sábado, 30 de julio de 2011

¿Por qué el mercado no se cree el rescate griego?


Foto from europapress.es

Las aguas del mercado bajan aún revueltas, pese al acuerdo del 21 de julio de los dirigentes de los 17 países del euro para intentar rescatar de una vez por todas a Grecia y frenar el contagio del virus de la quiebra a España e Italia. En la víspera de la cumbre, los inversores celebraban y especulaban con un buen acuerdo. Al día siguiente, arrancaron la jornada con subidas, que luego se desinflaron: el Ibex 35 sólo ganó el 0,42 por ciento al cierre, pese a haber superado el 2 por ciento por la mañana. La semana siguiente, volvieron las caídas y la prima de riesgo se disparó.
Los mercados no creen en los resultados de la cita porque son insuficientes: la quita de la deuda griega es más generosa con los bancos que con Atenas; el fondo de rescate carece de recursos para afrontar sus nuevas funciones; y se teme que tras la reestructuración griega vengan las de Irlanda y Portugal. Además, todo tardará meses en activarse.
Quita escasa
El Instituto Internacional de Finanzas (IIF, según las siglas del lobby que defiende los intereses del sector bancario) y la agencia de rating o calificación de riesgos Fitch coincidieron tras el acuerdo en calcular que la contribución del sector privado provocará una pérdida neta del 20 por ciento a los bancos y otros inversores en deuda griega.
"En general, la propuesta de canje de deuda de IIF es bastante generosa con los bancos y no ofrece suficiente sostenibilidad mejorada de la deuda a Grecia", afirmaba a través de un artículo firmado en elEconomista el pasado sábado 23 de julio Nouriel Roubini, el gurú que además de predecir el estallido de la actual crisis global se atrevió a advertirlo de manera pública y notoria, enfrentándose a la autocomplacencia generalizada hace un lustro entre políticos y financieros.
Los expertos habían anticipado antes del acuerdo de los dirigentes europeos que haría falta una quita del 40 o del 50% -similar a la pérdida de valor de la deuda griega en el mercado secundario-para aligerar de manera sostenible el peso de la deuda que asfixia a Atenas: el equivalente al 142% de su Producto Interior Bruto (PIB) al cierre de 2010 y, según las previsiones de la Comisión Europea, más del 166% en 2012. Además de ser escasa la quita, también podría serlo el nuevo paquete de 109.000 millones de euros en préstamos, si no se cumple la hipótesis de que Grecia recaude al menos 28.000 millones a través de privatizaciones.
Fondo de rescate sin munición
Desde mayo de 2010 y hasta junio de 2013 los rescates de países del euro en apuros se realizan a través de tres mecanismos: un fondo de rescate de hasta 60.000 millones de euros, avalado por el presupuesto de la UE; un segundo fondo de hasta 440.000 millones avalado por los países del euro; y otros 250.000 millones del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Del total de los 750.000 millones, ya se han consumido 62.700 para reflotar a Irlanda. La operación se eleva a 85.000, pero Dublín contribuye con 17.500 millones a su propio auxilio, Reino Unido añade 3.800 millones, Suecia 600 y Dinamarca 400. El rescate de Portugal puesto en marcha en primavera de 2011 se lleva otros 78.000 millones de euros del fondo. Los 110.000 millones del primer rescate de Grecia no cuentan, porque se movilizaron a través de un mecanismo específico antes de crear el actual. Pero sí los 109.000 millones que se han añadido esta semana para reflotar a Atenas.
De modo que a estas alturas sólo quedan 500.300 millones de euros en el bote común. La cifra no bastaría para rescatar a España ni a Italia para lo que serían necesarios, respectivamente, alrededor de 600.000 millones y 1 billón de euros. A esto se añade que tras el acuerdo de esta semana el nuevo fondo podrá intervenir para apuntalar a bancos de países no rescatados.
También podría comprar deuda pública de países en apuros en el mercado secundario como hasta ahora ha hecho el BCE para detener la especulación -un acuerdo anterior todavía no en vigor le permite comprar también deuda en el mercado primario-. Y podría conceder préstamos preventivos a países como España o Italia, sin esperar a que la situación se agrave y haga falta un rescate puro y duro como ocurrió con Grecia, Irlanda y Portugal.
Duplicar los fondos
En Bruselas hay quien ha defendido que es necesario duplicar la capacidad del fondo y elevarlo a 1,5 billones de euros. Alemania, su principal contribuyente, considera que mientras haya dinero basta con el compromiso público de los países del euro de que harán todo cuanto sea necesario para salvaguardar la estabilidad de la divisa europea, lo que equivale a suponer que el fondo es ilimitado y zanja el debate sobre su tamaño.
La tesis alemana está avalada por quienes defienden que permitir actuaciones preventivas abarata los rescates. elEconomista destapó hace un año contactos entre Bruselas, Madrid y el FMI para suministrar a España una línea de liquidez de entre 200.000 y 250.000 millones de euros, tres veces menos de lo que costaría un rescate en toda regla.
La cumbre del euro se esforzó en tranquilizar a los inversores que temen que Grecia siente precedente y que Irlanda, Portugal, Bélgica, España e Italia sigan la senda del impago, quita y reestructuración de la deuda pública. "Grecia se encuentra en una situación grave y única en la zona euro, que requiere una solución excepcional", explican las conclusiones pactadas por los dirigentes europeos.
"Todos los demás países del euro reafirman con solemnidad su determinación inflexible de honrar por completo" los pagos de su deuda pública, añade el documento, antes de concluir que "la credibilidad" es "decisiva" para la estabilidad financiera de la zona euro.
Promesas poco creíbles
"Como en todas las actuaciones anteriores, nuestros líderes recurren al mismo discurso: que se trata de un caso excepcional y único y que no había otra alternativa para tranquilizar a los mercados financieros", explica reflejando la opinión del mercado el alemán Juergen B. Dongues, de la Universidad de Colonia, en una tribuna publicada el miércoles 27 de julio por elEconomista. "Irlanda y Portugal habrán tomado buena nota de que es perfectamente posible cambiar las reglas del juego sobre la marcha en beneficio propio y a costa de los países socios" concluye Dongues.
La agencia de rating Fitch vino a decir lo mismo al día siguiente del acuerdo. Y puestos a anticipar nuevas quitas, los inversores despluman a los países periféricos exigiendo una mayor rentabilidad antes de comprar su incierta deuda pública. De hecho, el fondo de rescate permanente que en 2013 tomará el relevo del mecanismo provisional actual sí contempla reestructuraciones.
A cada decisión de una cumbre de la UE desde que empezara la actual crisis de la deuda, los mercados, los analistas, los periodistas y otros actores de esta película se sorprenden -o aparentan muy bien estar sorprendidos- de que los líderes europeos sólo adopten acuerdos generales, y que luego haga falta meses para ponerlos en práctica.
'Ad calendas grecas'
Parecen desconocer la complejidad de los resortes de democracias y Estados de Derecho -quien no lo crea no tiene más que mirar lo que está ocurriendo en Estados Unidos-, complejidad elevada a la enésima potencia en el caso de una Comunidad de Estados de Derecho como es Eurolandia. Sólo en las dictaduras y monarquías del antiguo régimen se aplican decisiones sobre la marcha. Pues bien, Grecia confía en poner en marcha la reestructuración de su deuda pública en agosto, para lo que tendrá que detallar con los bancos la oferta realizada por el Instituto Internacional de Finanzas: del dicho al hecho...
Y por lo que se refiere a la reforma del fondo de rescate, habrá que volver a redactar un Tratado internacional o un sucedáneo igual de complicado, que deberán ratificar uno por uno cada uno de los Estados del euro, lo que en la mayoría obliga a una votación en sus parlamentos y necesitará de meses. En Eslovaquia ya ha resurgido el rechazo a ayudar a Grecia igual que hace un año, cuando se negó a participar en el rescate, aunque luego sí contribuyeran a las intervenciones en Irlanda y Portugal.
Y es previsible que se repitan las mismas puñaladas políticas de consumo interno en países gobernados por coaliciones con componentes euroescépticos como Alemania, Holanda y Finlandia, lo que volvería a disparar las incertidumbres y los temores de que todo termine arrojado por la borda. La letra pequeña aún por redactar y las ratificaciones parlamentarias, igual que ocurre con las armas de fuego, las carga el diablo.
Nada de cheques en blanco
Desde luego no ayuda a tranquilizar a los mercados internacionales que el ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schauble, y la canciller alemana, Angela Merkel -los más influyentes al representar al país más poderoso de la UE, además de contribuyente máximo y fundamental al fondo de rescate- repitan como ametralladoras que la reforma del mecanismo de auxilio no es un cheque en blanco.
Aunque se aligeren las exigencias para ayudar preventivamente a los países en apuros sin esperar hasta que estén al borde de la quiebra y para comprar deuda en el mercado secundario, las advertencias de Berlín hacen temer que la toma de decisiones políticas en cada caso seguirá siendo infinitamente más lentas que las reacciones de los mercados. Y que los Estados necesitados de asistencia seguirán sufriendo un vía crucis de exigencias -recortes de gasto, subidas de impuestos, reformas económicas, privatizaciones, etcétera- antes de recibir ayuda.
Una vez que la decisión de intervenir se adopte -además del acuerdo de los países de Eurolandia hace falta un análisis previo de la situación que deberá emitir el Banco Central Europeo (BCE)-, el fondo de rescate aún necesitará de unas dos semanas para emitir deuda con el aval de los Estados del euro para así captar en el mercado el capital necesario para reflotar al país atribulado.
La prueba del algodón de la cumbre europea del 21 de julio consistirá en ver la reacción de las bolsas a medida que se destile en las próximas semanas la letra pequeña del acuerdo, y según qué resultados arrojen las decisiones de la cumbre durante los meses que vienen.

Por Antonio León from elEconomista.es  29/07/2011