- El gigante 'online' se revaloriza en bolsa tras la primera semana del macro juicio por presunto monopolio
- Todos los 'chats' internos de Google se borran a las 24 horas, lo que dificulta la investigación interna
- El Gobierno de EEUU no ve limpio que Google reparta 9.300 millones entre fabricantes y operadores
El histórico juicio antimonopolio que desde hace casi una semana afronta Google (Alphabet) en la Corte de Washington promete sacudir los cimientos de Internet en cuanto la compañía convierta el ataque en su mejor defensa. Según las fuentes consultadas por elEconomista.es, en el debate judicial podría entrar en juego el debate sobre la gratuidad o no de los servicios, algo que estaba excluido del argumentario desde los principios fundamentales del gigante online.
¿Qué pasaría si el mejor buscador del mundo deja de ser gratuito? o ¿desaparecerían los problemas de competencia? ¿Qué preferirían los usuarios? Son cuestiones que flotan en el ambiente y que podría llegar a oídos de los inversores, hasta ahora poco inquietos por el litigio. De hecho, entre el pasado 12 de septiembre y el cierre de esta edición, la compañía se ha revalorizado el 1%, dato ciertamente elocuente sobre el alcance de una sentencia que inicialmente pretendía sacudir los cimientos de Internet. La primera conclusión del proceso pone de relieve el poder de una compañía cuyos exitosos servicios guardan íntima relación con la prosperidad de la considerada red de redes.
Hace más de 15 años, en una sobremesa, varios amigos intentábamos convencer a una persona bastante mayor para que usara Internet por primera vez. De repente, uno saltó con la receta mágica: "Es muy sencillo: solo tienes que aprender a teclear una palabra: Google". Y tenía mucha razón. Lo cierto es que también podía haber dicho que probara a escribir Altavista, MSN Search (actual Bing), Yahoo! o incluso Ozú. Pero hay que reconocer que, ya por aquel entonces, el buscador fundado por Larry Page y Serguei Brin hace ahora 25 años despuntaba sobre todos los demás.
Google llega a este primer cuarto de siglo habiendo alcanzado el 90% de dominio en las búsquedas en Estados Unidos, una cifra que crece al 91% en el resto del mundo. Esa posición le convierte en la elegida por la práctica totalidad de empresas del planeta cuando éstas deciden invertir en publicidad en buscadores. La matriz de Google, Alphabet, reconoce que su principal fuente de ingresos es esa publicidad: 'apenas' 208.730 millones de euros anuales según su último ejercicio. El debate sobre el pago directo por los servicios parece excluido desde los principios fundamentales, pero el juicio sobre la compañía podría invitar a Google a defenderse con el ataque: ¿Qué pasaría si el mejor buscador del mundo deja de ser gratuito? ¿desaparecerían los problemas de competencia? ¿qué preferirían los usuarios?
Las celebraciones de este 25 cumpleaños podrían ensombrecerse por el juicio que las autoridades estadounidenses han iniciado contra la compañía y que puede prolongarse durante diez semanas. En la sala de un tribunal de Washington se pretende dilucidar si esa posición de incontestable dominio en las búsquedas por Internet ha sido limpia. Este juicio recuerda mucho al proceso que se inició hace más de dos décadas, en concreto en 1998, contra otro monstruo tecnológico. En aquella ocasión la causa iba fue contra Microsoft, por el predominio de su sistema informático Windows. Entonces, la compañía resultó vencida, pero alcanzó un acuerdo y no tuvo que disolverse.
"Este juicio sienta a la cuarta mayor empresa del mundo en capitalización bursátil y al líder de Internet mundial. El juicio oral está comenzando, pero el proceso de instrucción se ha alargado más de tres años, con todos los intentos previos de la tecnológica de no llegar al banquillo de los acusados", resume Ángel Sopeña, CEO de Bluecell. El juez Amit P. Mehta debe valorar primero si es legítimo que Google reparta más de 9.300 millones de euros anuales entre los fabricantes de dispositivos -entre ellos Apple- para que su buscador fuera el predeterminado. Es la sospecha del abogado del Departamento de Justicia Kenneth Dintzer, que lleva el caso. Ésta es la principal baza que maneja, insistiendo en que esos acuerdos de exclusividad con operadores de redes y fabricantes de dispositivos impedían a los competidores de Google moverse en libertad real.
Google se defiende
Uno de los abogados contratados por Google en su defensa es John Schmidtlein, copresidente de Williams & Connolly, un despacho especializado pleitos antimonopolio. A él le tocó hablar en la primera sesión del juicio y alegó que los pagos realizados a esas empresas son una compensación por el trabajo que realizan para garantizar que su software reciba actualizaciones oportunas, según informa Efe. "Los usuarios de hoy tienen más opciones de búsqueda y más formas de acceder a la información en línea que nunca", explicó Schmidtlein, según recoge esta agencia. También recordó que Google había ganado concursos organizados por Apple y Mozilla en los que pedían a los usuarios elegir sus motores de búsqueda favoritos. Su argumento también parece claro y podría resumirse en algo así como: "Si nos eligen a nosotros, será porque sencillamente somos los mejores".
En esto coincide el CEO de Bluecell: "El buscador de Google es el mejor. Cuando apareció en 1998 consiguió una posición dominante sin presuntamente saltarse ninguna ley y desplazó a los poderosos Yahoo!, Altavista, Hotbot o Lycos". Y añade que, si hoy hiciéramos un test de usuario con todos los buscadores con marca blanca, seguro que Google ganaría por goleada siendo no solo el preferido, sino el que mejor resultado daría para una búsqueda.
Queda claro que nadie nos obliga a usar Google, pero también hay que reconocer que esa situación de dominio le ha permitido mejorar sus servicios de forma continua, por encima de las alternativas. Si Google es hoy tan grande y 'generosa' en servicios y opciones es precisamente porque ha contado durante todos estos años con esa situación de cuasi monopolio. Que vengan preinstalados sus servicios en cualquier dispositivo que adquirimos ya contribuye a ello. También facilita bastante las cosas que, por el simple hecho de introducir nuestra cuenta de correo electrónico de Gmail en un nuevo dispositivo, ya tengamos acceso a todos los servicios asociados a ella.
Al mismo tiempo, sería terrible que pudiera llegar el momento en el que no existiera competencia y tuviéramos que aceptar cualquier exigencia (de pago, de cesión de datos…) de la compañía en cuestión para poder seguir beneficiándonos de esos servicios. Hay que recordar que hablamos de unos servicios que muchos usuarios consideramos ya básicos en el día a día. Esa situación límite es la que el Gobierno de Estados Unidos se propone evitar ahora.
Borrado cada 24 horas
Resulta curioso comprobar que la mayoría de usuarios de Gmail (o de cualquier cuenta de correo electrónico) usamos la bandeja de entrada o sus carpetas como sistema de archivo. Pues en Google hacen precisamente todo lo contrario: todos los chats internos de la compañía se borran por norma cada 24 horas.
Así que el abogado del Departamento de Justicia, Kenneth Dintzer, no lo va a tener demasiado fácil al no existir un registro de muchas de esas actuaciones. Quizá por eso estén todos tan tranquilos, desde los responsables de la empresa, que deberán acudir como testigos, a sus 182.000 trabajadores o los propios accionistas: su valor en el Nasdaq sigue revalorizándose (un 54% desde el inicio de año, al cierre de esta edición). Podemos asegurar que, hasta la fecha, el juicio no está teniendo ningún impacto en su cotización en el Nasdaq 100.
En caso de probarse ese supuesto abuso por parte de Google, lo más probable es que se enfrente a sanciones económicas
"El Gobierno de Estados Unidos acusa a Google de prácticas ilegales que fomentan el monopolio. Cualquier empresa que lo hiciera sería susceptible de estar en un pleito como lo está ahora Google. El hecho de que Google sea una gran empresa que genera miles de millones de dólares y miles de empleos no le libra de cumplir con la ley, al menos en esta ocasión", explica a elEconomista.es Juan Quintanilla, CEO de Syntonize. Para Ángel Sopeña, de Bluecell, este caso "representa que nadie puede estar por encima de la ley, aunque también es cierto que a Estados Unidos sólo le preocupan las prácticas de Google en su país, y no tanto lo que hace fuera de él". Por su parte, Joan Barata Mir, Senior Fellow del proyecto Future of Free Speech de la Universidad Vanderbilt en EEUU, argumenta que "Estados Unidos es un país que en principio promueve la existencia de empresas con poder de dominación de un determinado sector". Admite que en este aspecto choca con la Unión Europea, "donde una mayor preocupación por el impacto en el consumidor de determinadas prácticas hace que los casos en materia de libre competencia sean más numerosos". Añade este experto que "en todo caso, cuando existen sospechas de que una empresa con una presencia dominante en un determinado sector ha abusado de este poder de forma dañina para otros actores económicos igualmente importantes nos podemos encontrar con este tipo de acciones legales".
¿Creen que debe de ser el mercado el que decida libremente qué plataforma utilizar? Para Joan Barata, "la regla general debe ser, lógicamente, la del mercado". Pero alega que "es necesario verificar que, precisamente, los mecanismos propios del mercado no están siendo alterados sobre la base de una posición de dominio que pueda entenderse como abusiva. Esto es lo que se va a intentar dilucidar en este caso". Para Quintanilla, "el mercado debería elegir libremente qué plataforma utilizar; si es Google u otro buscador, debe ser el fabricante quien lo elija. La duda es si realmente lo están eligiendo libremente y todos los buscadores compiten en las mismas condiciones".
Desde los tiempos de Trump
Los primeros pasos de este proceso se dieron cuatro años atrás, con Donald Trump en la Casa Blanca. Joe Biden comparte con su rival político ese carácter combativo y parece dispuesto a meter mano más tarde a otros casos similares como Amazon o Meta. Por aquel entonces, también en esta revista analizamos esa situación de dominio no ya solo en Google, sino también en Amazon -por su tienda online o sus servicios en la nube para empresas-, de Meta con las redes sociales y de mensajería… ¿Se extralimita la regulación? "Veo necesario que los reguladores actúen para proteger a los consumidores, ya que cuatro grandes empresas (Google, Meta, Tencent y TikTok) dominan los servicios mundiales. Son casos diferentes, pero Google y Meta se aprovecharon en sus inicios de la escasa regulación de los datos para ir creciendo, y las compañías chinas se aprovecharon, por su parte, de un apoyo estatal que las ha hecho crecer dentro y fuera del país", indica Sopeña.
¿Asistiremos a otros casos similares en el futuro? "Seguro que sí. Siempre hay 'players' que predominan en el mercado. Unos son más fuertes que otros en ciertos aspectos, más innovadores, con una mejor marca y estaremos en la misma situación si hay sospechas de malas prácticas para llegar a esa posición predominante en el mercado", explica el CEO de Syntonize. Para el profesor Barata, "es posible que vengan otros casos dadas las características del sector tecnológico que nos ocupa y la existencia de grandes compañías con un innegable poder de negociación frente a terceros". "Sin embargo, esto no debe entenderse como la mera necesidad de 'frenar' el crecimiento de actores que triunfan en un determinado mercado o mercados, sino de evitar que ese crecimiento lleve a situaciones en las que se abusa de dicho poder al distorsionar la dinámica del mercado y la autonomía de los consumidores".
¿Existen puertas en el campo?
Preguntamos a estos expertos si consideran conveniente establecer medidas de prevención para no llegar a estas situaciones límite. "No creo necesario hablar de medidas de 'prevención' específicas", explica el profesor de la Universidad Vanderbilt en Estados Unidos. Añade que el derecho de la competencia existe desde hace muchas décadas precisamente para intervenir en aquellos casos en los que el mercado es abusivamente distorsionado. "Es cierto que en paralelo a estas normas generales que se aplican a diversos sectores económicos (y ex post), la UE ha aprobado recientemente en el ámbito digital la 'Digital Markets Act', que incorpora algunas medidas 'ex ante' que pueden pues ser vistas como preventivas. Sin embargo, esta ley ha entrado en vigor muy recientemente, por lo que su efectividad y utilidad están todavía por ver", afirma Barata. Para Sopeña, "técnicamente se podrían prevenir con diferentes leyes, como limitar el tamaño de las empresas, pero iríamos a una práctica intervencionista por parte de los gobiernos. EEUU que siempre ha sido un defensor de la libertad, seguro que estará orgulloso de tener en el top 5 de las mayores empresas cotizadas del mundo a cuatro tecnológicas americanas (se les cuela Aramco en la tercera posición). Por lo mismo a Corea le gusta Hyundai; a Francia, LVHM; o a España, Inditex".
¿Se atreven a dar un veredicto en este caso? El profesor de Vanderbilt no se lanza a la piscina a aportar un dictamen "dado que son muchas las variables del mismo que se escapan en tanto que observador externo". Ángel Sopeña vaticina que "todo apunta a que se quedará en una sanción económica". Añade que "sentar a Google ya es complicado y lo que sacaremos del juicio es que las empresas serán más cautas y cuidarán más la competencia en Estados Unidos y resto de mercados, ya que por ejemplo la Unión Europea estará expectante de la sentencia". Según Juan Quintanilla, de aquí podríamos extraer varias lecciones: "Si finalmente logran demostrar las acusaciones, tendrán una multa significativa, probablemente les harían cambiar sus prácticas comerciales y suponer un antes y un después a nivel regulatorio creando medidas de prevención. En cualquier caso, Google sigue innovando, creando buenos productos y a pesar de los esfuerzos de Microsoft con Bing, por ahora sigue siendo el buscador por excelencia".