martes, 12 de septiembre de 2023

La fiabilidad de las pruebas de alergia, en duda: cada una da resultados diferentes



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Estas pruebas ayudan a determinar quién está en serio riesgo de sufrir anafilaxia (lo que puede ser mortal). Ahora un grupo de médicos reclama un cambio en la industria




Se calcula que alrededor de 14 millones de españoles sufren reacciones inmunitarias más o menos agresivas para hacer frente a sustancias inocuas. Dicho de otro modo: el 29,8% de los españoles tiene, al menos, un tipo de alergia.

La mayor parte de ellas son leves y se producen por diversos tipos de polen, principalmente en primavera. Gramíneas, olivo, ciprés... También son muy comunes la alergia al látex, a las picaduras de insectos (que resulta gravísima y que en muchos casos puede comprometer seriamente la vida), al pelo de algunos animales (aunque, en realidad, no es al pelo en sí, sino a las escamas de piel -caspa- que desprenden), a los hongos y al moho, y la que nos ocupa hoy: a los alimentos.

"La estandarización de los extractos de alérgenos es necesaria, de forma urgente, para mejorar la precisión y la fiabilidad de los SPT"


Estas últimas pueden ser (y son) muy serias, pues pueden provocar una reacción anafiláctica. La anafilaxia es una reacción extraordinariamente severa de nuestro sistema inmune a un alérgeno. Es generalizada, de desarrollo muy rápido y potencialmente mortal. A pesar de que todas las alergias tienen diferentes grados de intensidad, las que causan anafilaxia con mayor frecuencia son, como decíamos, las alimentarias, pero también las de las picaduras de insectos y las de los medicamentos.

Para poder ayudar a las personas que padecen esta enfermedad tan severa, el primer paso es determinar, de forma científica, cuáles son exactamente los alérgenos que provocan esas reacciones. Para ello se utilizan dos pruebas principalmente, la prueba de pinchazo en la piel (llamada SPT por sus siglas en inglés) y la prueba de raspado. En la primera se perfora levemente la capa más superficial de la dermis con una aguja que contiene el alérgeno del cual se quiere estudiar la reactividad por parte del sujeto de estudio. En el segundo, con la ayuda del filo de una lanceta, se rasca la capa más superficial de la piel, y se pone sobre esa superficie limpia una gota del alérgeno.


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Dependiendo de nuestras alergias, existirá (o no) una reacción de nuestra piel, que consistirá en hinchazón, enrojecimiento, picor y, si la reacción es muy grave, anafilaxis. Es por esto último por lo que estas pruebas siempre son realizadas por médicos, que tienen a su disposición el tratamiento necesario para poner fin inmediato al desarrollo de esa reacción (normalmente adrenalina, pues la anafilaxis provoca una caída en picado de la tensión arterial y un bloqueo de la vía aérea. Ambos síntomas son remediados por este medicamento).

Pero ahora un grupo de investigadores de la James Cook University en Australia han dado la voz de alarma, pues, como han mostrado en su último estudio publicado, esas pruebas SPT no tienen ningún tipo de estandarización. Dicho de otro modo: dependiendo de cada fabricante, se evalúa la reacción a diferentes compuestos químicos de los alérgenos, lo que conlleva la posibilidad de falsos negativos en los test de alérgenos.

Para su estudio en particular, los investigadores se han centrado principalmente en una de las alergias alimentarias más peligrosas que existen: la alergia al marisco. Como explican desde la Clínica Mayo, esta enfermedad se caracteriza por una respuesta atípica de nuestro sistema inmunitario a las proteínas presentes en este tipo de animales marinos. Estas proteínas, además, son compartidas por multitud de especies, por lo que aquellos que padezcan esta alergia no podrán comer ni calamares, ni ostras, ni almejas, ni centollos, ni gambas... (hay personas que solo son alérgicas a alguno de estos productos, como a las ostras, por ejemplo, pero no es lo más común).


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En aquellos individuos en los que las reacciones al marisco son más severas, hasta se recomienda llevar autoinyectables de adrenalina, para poner freno cuanto antes a los síntomas de una reacción anafiláctica. El problema es que hay gente que sospechaba que podían ser alérgicos, se han hecho la prueba, esta les ha dicho que no hay el menor problema, y la realidad es muy distinta.

Este problema ya viene de largo, como señala el líder de los investigadores, el profesor Andreas Lopata: "En el año 2019 demostramos una considerable variabilidad en la efectividad de 27 extractos para pruebas SPT para alergias a diferentes peces. En esta ocasión, gracias a la utilización de métodos bioquímicos e inmunológicos, junto a pruebas de espectrometría de masas, analizamos 11 extractos para SPT comerciales dedicados a los crustáceos y 5 especializados en mariscos y descubrimos una variabilidad todavía mayor, crítica de hecho, en su fiabilidad".

La razón de que esto sea así, argumentan los investigadores, es que algunos de esos extractos para SPT carecen de la suficiente cantidad y diversidad de importantes alérgenos del marisco, lo que significa que esas pruebas médicas podrían dar falsos negativos, lo que, por definición, pone la vida de muchos individuos en peligro.

Como apostilla otro de los autores principales del estudio, el doctor Thimo Ruethers, "la estandarización de los extractos de alérgenos es necesaria, de forma urgente, para mejorar la precisión y la fiabilidad de los SPT. Además, las mejoras en los análisis de sangre, así como el desarrollo de extractos basados en localizaciones exactas, no globalizadas (dado que una gamba no es exactamente igual aquí que en Singapur), son medidas esenciales, críticas para conseguir mejoras sustanciales en los test de alérgenos".



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