lunes, 12 de agosto de 2013

¿Bajar salarios? ¿Qué salarios?

 
 
La iniciativa del Fondo Monetario Internacional (FMI) de proponer a España un pacto según el cual los trabajadores aceptarían una rebaja en su sueldo del 10 % en dos años a cambio de que las empresas se comprometieran a crear empleo ha encontrado un extraño aliado en Olli Rehn, el comisario de Asuntos Económicos y Monetarios de la UE, quién también ha defendido en su blog que esta medida beneficiaría a largo plazo a nuestra economía y conseguiría reducir en 6-7 puntos porcentuales la tasa de paro española en tres años.
 
Parece ser que estas instituciones, que no han sido capaces de ponerse de acuerdo en asuntos tan cruciales para la supervivencia del euro como la idoneidad o no de las políticas de austeridad o en la necesidad de asumir quitas en el rescate a Grecia, sí que son aliados a la hora de proponer una medida que, directamente, podría poner en peligro de extinción a la clase media española.

Suerte la nuestra de que España no se encuentre bajo un programa de rescate en sentido estricto como sí lo están Grecia, Portugal, Irlanda o Chipre, porque de ser así estas recomendaciones se convertirían en órdenes que terminarían por lastrar la demanda interna española, hundir el consumo y la inversión y dilapidar los escasos ahorros de los que aún disponen los españoles.
 
En mi opinión, plantear la opción de bajar el sueldo de los españoles es una verdadera obscenidad porque en nuestro país estos no son excesivamente altos en comparación con los de nuestros vecinos europeos. No hay ninguna necesidad de convertir España en la China europea ni de empeñarse en salir de la crisis pasando la factura a las clases medias mientras la clase política no hace ningún sacrificio, las empresas del IBEX siguen repartiéndose cuantiosos dividendos y la banca no deja de recibir ayudas públicas para que pueda seguir obteniendo jugosos beneficios, por citar algunos ejemplos.
 
La tijera hay que meterla por otro sitio y ser conscientes de que la pobreza en España ya es una realidad. Por primera vez en muchos años se habla de desnutrición infantil o de colegios y hospitales sin recursos. La devaluación interna sólo está consiguiendo acrecentar los efectos negativos de la crisis y agudizar la precaria situación de millones de familias. Desde luego, esta no es la España que deberíamos construir.
 
   07 de agosto de 2013 | 16:54 CET

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