sábado, 2 de septiembre de 2023

El rublo puede convertirse en el mayor enemigo de Putin: por qué preocupa tanto en Moscú la debilidad de la moneda

 



  • Putin llama al gobierno y al banco central a arreglar la sangría de la divisa
  • La caída de las exportaciones energéticas y de los precios, la gran causa
  • El escenario se complica para el Kremlin con las presidenciales en marzo



Lo ocurrido con el fallecido líder de la brigada paramilitar rusa WagnerYevgeny Prigozhin, ha demostrado que Vladímir Putin también tiene enemigos en casa. Otro del que se habla menos podría ser el rublo. La continúa depreciación de la moneda rusa amenaza con desestabilizar aún más al país, para mayor preocupación del Kremlin. Tanto es así que el propio Putin ha hecho inusuales declaraciones llamando a Gobierno y banco central del país a trabajar juntos para frenar las salidas de capital y reducir la volatilidad de los mercados financieros.

El rublo cotiza ahora mismo en las 96 unidades por cada dólar, borrando más de un 30% frente a la divisa estadounidense en lo que va de 2023 y casi un 60% en los últimos 12 meses. En agosto, el cruce llegó a superar los 100 rublos por dólar. Aunque los mínimos del estallido de la guerra en Ucrania, cuando la moneda se cambiaba a más de 130 unidades por dólar, aún quedan lejos, también lo están los máximos del verano del año pasado, cuando un dólar se cambiaba por poco más de 50 rublos en un momento en el que la divisa rusa crecía artificialmente dados los controles de capitales aprobados por Moscú y las exportaciones energéticas del país se mantenían fuertes pese al rechazo internacional del país y al impacto de las primeras sanciones.

¿Qué ha cambiado desde entonces? El desgaste y estancamiento del escenario bélico en Ucrania, junto al menor rendimiento de las exportaciones energéticas, están tensionando los números rusos y el rublo es presa de la debilidad. Los economistas hacen especial hincapié en el deterioro del comercio exterior como una de las principales razones de la depreciación. Los flujos de importaciones han aumentado en lo que va de año, mientras que las restricciones a las ventas de energía de Rusia, incluido el tope en el precio del petróleo, han provocado el citado descenso constante de las exportaciones. En consecuencia, la entrada de divisas fuertes está disminuyendo, pero su demanda sigue siendo alta tanto por parte de los importadores como de los hogares, que siguen trasladando sus ahorros al extranjero.

Lo cierto es que hoy hay menos dólares en el mercado que antes de la guerra. El comercio entre el rublo y el dólar se ha reducido a raíz de las amplias sanciones al sistema financiero ruso. Esas sanciones han obligado al Kremlin y a las empresas rusas a dejar de utilizar el dólar y el euro en sus transacciones de comercio exterior y a adoptar las monedas de los países que se han abstenido de sumarse a las sanciones. Como resultado, el yuan chino ha sustituido recientemente al dólar estadounidense como moneda más negociada en Moscú.

"La depreciación del rublo es consecuencia de muchos factores que actúan contra Rusia al mismo tiempo. El superávit por cuenta corriente se ha reducido drásticamente debido a una caída de los precios de la energía y de los ingresos por exportaciones, así como a un rápido repunte de las importaciones de bienes", explica Liam Peach, analista de Capital Economics. Este superávit de balanza por cuenta corriente, estimado en 18.600 millones de dólares en el primer trimestre de 2023, es sólo una fracción del registrado el año pasado, lo que refleja el pronunciado descenso de las exportaciones de gas y de los precios del gas.

"Consideramos que la disminución de los ingresos de Rusia procedentes de la exportación de materias primas es el principal motor de la debilidad del rublo", coincide Tilmann Kolb, estratega de UBS. "Los precios del petróleo y del gas se han estabilizado desde que alcanzaron su máximo en junio y agosto del año pasado, respectivamente. Aunque el tope de precios del G-7 para el petróleo ruso entró en vigor el 5 de diciembre, Rusia sigue exportando grandes cantidades de crudo, con China e India como mercados de salida clave. Las elevadas exportaciones actuales de crudo por vía marítima han suscitado dudas sobre el compromiso de Rusia de reducir la producción diaria de crudo en 500.000 barriles diarios a partir de marzo. Mientras tanto, el suministro ruso de gas por tubería a Europa se ha reducido en aproximadamente un 80% en comparación con los niveles anteriores a la invasión, y todavía no se ha creado la infraestructura de tuberías necesaria para desviar estos flujos a Asia", pormenoriza el analista.

Un rublo débil podría disparar una inflación que mermara el nivel de vida. La subida de precios podría alcanzar su punto álgido en el momento político más inoportuno: antes de las elecciones presidenciales de marzo del año que viene, en las que el Kremlin espera presentar a Putin como un líder que cuenta con el pleno apoyo de su país. Ese momento podría motivar al gobierno a tomar medidas adicionales para apoyar la moneda nacional y contener la inflación si las medidas actuales fracasan. Además, la sopresiva decisión adoptada de urgencia en agosto por el Banco de Rusia de subir drásticamente su tipo de interés de referencia del 8,5% al 12%, en un intento de reforzar la moneda, también podría ralentizar la economía.

El Banco de Rusia ha descartado repetidamente la intervención directa en el mercado para sostener el tipo de cambio, prefiriendo recurrir a sus instrumentos habituales de política monetaria. Aún así, el banco central detuvo las compras de divisas para reponer el fondo soberano de Rusia, el Fondo Nacional de Bienestar, durante el resto de 2023. El instituto emisor está luchando por alcanzar su objetivo de inflación del 4% el próximo año y el debilitamiento del rublo complica aún más la situación. La gobernadora Elvira Nabiullina ha defendido el tipo de cambio flotante como "una bendición" para la economía que ayuda a absorber los choques externos, advirtiendo que los esfuerzos para intervenir en los mercados de divisas podrían dar lugar a "períodos de profunda devaluación". Pero desde el entorno de Putin ha habido críticas al organismo y ya son varias las dimisiones en el mismo.

Por su parte, el Gobierno ha debatido la renovación de algunas de las medidas que puso en marcha para frenar la caída del rublo al comienzo de la guerra en Ucrania. Entre ellas podría figurar la venta obligatoria de los ingresos de exportación en divisas en el mercado nacional, así como controles parciales de capital, como la prohibición de pagar dividendos y préstamos en el extranjero. Hasta la fecha, el Ejecutivo se ha abstenido de imponer límites más estrictos, a la espera de ver si los principales exportadores rusos venden más divisas voluntariamente tras el llamamiento de Putin a estabilizar el rublo.

"Básicamente, el dólar/rublo es un cruce totalmente gestionado, no un tipo de cambio impulsado por el mercado. Una explosión de este tipo de cambio siempre recuerda a la presión repentina sobre los tipos de cambio controlados que surge cuando el capital puede salir a pesar de los controles de capital, tal vez siguiendo canales grises. Es posible que la población local haya encontrado canales para dolarizar utilizando bancos más pequeños y no autorizados. El tiempo lo dirá", opina Tatha Ghose, estratega de divisas de Commerzbank, que ve probable otra subida significativa de tipos el 15 de septiembre por parte del banco central.

"Rusia tendrá dificultades para atraer entradas de capital debido a las sanciones. Y hay poca munición para una intervención cambiaria: el banco central tiene algunos activos en yuanes no congelados y reservas de oro, pero el listón para utilizarlos probablemente sea alto", expone nítidamente Peach. Sobre la posible reimposición de controles de capital, el experto considera que es poco probable que tales herramientas sean tan efectivas como lo fueron en las primeras etapas del impacto de las sanciones el año pasado: "Una proporción mayor de las exportaciones de bienes de Rusia se liquidan ahora en rublos (40% aproximadamente), en comparación con el 10% antes de la guerra".

"Las políticas de compresión de las importaciones serían más efectivas para frenar la demanda de divisas y ayudar a resolver la raíz del problema: la cuenta corriente. Pero tales medidas serían impopulares. Y de manera similar, un importante ajuste fiscal para frenar la demanda (y las importaciones) parece descartado en el corto plazo: es poco probable que se sacrifique el gasto militar y habría resistencia a los recortes al gasto no militar antes de las elecciones presidenciales del próximo año", añade Peach.

"De cara al futuro, las exportaciones de materias primas de Rusia seguirán siendo un apoyo para el rublo y pueden provocar subidas del rublo, pero la degradación de las industrias extractivas del país debido a las sanciones occidentales y el éxodo de las empresas occidentales deberían debilitar este pilar con el tiempo", tercia Kolb desde UBS.

El Kremlin quiere que Putin obtenga un porcentaje de votos sin precedentes en estos comicios, y el Gobierno ha aumentado el gasto presupuestario en programas sociales, lo que podría contribuir a ello. Sin embargo, el debilitamiento del rublo socavaría parte del crecimiento de los ingresos reales, debido en parte a los aumentos salariales del sector público. El Ministerio de Finanzas, sin embargo, ve una ventaja en la fuerte depreciación de la moneda rusa porque ha impulsado los ingresos en rublos mientras el gobierno busca formas de financiar un gasto presupuestario que sigue siendo elevado en medio de la guerra.

Panorama poco alentador

"La estabilidad macroeconómica de Rusia se encuentra ahora en una posición más vulnerable que en cualquier otro momento desde las primeras etapas de la guerra. Y mantener la estabilidad macroeconómica dependió en gran medida de la escala de los recursos que se dedicaron al esfuerzo bélico. El Gobierno no parece dispuesto a frenar sus ambiciones militares, por lo que será necesario un marcado endurecimiento de la política fiscal tanto monetaria como (no militar) para mejorar el presupuesto y la situación de la cuenta corriente de Rusia y hacer frente a la inflación", desarrolla Peach.

El panorama no parece alentador para Putin y los suyos. "La economía rusa seguirá en una posición vulnerable mientras la balanza de pagos siga bajo tanta presión. Es probable que esto dure al menos muchos meses más. El riesgo de sanciones adicionales que reduzcan los ingresos de exportación de Rusia -ya sea mediante un tope más bajo al precio del petróleo, restricciones a las compras no occidentales de petróleo y gas rusos o esfuerzos para cerrar las lagunas de las sanciones- tiene el potencial de apretar aún más la economía en los próximos meses", avisa el estratega de Capital Economics.

Por supuesto, añade Peach, un paso adelante en el esfuerzo bélico también podría amenazar con desestabilizar la estabilidad macroeconómica de Rusia. "La contraofensiva de Ucrania es lenta pero está recuperando algo de territorio. Es probable que el presidente Putin pueda aceptar una pérdida territorial limitada antes de sentir la necesidad de dedicar más recursos a la línea del frente".

"Aparte de las sanciones y de la renuncia voluntaria a hacer negocios en y con Rusia por parte de las empresas occidentales, la escasez de mano de obra, evidenciada por el bajo nivel récord de desempleo y el elevado número de vacantes, y el creciente giro hacia la guerra y la represión interna también pesan, en nuestra opinión, sobre las perspectivas económicas de Rusia", rematan desde UBS.