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Tres artículos sobre la eurocrisis en medios importantes sugieren que hay vida más allá de la austeridad y de la disciplina.
Las pésimas señales que emite Europa desde la última "histórica cumbre" de Bruselas, no han cambiado la posición política de Berlín, pero algo se mueve en la prensa alemana. La inequívoca inseguridad de los mercados, la perspectiva de que el principio de acuerdo en materia de unión fiscal desemboque en una crisis política que empeore aun más las cosas, y los pronósticos de crecimiento a la baja para Alemania en 2012, ha traído nuevos tonos.
Descubriendo el problema del superavit alemán
Tres importantes defensores de la ortodoxia neoliberal parecen haber reaccionado, sugiriendo que hay vida más allá de la austeridad y de la disciplina para imponerla. Handelsblatt publicó un artículo descubriendo, por fin, el problema de los desequilibrios en la eurozona, la importancia de los grandes superavits exportadores alemanes en la actual crisis. Expertos internacionales y alemanes llevan años hablando del tema.
"La euro crisis muestra de forma dramática los daños que ocasionan los permanentes superávits exportadores", señala un artículo titulado, "Alemania desequilibra Europa". "Con su superávit exportador, Alemania acumuló presiones sobre los países menos competitivos, los superávits alemanes se corresponden con altos déficits, es decir con las deudas, de países como Grecia, Portugal o España", dice. Querer convertirlos a todos en Alemanias no puede funcionar, porque el superávit generalizado, "sería un problema no sólo en la eurozona sino para el mundo entero", observa. La solución pasa por un movimiento a dos bandas, "no sólo Grecia debe cambiar, sino también Alemania". "No se trata de que exporte menos, sino de fortalecer su demanda interna con cambios en la política fiscal, salarios más altos y flexibilización del sector servicios", afirma. "Las propuestas de Merkel y compañía contribuyen poco a solucionar este problema", concluye.
"La recesión se profundiza con los paquetes de austeridad y el enfriamiento global", constata el Suddeutsche Zeitung en un segundo artículo de nueva tonalidad titulado, "Shock para todos". "La última cumbre de la UE ha lanzado promesas de estabilidad, pero ninguna señal de salvamento a través del BCE", dice. "Es evidente que la próxima crisis económica será como una tormenta de invierno y los políticos deben actuar con urgencia, reconociendo que las viejas ideas de Keynes son el precepto del momento", señala.
La eurocrisis afecta a mercados alemanes, lo que a su vez determina la revisión a la baja de los pronósticos de crecimiento para el año que viene, de 0,4%, la mitad de lo que se pronosticaba en octubre. La caída de la demanda europea se compensaba con el vigor de la demanda de productos alemanes en otras latitudes emergentes, "pero ahora los propios gigantes emergentes se están enfriando".
Los responsables no pagan factura
Otra sorpresa en el conservador Frankfurter Allgemeine Zeitung. Su almanaque publicó un artículo correspondiente a otra galaxia ideológica en el que se pone en cuestión buena parte de los "defectos del sistema", y se constata otra verdad tan simple como raramente evocada en ese periódico: "hasta el día de hoy, los causantes de la crisis no han sido llamados a la responsabilidad, ni judicial ni financieramente, y en lugar de ellos son los jubilados, estudiantes y parados europeos, los que deben cargar con los programas de austeridad que les imponen los gobiernos y sus presuntos expertos", dice.
Estos nuevos tonos no han tenido la menor correspondencia en la política. La canciller Angela Merkel repitió, sin fisuras, su discurso de siempre en su última intervención ante el Bundestag: la austeridad es la estabilidad, los eurobonos "no son apropiados" y la solidaridad no consiste en eso.
El lunes, en un diálogo público con Felipe González realizado en la Fundación Bertelsmann, el presidente del Bundestag, Norbert Lammert, no se dio por aludido ante las moderadas pero inequívocas criticas que González lanzó a la línea de flotación de la política alemana en Europa. Entre los políticos reina una optimista convicción de que las cosas se acabarán enderezando por si solas, pero en la prensa parece que ya no es del todo así.
Cuidado con los pronósticos
Parte de la explicación de este ligero cambio de tonalidad está en la revisión a la baja de los pronósticos de la economía alemana. Cuando el instituto IFO de Munich divulga su pronóstico de crecimiento para el 2012, el público se arrodilla, y la prensa con él, pero para venerar la cifra del 0,4% divulgada la semana pasada para el crecimiento alemán en 2012, hay que ser algo desmemoriado además de muy creyente.
La experiencia demuestra que los pronósticos que los cuatro institutos alemanes emiten cada otoño, por encargo del ministerio de economía, son todo menos infalibles. Para 2005 pronosticaron un crecimiento del 1,5%, que se quedó en un 0,7%. Al año siguiente se equivocaron por defecto: en lugar de su 1,2%, resultó un 3,7%. La situación se repitió para 2007, en lugar del 1,4% pronosticado hubo un 3,3%. En 2008 fallaron al alza: dijeron 2,2%, pero fue un 1,1%. En 2009 fue mucho peor, estimaron un crecimiento del 0,2%, pero hubo una recesión del 5,1%. El año pasado se curaron en salud: 1,2%, pero Alemania creció un 3,7%. Ahora el IFO de Munich, pronostica un 0,4% para 2012, pero el año se anuncia más gamberro que nunca.
A la vista de esta historia, la portavoz del RWI de Essen, Sabine Weiler, aconseja cambiar de método. En lugar de pontificar con una cifra, los institutos deberían ser más humildes y presentar una horquilla entre "x" e "y" y darle al cálculo "una probabilidad del 80%", dice.
Por Rafael Poch Berlín Corresponsal from lavanguardia.com Economía| 21/12/2011
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