiento sano, una vez se han pasado los confinamientos y en un orden de magnitud muy diferente a cuando alcanzó su pico de valoración", indica Lucirica sobre este punto. Además, también batieron las expectativas de beneficios por acción, donde se esperaba que rondaran los 0,28 dólares y, finalmente, han acabado siendo de 1,34.

Son unas cifras que llegan tras un proceso de reestructuración, tanto de la plantilla como de su propio producto. Por un lado, el pasado febrero tuvo que despedir, al igual que hicieron muchas otras, a 1.300 empleados, un 15% del total. El presidente ejecutivo de Zoom, Eric S. Yuan, reconoció "haber cometido errores" al evaluar el tamaño de la plantilla, que llegó a triplicar su tamaño en apenas dos años. Hasta él mismo se recortó el salario en un 98%.

Por otro lado, Zoom ha estado trabajando en la inclusión de nuevos servicios. "La adaptación al entorno ha sido clave. Aunque las acciones siguen muy por debajo de los máximos, tiene todo el sentido, porque es una corrección", explica Cristóbal Álvarez, profesor de la escuela ESIC y director de la agencia de publicidad Social and Sons. Esas novedades para seguir manteniendo el atractivo están pasando ahora por la inteligencia artificial, algo que también ha levantado una polémica reciente por los datos que usan para desarrollarlas.

"Han sabido capturar el valor del cliente con nuevas tecnologías y servicios alrededor del usuario para mejorar su experiencia. Incluso con la sustitución de un perfil virtual que hable por ti y aprenda de forma automática. Si ves valor, no te da miedo pagar por su servicio de suscripción, que es la clave para el éxito", comenta Álvarez, que ve en la IA una "vía para la supervivencia". De hecho, Yuan aprovechó la presentación de resultados para recalcar que, a diferencia de lo que hacen otras tecnológicas, no cobrará un "precio demencial" por estas funciones.


Bajarte de un tren para subirte a otro

Onlyfans es el otro gran ejemplo de resurgir tras la pandemia, aunque sus razones son bien distintas (y su despegue poscovid mucho más alto). La pandemia la convirtió en una de las puntas de lanza, junto a Patreon o Substack, de la llamada economía de los creadores. Es decir, plataformas de suscripción a un determinado perfil para ver su contenido en exclusiva. En este caso, con la peculiaridad de que se trataba, casi en su totalidad, de material erótico y pornográfico.

Desde el principio, la viabilidad del modelo había levantado dudas en un internet plagado de contenido gratuito, pero también donde los pagos mensuales a creadores son similares a los de sitios como Spotify o Netflix. Eran dos cuestiones que hacían sospechar sobre la viabilidad de un sitio como Onlyfans en un internet abarrotado de pornografía sin muros de pago. En cambio, ahora su modelo parece más afianzado que nunca.

Hace unos días, su matriz —Fenix International— anunciaba que los ingresos por suscripciones habían sido de 5.600 millones de dólares en 2022, un 17% más que el año anterior. Aquí cabe recordar que la comisión que se llevan es del 20%, lo que supone alcanzar los 1.090 millones solo por esta partida, que ha ayudado a que sus beneficios se disparen un 24%, hasta los 404 millones.

Es lo que hace que la situación de Onlyfans no se explique tanto por la remodelación del mercado, sino porque han aprovechado una tendencia que, al menos por ahora, parece tener futuro. "Nos estamos acercando a un modelo con nichos muy personalizados para cada uno de nosotros. Es cierto que era algo que tenía mala pinta tras el covid, pero estamos viendo que remonta", comenta Álvarez.

Por supuesto, no están solos: las microcomunidades son una de las tendencias que se llevan avistando desde hace años, aunque ahora parece que hay más movimientos en ese sentido. El caso de X, antes conocida como Twitter, donde cada usuario puede crear ya un servicio de suscripción a contenidos exclusivos para seguidores. También están los nuevos canales de difusión de Instagram, aunque por ahora son gratuitos.


placeholder(Reuters/Andrew Kelly)
(Reuters/Andrew Kelly)

Sin embargo, lo cierto es que en la plataforma hay un 47% más de creadores (3,2 millones) que hace un año y, además, su número de usuarios ha crecido un 27%, hasta alcanzar los 239 millones, una cantidad superior a la de usuarios activos mensuales de Twitter. Uno de los aspectos más curiosos es que, por primera vez, la mitad de sus ingresos no venían de las suscripciones, sino de propinas y contenidos bajo demanda. Las cifras siguen estando muy por encima de los 60.000 creadores que había antes de la pandemia, pero también del millón y medio registrados en diciembre de 2020.

Sin embargo, una cosa es que haya una nueva moda y otra cosa es que a todo el mundo le salga bien subirse a ella. Ha habido otros casos de economía de creadores que no han podido salir del pozo, como Clubhouse. "Fallaron dos elementos. Por un lado, dependían en exceso de la integración en plataformas de terceros, como Twitter. Por otro, no fueron capaces de crear una cultura de comunidad y conseguir creadores premium para mantener usuarios, tal y como hace Twitch", resalta Álvarez. "En los negocios digitales todo el mundo pone la lupa el número de usuarios y capital. Salvo en literatura técnica, casi nadie habla de retención, pero es donde está el verdadero negocio".

Otras tienen un futuro algo incierto, como Substack, que también ha dependido en exceso de otras plataformas. Es algo que le ha servido a Twitter para chantajear varias veces con el bloqueo de los enlaces a su web o la limitación de su difusión. "Hay cierto auge de los canales de creadores de contenido y, en cierto modo, ha desbancado a otras formas de consumir contenido", dicen en Samaipata, donde "ven una tendencia que ha dejado mucho más poso que Zoom". "No hay mucha información financiera pública, pero la evolución en términos de rondas es muy positiva, al igual que las cifras públicas de alcance de los creadores", inciden.


Las que no salen del pozo

También hay startups de otros nichos que tuvieron su momento dorado durante el covid y ahora no han encontrado forma de volver a la normalidad. Uno de los ejemplos más claros es el de Peloton, considerada por muchos el 'Netflix del fitness', ya que su modelo consistía en vender aparatos de entrenamiento, como bicicletas estáticas, que iban acompañados de ejercicios en vídeo bajo un modelo de suscripción. No solo lo que avanzó durante los confinamientos lo acabó perdiendo, sino que su situación es mucho más delicada y, hoy por hoy, nadie ve claro el futuro del deporte en casa como nicho de negocio.

En bolsa, la firma sigue sin marcar suelo, mientras que sus resultados tampoco invitan al optimismo. En su último año fiscal, la compañía ha reducido en un 55,4% las pérdidas del ejercicio anterior, pero eso se traduce en haberse dejado 1.261 millones de dólares. Tal y como ya han reconocido, los beneficios no se esperan hasta dentro de, como poco, dos trimestres, pese a la reestructuración de plantilla y negocio. Además, hace año y medio, varias compañías, como Amazon o Nike, trataron de comprarla, pero no se llegó a ningún acuerdo.

Es la salida que hace unos meses tuvo que tomar Hopin, una plataforma de eventos virtuales que llegó a alcanzar una valoración cercana a los 8.000 millones de dólares, tras varias rondas en plena pandemia. La caída fue dolorosa y, de nuevo, hay dudas de que vaya a levantarse. Hace unas semanas, acabaron vendiendo buena parte de su negocio a Ring Central por solo 15 millones de dólares. "Han tenido que deshacerse de gran parte de su negocio por una cantidad ridícula. Peloton aún no llegado a eso, pero han sido dos casos bastante estrepitoso de la salida de la pandemia", remachan en Samaipata.




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