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La comida puede reconfortar a algunas personas. Sin embargo, los expertos no habían podido definir por qué, por ejemplo, recurrimos a los alimentos grasosos o dulces cuando nos sentimos tristes. Pero un nuevo estudio concluyó que las hormonas en nuestro estómago se comunican directamente con el cerebro, provocando una sensación placentera, informa Heatlh.com.
Gran parte de la investigación existente sobre la comida y las emociones está relacionada con la experiencia: el sabor, el olor, la textura, las sensaciones e incluso los nutrientes, explica el portal. Por ello, se creía que los recuerdos asociados a ciertas comidas eran la razón de la "alimentación emocional".
Sin embargo, para el nuevo estudio se eliminó lo subjetivo; los participantes fueron alimentados mediante una sonda gástrica, precisó el artículo de la edición de agosto de Journal of Clinical Investigation.
A los 12 voluntarios —sanos y con un peso normal— les dieron dos tipos de comida directamente a su estómago, sin revelarles el contenido: una solución con ácidos grasos y una solución salina de control.
De acuerdo con Health.com, se utilizó la primera solución debido a que los alimentos que a menudo se ingieren para sentir consuelo contienen altos niveles de grasa.
Luego, los investigadores indujeron sentimientos de tristeza en los participantes, a través de música clásica y mostrándoles imágenes de rostros con expresiones de aflicción, indicó el portal. Una encuesta entre los voluntarios sobre su estado de ánimo reveló que percibían la música clásica más triste después de recibir la solución salina que después de la solución grasa.
Imágenes de resonancia magnética capturadas durante el experimento reflejaron estas apreciaciones. La solución grasa redujo la actividad en partes del cerebro relacionadas con el sentimiento de aflicción, o que reaccionan a la música triste, indicó Health.com.
Este es de los primeros estudios que demuestra que el efecto de la comida en el ánimo es independiente de los estímulos placenteros, explican expertos consultados por el sitio.
Aunque las causas biológicas no están claras, los hallazgos del estudio sugieren que el estómago podría influir en el cerebro al liberar hormonas, dijo uno de los autores del estudio, Lukas Van Oudenhove, médico y becario de posdoctorado en la Universidad de Leuven, en Bélgica.
Según los especialistas entrevistados por Health.com, el estudio refleja que el efecto emocional de la alimentación ayudó a los seres humanos a sobrevivir cuando la comida era escasa y batallaban para encontrarla. Sin embargo, la utilidad de este proceso podría estar rebasado, en un entorno donde hay alimentos disponibles en casi cualquier lugar, lo que podría estar conduciendo a problemas de obesidad y desórdenes alimenticios.
Los estímulos negativos experimentados por los participantes de la investigación son mínimos, explican, comparado con las motivaciones que pueden impulsar a una persona a comer de manera emocional: un divorcio, la pérdida del empleo o una enfermedad. Por ello, aconsejan limitar la búsqueda de consuelo en la comida para evitar problemas de sobrepeso.
En la editorial que acompaña al estudio se plantea la posibilidad de que las personas obesas sean más resistentes a las señales emocionales provenientes de la comida que las personas delgadas. Debido a esto, los expertos consultados por Health.com señalaron que se requiere más trabajo para encontrar maneras de calmar y consolar a las personas sin la necesidad de consumir tantas calorías.
From CNN.com 28/07/2011
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