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Las dos grandes compañías rivales de refrescos, Coca Cola y Pepsi, compiten ahora por ser las primeras en vender su bebida carbonatada en una botella de plástico que no contenga derivados del petróleo. Como explicaba hace unos días The New York Times, ambas marcas se enfrentan esta vez por ver quién da con la fórmula para lograr comercializar antes un envase fabricado enteramente a partir de vegetales. Esto ocurre lejos de España, aunque en 2012 puede llegar alguna novedad relacionada con esto a los supermercados. Aquí, los mayores cambios en botellas de plástico para alimentación tienen que ver con el uso de PET reciclado. Y no se dan en las estanterías de los refrescos carbonatados, sino en las de otra bebida que, paradójicamente, utiliza todavía más envases de plástico: el agua.
El último paso dado ha sido el de Coca Cola, que la semana pasada informó en Atlanta de un acuerdo con tres empresas de biotecnología –Virent, Gevo y Avantium– para acelerar el desarrollo de una botella fabricada a partir de vegetales. Desde 2009, en una veintena de países, esta marca ya comercializa su famosa bebida en un envase de PET hecho en un 30% con plantas, pero ahora el objetivo es llegar al 100% para dentro de unos años. Por su parte, Pepsi se adelantó en marzo con el anuncio de una botella compuesta enteramente de bioplástico, de la que ya estaría en disposición de comenzar a realizar pruebas el año que viene para producir 200.000 unidades.
¿Qué marca ganará esta vez: Pepsi o Coca Cola? Según The New York Times, la carrera por lograr producir un envase así a gran escala para estos refrescos puede ser larga. En cualquier caso, el que el plástico provenga de vegetales no quiere decir tampoco que no vaya a tener impactos ambientales o sociales. Quedan interrogantes por resolver antes de cantar victoria.
El PET (Tereftalato de polietileno) es un polímero formado normalmente en un 30% por MEG (monoetilenglicol) y en un 70% de PTA (ácido tereftálico). La parte del MEG, un alcohol, es lo que Coca Cola ya ha conseguido sustituir utilizando caña de azúcar de Brasil en sus botellas con el sello “plantbottel” (en la imagen). Este envase hecho en un 30% a partir de vegetales y 100% reciclable(1) no se comercializa en España. Sin embargo, según Giovanni Beltrán, de Coca Cola España, se espera que llegue a los supermercados en 2012.
Para la siguiente generación de envases de esta bebida que se lograse fabricar ya enteramente a partir de vegetales habría que sustituir también la parte de PTA, lo que es ya más difícil. La cuestión es: ¿No será esta una de tantas operaciones de marketing que luego no solucionan nada? ¿Por qué resulta interesante una botella para este refresco carbonatado con plástico hecho 100% con plantas? Según Antonio Balairón, presidente de la Asociación Nacional del Envase de PET (ANEP), los plásticos convencionales se fabrican en las petroquímicas a partir de subproductos de la destilación del petróleo, por lo que no considera que una botella hecha con vegetales reduzca el consumo global de crudo (empleado principalmente para combustibles y aceites). Ahora bien, sí que podría evitar el uso de estos derivados de petróleo y reducir efectos adversos como las emisiones de CO2 a la atmósfera (el mismo gas de las burbujas de estos refrescos). Sobre todo, si la botella va a llevar el nombre de una de las marcas más consumidas del mundo.
De hecho, ya existe algún otro envase fabricado con bioplástico, pero no tiene tanta repercusión. La propia Coca Cola comercializa en EEUU una botella de HDPE (polietileno de alta densidad) fabricada 100% con vegetales para los zumos Odwalla, que no puede utilizarse para bebidas carbonatadas. Ahora bien, los efectos no son los mismos: Según la marca de refrescos de Atlanta, con la fabricación desde 2009 de 10.000 millones de sus envases de Coca Cola hechos en un 30% con plantas se ha evitado la emisión a la atmósfera de 100.000 toneladas anuales de CO2.
Esta sería la parte buena. La mala es que la sustitución de petróleo por cultivos puede generar otros problemas también graves (aumento de los precios de alimentos, cambios de uso de las tierras…). El verdadero impacto de estas futuras botellas dependerá en gran medida del tipo de vegetales utilizados: habrá que ver en qué quedan las afirmaciones de ambas marcas cuando aseguran que sus envases podrían usar también residuos de maíz u otros desperdicios vegetales.
Según Balairón, en España los bioplásticos todavía no han llegado a las botellas de bebidas. El principal cambio en las estanterías de los supermercados ha sido la inclusión en algunas botellas de un porcentaje de PET reciclado(1), aunque solo en algunas marcas de agua mineral (antes no estaba permitido el uso de plástico reciclado en envases dedicados a la alimentación). En este caso, también se reduce el uso de material virgen derivado del petróleo, pero no por su sustitución por vegetales, sino por material ya anteriormente utilizado y recuperado de la basura. Esto está regulado por los reales decretos 846/2011 y 847/2011 de este mismo año, que permiten un máximo de 50% de material reciclado y solo en las botellas de agua. “No se entiende muy bien por qué solo en el agua, supongo que porque es la bebida más envasada en plástico en España”, incide este químico, que explica que hasta ahora no ha habido ninguna botella que integre más de un 25% de PET reciclado, fundamentalmente, por la escasez de este material en el mercado. “Hay mucha demanda de PET reciclado para otras muchas cosas, como fibras, flejes, perchas, láminas”.
Hoy en día no hay suministradores de PET reciclado homologados para alimentación en España, así que la mayor parte viene de una planta de Beaune, en el este de Francia, vinculada al Grupo La Seda de Barcelona (LSB). El director de esta instalación, Frédéric Blanchard, se quejaba el pasado noviembre de la falta de PET de post-consumo de calidad en el mercado para su procesado en el sector de la alimentación. Esto ocurre por la demanda existente para otros múltiples usos, pero también por la dificultad de extraer en la actualidad de la basura un PET puro que no esté mezclado con otros plásticos. Como incide Balairón, la propia etiqueta que rodea algunas botellas de PET está ya compuesta de PVC, que luego resulta muy difícil de separar en las plantas de reciclaje. Según este químico, otro compuesto que cuesta mucho distinguir del PET es el PLA (ácido polilático), un polímero biodegradable fabricado a partir de vegetales.
Así pues, ya sea para sustituir los derivados del petróleo por materiales procesados a partir de residuos o por nuevos bioplásticos –que deberían fabricarse preferiblemente a partir de residuos de vegetales, y también reciclarse–, la clave volvería a estar otra vez en la basura.
Por: Clemente Álvarez from blogs.elpais.com 23 de diciembre de 2011
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