Foto from v2.reflexionesmarginales.com
La avalancha de novedades literarias de los editores está consiguiendo que los libros apenas tengan un mes de vida en los anaqueles preferentes de las librerías españolas. La crisis obliga a los libreros a elevar las devoluciones para liberar tesorería y espacio en sus lineales. Así, una novela recién publicada permanece en los escaparates casi el mismo tiempo que una revista mensual en un kiosco de barrio. El principal damnificado es el lector, que se puede ver abocado a los títulos superventas.
Los editores buscan encarecidamente un bombazo superventas que emule el éxito de novelas como El tiempo entre costuras, de María Dueñas, o La tierra de las cuevas pintadas, de Jean M. Auel, dos de los libros más leídos de España en lo que va de 2011. Ese esfuerzo comercial de lanzar más títulos dentro de sus catálogos está provocando un curioso fenómeno.
Los grandes grupos editoriales inundan las librerías de novedades, lo que está dañando el fondo de los libreros y deja a los lectores con menos oferta literaria, tanto en cantidad como en calidad, según las fuentes consultadas. Así, una novela apenas dura un mes en los anaqueles de las librerías, casi el mismo periodo de vida que tiene una revista mensual en un kiosco de barrio.
“Un mes es un periodo bastante optimista. A menudo, hay títulos, sobre todo los literarios, que duran mucho menos en las librerías. Y el escaparate de los libreros es el que es”, explica Antonio María Ávila, director ejecutivo de la Federación del Gremio de Editores de España (FGEE).
No en vano, los editores españoles publicaron 79.839 nuevos títulos en 2010, de los cuales 13.649 son de temática literaria. Ello supuso un incremento total del 4,8% de novedades más respecto al año anterior, según datos de la FGEE.
Las tiradas por ejemplar, que hace tres años sobrepasaban las 5.000 unidades para cada primera edición, ahora están en un promedio de 3.790 unidades por libro y autor.
Dicho de otra manera, los editores sacan al mercado muchas más novedades literarias, pero con ediciones de tirada más reducida. Buscan, por tanto, tener en catálogo muchos autores para ver si alguno de ellos da el pelotazo.
“Todos los editores esperan descubrir ahora a alguna escritora como María Dueñas. ¡Y no es necesario para lograrlo publicar 5.000 novelas anuales. Una autora así sale una vez al año, no más!”, exclama Pilar Gallego, presidenta del Gremio de los Libreros de Madrid y dueña de la Librería Pedagógica.
En este sentido, son las librerías las que sufren esta avalancha de títulos nuevos en el mercado. La maquinaria comercial de los editores (su servicio de novedades) coloca de manera masiva sus recientes apuestas literarias, lo que aumenta la rotación de los libros en exposición de los libreros.
“Antes de la crisis, nadie devolvía un libro antes de 90 días, porque lo manteníamos en stock para que el lector lo conociera, para que lo ojeara o se lo recomendáramos; pero ahora tenemos que hacerlo, porque si no, tenemos que pagarlo y dejarlo en nuestro fondo. Hay una invasión de títulos y no todos son de una calidad literaria óptima”, añade Pilar Gallego.
Así, el servicio de novedades de las editoriales busca situar sus títulos más recientes en el mayor número de librerías posible. Mientras tanto, la crisis hace que los libreros devuelvan los que ya no se venden, para así no tener problemas de tesorería. Nadie quiere ahora tener en su fondo una novela, por ejemplo, que nadie comprará.
¿A quién perjudica esta alta rotación de novedades en las librerías? Aparentemente, no sólo al librero, que pierde capacidad de recomendar buenos títulos literarios. El principal damnificado también es el lector. Una librería, únicamente llena de novedades, se parece más a una gran superficie que a lo que realmente es.
Sin embargo, los datos son los que son. Los editores españoles tienen en su catálogo un total de 439.991 títulos vivos en oferta, según datos de 2010 del gremio de editores. Y una pequeña librería apenas dispone de unos 100 metros cuadrados de exposición.
Los grandes grupos editoriales inundan las librerías de novedades, lo que está dañando el fondo de los libreros y deja a los lectores con menos oferta literaria, tanto en cantidad como en calidad, según las fuentes consultadas. Así, una novela apenas dura un mes en los anaqueles de las librerías, casi el mismo periodo de vida que tiene una revista mensual en un kiosco de barrio.
“Un mes es un periodo bastante optimista. A menudo, hay títulos, sobre todo los literarios, que duran mucho menos en las librerías. Y el escaparate de los libreros es el que es”, explica Antonio María Ávila, director ejecutivo de la Federación del Gremio de Editores de España (FGEE).
No en vano, los editores españoles publicaron 79.839 nuevos títulos en 2010, de los cuales 13.649 son de temática literaria. Ello supuso un incremento total del 4,8% de novedades más respecto al año anterior, según datos de la FGEE.
Las tiradas por ejemplar, que hace tres años sobrepasaban las 5.000 unidades para cada primera edición, ahora están en un promedio de 3.790 unidades por libro y autor.
Dicho de otra manera, los editores sacan al mercado muchas más novedades literarias, pero con ediciones de tirada más reducida. Buscan, por tanto, tener en catálogo muchos autores para ver si alguno de ellos da el pelotazo.
“Todos los editores esperan descubrir ahora a alguna escritora como María Dueñas. ¡Y no es necesario para lograrlo publicar 5.000 novelas anuales. Una autora así sale una vez al año, no más!”, exclama Pilar Gallego, presidenta del Gremio de los Libreros de Madrid y dueña de la Librería Pedagógica.
En este sentido, son las librerías las que sufren esta avalancha de títulos nuevos en el mercado. La maquinaria comercial de los editores (su servicio de novedades) coloca de manera masiva sus recientes apuestas literarias, lo que aumenta la rotación de los libros en exposición de los libreros.
“Antes de la crisis, nadie devolvía un libro antes de 90 días, porque lo manteníamos en stock para que el lector lo conociera, para que lo ojeara o se lo recomendáramos; pero ahora tenemos que hacerlo, porque si no, tenemos que pagarlo y dejarlo en nuestro fondo. Hay una invasión de títulos y no todos son de una calidad literaria óptima”, añade Pilar Gallego.
Así, el servicio de novedades de las editoriales busca situar sus títulos más recientes en el mayor número de librerías posible. Mientras tanto, la crisis hace que los libreros devuelvan los que ya no se venden, para así no tener problemas de tesorería. Nadie quiere ahora tener en su fondo una novela, por ejemplo, que nadie comprará.
¿A quién perjudica esta alta rotación de novedades en las librerías? Aparentemente, no sólo al librero, que pierde capacidad de recomendar buenos títulos literarios. El principal damnificado también es el lector. Una librería, únicamente llena de novedades, se parece más a una gran superficie que a lo que realmente es.
Sin embargo, los datos son los que son. Los editores españoles tienen en su catálogo un total de 439.991 títulos vivos en oferta, según datos de 2010 del gremio de editores. Y una pequeña librería apenas dispone de unos 100 metros cuadrados de exposición.
Por David González | aviondepapel.tv from lainformacion.com 25/07/2011
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