Seis años después de que estallara la crisis financiera en EEUU, parece que
el sistema bancario está medianamente arreglado. Sin embargo, hay un gran
peligro en la denominada banca en la sombra: las prácticas financieras
heterodoxas, utilizadas por la banca antes de la crisis y ahora abandonadas, han
sido retomadas por otro tipo de establecimientos financieros, como hedge
funds. Un sistema financiero paralelo, que está creciendo y puede suponer la
próxima gran crisis.
Un ejemplo de este fenómeno es Melody Capital Partners, una firma lanzada por
ex ejecutivos del banco suizo UBS poco después de que la entidad decidiera
limpiar su negocio de trading en renta fija. Melody se dedica ahora a lo
que UBS ya no hace: dar préstamos o comprar deuda de empresas y otras entidades
con mala calificación crediticia o incluso sin rating. Es decir, préstamos de
alto riesgo a prestamistas con problemas financieros, normalmente con
condiciones poco habituales... ¿recuerdan el término subprime?
Estas prácticas fueron muy habituales en los tiempos previos a la crisis, y
entre los grandes beneficiados de ellas se encontraban los gigantes de la
industria: además de UBS, era habitual en Goldman Sachs, Deutsche Bank o
Citigroup, entre otros.
Ocupar el lugar de la banca tradicional
Cinco años después de la quiebra de Lehman Brothers que desató el pánico
mundial, estos bancos están reduciendo sus balances y abandonando estos mercados
de crédito, traspasando cada vez más y más riesgo a estas firmas sin regular que
conforman el sector bancario en la sombra, con un volumen de 60 billones
de dólares.
Esta banca en la sombra actúa de múltiples maneras, desde préstamos
personales o webs de crowfunding hasta productos sofisticados
titulizados, acuerdos de recompra (repos) y fondos en los mercados
monetarios. Abarca, por lo tanto, desde inversiones sofisticadas en Wall Street
hasta crédito para el ciudadano corriente.
Habitualmente, los reguladores bancarios han prestado poca atención a este
sector, pero la caída de Lehman mostró como este shadow banking
intensficó los problemas, ya que se secaron los mercados monetarios y los de
repos, provocando que bancos de inversión y empresas tuvieran problemas para
financiarse. El sector financiero, tras años intentando evitar cualquier tipo de
regulación, empezó a mendigar rescates públicos.
Los reguladores reconocen que deben arreglar también el sector bancario en
la sombra como parte de la reforma global del sistema financiero. Pero
apenas se han logrado progresos, a diferencia del sector bancario tradicional. Y
peor aún, precisamente por ello, este sector financiero en la sombra está
creciendo cada día más, lo que podría estar sembrando la semilla de la próxima
crisis financiera.
"No hemos hecho tanto como deberíamos para arreglar esto", reconoció Henry
Paulson, ex secretario del Tesoro de EEUU cuando la crisis financiera comenzó.
"No quiero quitar hierro a los problemas y desafíos de los bancos 'demasiado
grandes para caer (too big to fail)', pero creo que hemos recorrido un
largo camino ahí, mientras que no lo hemos hecho a la hora de afrontar algunos
problemas estructurales de los mercados financieros", explicó Paulson a
Reuters.
Miedo a una infección del sistema
Aunque nadie puede predecir con exactitud de donde provendrá la siguiente
crisis, una de las grandes preocupaciones es que una parte del sector bancario
en la sombra se ponga patas arriba e infecte a otras partes mayores del sistema.
No solo supondría un shock, sino que sería mucho más difícil de contener si las
autoridades no tienen ni idea de los riesgos sistémicos que se están
acumulando.
Paulson da una defición más concreta de este shadow banking:
financiación a corto plazo no bancaria que se utiliza para financiar
obligaciones a más largo plazo de instituciones financieras o corporaciones
industriales. De ahí se puede deducir que tanto los fondos de mercados
monetarios como los repos, que dan liquidez a corto plazo, sean los
principales focos de atención.
De momento, parece que las partes con mayor riesgo son demasiado pequeñas
y difusas como para suponer un riesgo sistémico inmediato. Además, los
reguladores se han propuesto obtener información de estos segmentos opacos del
sistema financiero e introducir normas más estrictas en áres como los ETFs,
hedge funds, capital riesgo o compañías de titulización de activos.
De hecho, algunas partes de estos mercados ya se están reduciendo, como el
mercado de acuerdos de recompra de EEUU, que ha caído un 3%, hasta 1,65 billones
de dólares, desde 2010. Fannie Mae y Freddie Mac, los gigantes hipotecarios en
manos del gobiernos y que garantizan cerca del 90% de las hipotecas
estadounidenses, también han reducido sus balances como parte de su programa de
rescate.
Un 'sombra' que crece
Joseph Abate, estratega de mercados monetarios de Barclays, sostiene que la
mayoría de los mercados bancarios en la sombra van a reducirse más como
consecuencia de la regulación. "Si hablas con los reguladores, generalmente
reconocerán que el sistema es más seguro, pero que podría serlo más. Si hablas
con la industria, te dirán que ya se ha hecho suficiente".
Hay otras partes, sin embargo, que sí que están creciendo. El mercado de
collateralized loan obligations (CLO, un tipo de CDO), va camino de
duplicarse en 2013 respecto a 2013, y ha alcanzado ya un volumen de 51.200
millones de dólares. Estos CLOs son paquetes de créditos empresariales
transformados en bonos que se trocean y se venden a los inversores.
El problema es que es difícil calcular el número y tamaño de estos
intermediarios de crédito, ya que muchos son de nueva creación o están
consiguiendo capital ahora mismo. Por ejemplo, desde el comienzo de la
crisis financiera se han lanzado 232 hedge funds que realizan préstamos
directos, 3,5 veces más que en todo el periodo anterior, según las estimaciones
de la firma Preqin.
Prospect Capital es una firma que realiza préstamos de entre 5 y 100 millones
de dólares a empresas de tamaño mediano, y ha multiplicado sus activos por siete
entre 2008 y 2013, al apsar de 500 millones a 4.500 millones de dólares.
"Prospect y otros prestamistas no bancarios están creciendo en detrimento de los
bancos por motivos de regulación que no se espera que remitan en los próximos
años", explica su presidente, Grier Eliasek.
¿Sano o destructivo?
Este fenómeno no tiene que ser necesariamente malo. Bill Winters, ex
ejecutivo de JP Morgan, cree que traspasar el riesgo de entidades reguladas a
otras sin regular "es muy sano". Winters, que lanzó Renshaw Bay, una firma que
invierte en crédito en zonas donde la banca se retira, mantiene que "la banca se
supone que debe ser central en la transmisión del crédito, pero no tiene que ser
el único jugador".
Otros, sin embargo, están alarmados. Steven Schwarcz, profesor de la
Universidad de Duke, cree que la ley Dodd-Frank, la principal reforma del
sistema financiero, se ha quedado corta al centrarse fundamentalmente en la
banca. "Dodd-Frank no ha abordado el riesgo de los mercados financieros",
concluyó.
Este crecimiento de la banca en la sombra contrasta con la banca tradicional,
que se ha vuelto más cautelosa. Algunos bancos como Goldman Sachs o Morgan
Stanley han creado comités que deben aprobar nuevos productos y transacciones
para evitar incurrir en riesgos inapropiados tanto para los bancos como para sus
clientes. Otros como Citigroup o JP Morgan han decidido directamente salir de
los mercados con más riesgo, como los préstamos para estudiantes.
En resumen, parece que al menos la idea de que entidades financieras sin
regular tomen el testigo de la banca tradicional es inquietante. "No debemos
tener ninguna confianza en que el sistema sea seguro", concluye Richard
Carnell, profesor de la Fordham University y ex asesor de la secretaría del
Tesoro durante el mandato de Bill Clinton.
L. LaCapra / D. Henry (Reuters) | elEconomista.es
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