martes, 12 de julio de 2011

La UE flexibilizará el fondo de rescate para tratar de contener la crisis


Foto por REUTERS from elpais.com

La cumbre de urgencia y la reunión de los ministros del Eurogrupo siguen sin despejar el rescate de Grecia.
Los mercados de deuda castigaron severamente a España e Italia, que registraron los costes de financiación de su deuda más altos desde que entraron en el euro. La turbulencia de los mercados financieros es un reflejo de la impotencia de la UE para acordar un segundo rescate a Grecia de una cuantía próxima al primer paquete de 110.000 millones aprobado en mayo de 2010 y frenar así el contagio de la crisis.
Los ministros del euro reunidos en Bruselas hasta la noche del lunes no lograron alcanzar un acuerdo definitivo en el grado de contribución de la banca en el segundo rescate de Grecia, pero sí dieron algunas pistas sobre cómo trataran de evitar una hemorragia que amenaza con la unión monetaria.
La base del acuerdo es flexibilizar el fondo de rescate temporal (Fondo Europeo de Estabilidad Financiera, FEEF, que está en vigor hasta mediados de 2013 con una dotación de 500.000 millones de euros). Los líderes han acordado que se podrá rebajar los tipos o alargar los plazos, no solo para el rescate griego, sino también para los ya aprobados a Irlanda y Portugal. El presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, señaló que el objetivo es buscar medios con los que conseguir que Grecia reduzca el coste de su deuda.
Sobre la tan traída y llevada participación del sector grupo, se mantiene la idea, pese a que no se concrete más. Los ministros de Finanzas de la zona euro remiten a otra reunión próxima, sin dar más detalles de la fecha.
El clima de preocupación quedó patente tras la convocatoria urgente de una reunión previa a la del Eurogrupo por parte del presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, con los máximos dirigentes de las instituciones de la UE. Al encuentro asistieron el presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso y el comisario Olli Rehn y Juncker. De la reunión, que había despertado muchas expectativas, solo trascendió un lacónico comunicado. "Hemos procedido al intercambio de puntos de vista sobre las recientes evoluciones en la zona euro", decía.
La puesta en marcha de un segundo rescate a Grecia ha sido condicionada por parte de cuatro países (Alemania, Holanda, Finlandia y Austria) a una sustancial participación del sector privado, es decir, a que la banca contribuya de alguna forma al pago de esta segunda factura. La primera idea de una participación de la banca fue suscitada por el ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, a principios de junio, que sugirió canjear los bonos griegos en el momento de su vencimiento por nuevas obligaciones a siete años. La propuesta fue rechazada inmediatamente por el BCE, que advirtió que cualquier aplazamiento de los pagos que no fuera voluntario sería considerado como default o suspensión de pagos. El presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, y otros dirigentes del BCE han advertido reiteradamente que cualquier fórmula que pasase por el impago (default) de un país sería catastrófica para la zona euro, con efectos más demoledores que la caída del banco estadounidense Lehman Brothers.
Unas semanas después, Francia propuso una fórmula más compleja según la cual los tenedores de bonos griegos recibirían el 30% de su valor en el momento del vencimiento y el resto se reinvertiría en nuevos títulos a 30 años. Standard & Poor's advirtió que tampoco podría aceptarse esta fórmula, porque implicaba un impago selectivo.
La crisis de los mercados ha dado por el momento la razón a Trichet y algunos países como España e Italia cierran filas con el BCE. La vicepresidenta del Gobierno, Elena Salgado, recordó que siempre se había mostrado "muy prudente" respecto a la participación del sector privado, por " temor a que se generara inestabilidad". "Estamos todavía a tiempo de revertir esta inestabilidad", dijo. Salgado manifestó que "hay que ser realistas" y que "una solución cerrada no será posible previsiblemente en el día de hoy". No obstante, precisó: "Debemos avanzar y lo que es más importante, tenemos que dar una imagen de unidad, firmeza y determinación de que haremos lo necesario para garantizar la estabilidad de la zona euro". La vicepresidenta admitió de todas formas que la crisis ha alcanzado una dimensión "muy sistémica" y que "no se puede hablar de uno u otro país, sino de la estabilidad del euro en su conjunto".
Pero la imagen de unidad está muy lejos. El ministro holandés de Finanzas, Jan Kees de Jager, volvió a insistir a la llegada a la reunión que tanto para Holanda como para Alemania "la participación del sector privado es un requisito previo". Su homólogo belga, Didier Reynders, expresó la necesidad "de encontrar las líneas directrices de una implicación del sector privado" en un nuevo plan de rescate a Grecia. Finlandia, por su parte, insiste en que sus nuevos préstamos estén garantizados por bienes públicos de Grecia.
La firmeza de Alemania y sus aliados parece apuntar a que la solución implicará siempre una participación de la banca. Una de las fórmulas que se barajan es ampliar al máximo el concepto de sector privado incluyendo también a las compañías de seguros y a los fondos de pensiones. Otra de las alternativas que se han barajado es la recompra de bonos griegos por parte del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera, aunque ello precisaría cambios en su regulación legal.
Por su parte Barroso, expresó la esperanza de que el segundo rescate "sea aprobado tan pronto como sea posible, por Alemania y todos los Estados miembros de la zona euro".

Por ANDREU MISSÉ - Bruselas -  from elpais.com   11/07/2011