La Asociación Nacional de Museos crea un inventario de 139 obras para que las familias robadas durante la II Guerra Mundial puedan identificarlas y recuperarlas
La historia de la lucha contra el expolio artístico cometido por los nazis sobre miles de familias judías de toda Europa tiene un nuevo capítulo en Holanda. La Asociación Holandesa de Museos ha identificado 139 obras de arte supuestamente robadas por los ocupantes a los judíos entre 1933 y 1945. Incluidas en los fondos de 41 salas de arte (en conjunto han participado 162), el hallazgo ha sido posible tras cuatro años de investigaciones.
Al menos 61 de las piezas tienen ya un posible dueño original. Para consultarlas todas, los impulsores del proyecto —la Asociación y el propio Gobierno holandés— han abierto una página web especial, www.musealeverwervingen.nl, que podría traducirse como “adquisiciones museísticas”. Este catálogo artístico-digital de la vergüenza muestra los 69 cuadros, 24 dibujos, dos esculturas, 31 objetos de artesanía y 13 piezas religiosas susceptibles de haber sido arrebatados a sus propietarios bajo amenazas durante la ocupación alemana de Holanda. Entre las firmas, las de maestros como Matisse, Kandinsky, Lissitzky, Hans Memling, Jan van Goyen o los miembros de la Escuela de La Haya Isaac Israëls y Hendrik Breitner. Francia, Alemania y Estados Unidos han devuelto también cuadros en circunstancias similares a estas.
“Este trabajo refleja la naturaleza misma de la labor de un museo. Es decir, analizar nuestras colecciones y contarle al público nuestros hallazgos. Que haya pasado mucho tiempo desde 1933 no es excusa para no rastrear la procedencia de las obras”, comentaba ayer mismo Siebe Weide, director de la Asociación de Museos. El centro mismo plantea como una obligación moral “acometer una tarea que nadie nos ha impuesto”.
Para poder recibir reclamaciones procedentes del extranjero, la página web estará también escrita en inglés. “Haber reunido esta información sobre la problemática procedencia de las colecciones de los museos hace justicia a las víctimas de la II Guerra Mundial. A su vez, subraya la responsabilidad y transparencia con que tratamos nuestras colecciones públicas”, ha añadido Jet Bussemaker, ministra de Cultura.
Durante la ocupación nazi de Holanda (1940-1945), las familias judías que poseían obras de arte fueron robadas o bien forzadas a vender a bajo precio sus tesoros. Otras se vieron obligadas a hacerlo para poder pagarse la huida del país. Muchas de esas piezas fueron adquiridas, de buena fe, por los museos nacionales tras la contienda de mano de marchantes privados y casas de subastas. La mayoría de las ahora catalogadas se encuentran en el Rijksmuseum y el Stedelijk, ambos en Ámsterdam. También las hay en el Museo Municipal (Gemeentemuseum), de La Haya; Boymans van Beuningen, de Rotterdam; Kröller-Muller, en Otterlo, o Van Abbemuseum, en Eindhoven.
La Asociación Holandesa de Museos espera que los posibles dueños reconozcan las obras, ya sea porque guardan fotos de las casas de sus antepasados donde aparecen, o tal vez cartas. Para efectuar la correspondiente demanda, pueden ponerse en contacto con la Comisión para la Restitución (de obras robadas durante la II Guerra Mundial). Fundada por el Gobierno holandés, ha investigado a fondo el origen de la Colección Nacional. Desde el año 2002 asesora de forma independiente las peticiones particulares de esta índole.
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