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El debate sobre el techo de deuda en Estados Unidos ha entrado en su recta final y lo ha hecho con tanta tensión que bien podría tratarse del guión de a una de esas películas de marcado ‘corte yanki’ en la que el presidente tiene 24 horas para salvar al mundo de una destrucción segura al más puro estilo Armageddon.
Si bien en esta ocasión no hay meteoritos, ni cabezas nucleares, desastres naturales, ni botones rojos que apretar, lo cierto es que la cuenta atrás ha comenzado y en juego vuelve a estar la estabilidad del sistema financiero y económico global.
En una semana, concretamente el próximo martes, el Congreso tiene que haber aprobado la ampliación del techo de deuda para que no se cumplan las advertencias del secretario del Tesoro, Timothy Geithner, que ha asegurado que si para entonces el gobierno no cuenta con más dinero para pagar sus “facturas”, Estados Unidos entrará en una quiebra técnica.
Así, los representantes de ambos partidos, el Demócrata de Barack Obama y el Republicano, llevan meses intentando acercar posturas y alcanzar un acuerdo definitivo, a la vez que se ‘escupen’ amenazas, cruces de acusaciones y advertencias catastrofistas.
Lo que está en juego son las elecciones de 2012
A simple vista parece que los dos quieren lo mismo: evitar un “cataclismo” llevando a la economía norteamericana al borde del abismo. Sin embargo, por encima del interés común se encuentra el partidista y con unas elecciones generales a la vuelta de la esquina, cualquier paso en falso puede frustrar la reelección del presidente Obama.
Yendo al grano del asunto, el país necesita que el Congreso autorice elevar el límite al que el Estado puede endeudarse legalmente por encima de los 14,3 billones de dólares actuales y hasta ahí no hay discusión. Los escollos llegan en la forma de materializar ese proceso.
Por un lado, los Demócratas liderados por el senador Harry Reid y apoyados por el propio Obama defienden una propuesta basada en un aumento del techo de deuda de 2,7 billones de dólares hasta 2013 y un plan de ajuste para reducir el déficit por la misma cantidad.
En el otro extremo los Republicanos, que aseguran que apoyar esa medida sería como darle “un cheque en blanco” a Obama y por eso quieren que la ampliación del techo de deuda se haga en dos tiempos:
Un primer aumento de 1 billón de dólares hasta finales de 2011 condicionado a un programa de recortes del gasto doméstico y de defensa para los próximos 10 años; y una segunda ampliación del techo de deuda por 1,6 billones ligados a un plan de ahorro adicional de 1,8 billones que no incluiría subida de impuestos.
Si más o menos las cantidades son las mismas, la cuantía del ahorro es similar y los dos partidos quieren evitar el colapso de la deuda estadounidenses, ¿dónde está el problema? Pues en el año: 2012, que no tiene nada que ver con la profecía azteca sobre el fin del mundo sino con la campaña electoral, tanto de las primarias como luego de las presidenciales con la fecha de los comicios ese mes de noviembre.
Alcanzarán un acuerdo de mínimos antes del martes
El reloj continúa corriendo sin tener en cuenta la partida de póker electoral y, si bien no sería muy positivo llegar al proceso democrático con un nuevo debate sobre el techo de deuda, tampoco lo es pasar a la historia como los partidos que llevaron a la quiebra a Estados Unidos. Por este motivo, varios analistas se muestran confiados en que finalmente se llegará aunque sea a un acuerdo de mínimos. A nadie le interesa que se cumplan los peores augurios.
“Las posiciones están muy enfrentadas, pero esperamos que haya algún tipo de acuerdo final”, ha explicado a Cotizalia.com José Luis Martínez Campuzano, jefe de estrategia de Citi España. “Aunque sea simplemente un nuevo acuerdo temporal para evitar un escenario difícil de valorar a corto plazo en caso de que no haya posibilidad de financiarse a partir de la semana próxima”, ha afirmado.
En cualquier caso, si hay algo que está jugando a la contra de Estados Unidos es la gran incertidumbre que existe en torno a este asunto. “Tampoco conocemos los planes de contingencia acordados entre el Tesoro y la Fed tras las reuniones de la semana pasada”, afirma Martínez Campuzano. “Lo dicho, confuso. Muy confuso”, concluye.
Y es que, aunque esta situación no esté atacando de momento el papel estadounidense –que aguanta como valor refugio- o su divisa como ha ocurrido en los mercados de deuda con los países europeos en problemas, si el Congreso no eleva el límite de deuda por encima de los 14,3 billones de dólares los americanos se sufrirán la subida de tipos, depreciación del dólar y aumento de los costes en hipotecas, préstamos para la compra de coches y créditos de estudiantes. De hecho, desde sus máximos anuales, firmados el 7 de enero en los 1,29 dólares por euro, la moneda verde ha caído un 11% hasta los 1,43 dólares.
Por María Igartua from cotizalia.com 27/07/2011