Los fertilizantes que terminan en los océanos y ríos hacen florecer las algas.
¿Es el insaciable hambre mundial por los fosfatos la mayor
crisis planetaria que se avecina de la que usted probablemente nunca haya oído
hablar?
Desde 1945 la población mundial se ha triplicado hasta alcanzar los 7.000
millones de personas y la alimentación de esta población ha pasado a depender
cada vez más de los abonos artificiales.
Entre los abonos más importantes se cuentan los fosfatos, que provienen de un
mineral que se encuentra en cantidades limitadas. Se extrae, procesa y disemina
sobre los campos y finalmente se filtra hasta los océanos.
Entonces, ¿qué pasaría si un día se nos acaba el suministro?
"Las cosechas se reducirían de forma muy, muy notoria", le dice a la BBC
Andrea Sella, químico del University College de Londres (UCL).
"Estaríamos en serios problemas. Tenemos que recordar que la población
mundial está creciendo de manera constante, por lo que la demanda de fósforo
está creciendo cada año".
Como explica Sella, el fósforo es esencial para la vida. Este elemento, tan
reactivo que combustiona espontáneamente en su forma pura, es utilizado por
células vegetales y animales para almacenar energía.
También constituye la columna vertebral del ADN y es un ingrediente esencial
de nuestros huesos y dientes.
La agricultura sin ella no es una opción viable.
Subvaluado y subestimado
Si bien esto puede sonar bastante alarmante, hay dos salvedades importantes.
En primer lugar, se prevé que el suministro de fosfatos va a durar muchas
décadas, por no decir siglos.
Así que la humanidad no se encuentra en ningún peligro inmediato de quedarse
sin los medios para alimentarse, incluso si continua engullendo fosfatos como
ahora.
En segundo lugar, uno de los mayores problemas con los fosfatos en los
últimos 60 años ha sido sin duda que son demasiado baratos y abundantes, lo que
no constituye un incentivo para usarlos con moderación.
Sólo una pequeña parte es absorbida por las plantas, el resto es lavado por
la lluvia.
Y este exceso de fertilizantes vertidos en los sistemas fluviales, tanto
fosfatos como nitratos, ha creado un problema ambiental desagradable: la
eutrofización o el enriquecimiento en nutrientes de un ecosistema
Los abundantes nutrientes alimentan algas en ríos y lagunas haciendo que
florezcan y vuelvan el agua verde.
Cuando el alga muere, proporciona un festín para los microbios que a su vez
se multiplican y chupan el oxígeno del agua, matando los peces y la flora y
fauna en general.
Es un problema común en los tramos inferiores de los ríos más importantes,
como el Támesis y el Rin, en Europa, y el Yangtze en China.
Floraciones de algas similares ocurren en los océanos, donde grandes áreas
-en particular en el Mar Báltico y el Golfo de México- se han convertido en
"zonas muertas" .
"Un mal sistema"
Desde una perspectiva medioambiental, el precio de los fosfatos ha sido muy
bajo.
Sin embargo, esto parece estar cambiando.
El costo en el mercado de los minerales de fosfato se ha quintuplicado en la
última década, a medida que la demanda -en particular, la del mundo en
desarrollo- ha crecido de manera constante.
Mientras tanto, el costo de la producción de fertilizantes también se ha
incrementado a medida que se han extraído los filones más ricos y baratos de
fosfato.
"El precio de las materias primas depende del costo de la extracción de la
próxima tonelada que se necesita", dice Jeremy Grantham, de la compañía gestora
de fondos Grantham Mayo Van Otterloo. "Es irremediablemente un mal sistema".
"Mientras podamos extraer un recurso vital a bajo precio, le pondremos un
precio bajo, y continuaremos extrayendo las reservas hasta que el proceso se
vuelva muy caro. Luego empezaremos a conservar la materia prima", indica el
experto.
Hay varias opciones para contrarrestar el problema:
1. La agricultura moderna podría empezar a utilizar los
fosfatos con moderación y reciclar lo que se desperdicia.
2. Se pueden generar cultivos o manipularlos genéticamente
para que sean más eficientes a la hora de absorber fósforo, de manera que se
necesiten menos fertilizantes.
3. Se podría regular el uso de los fosfatos. La Unión
Europea, por ejemplo, prohibió recientemente su utilización en productos de
limpieza, donde se utiliza como un suavizante de agua.
Donde hay suciedad hay latón
Y luego está la opción de las aguas residuales.
¿Por qué no capturar el fósforo de nuestros propios residuos y reciclarlo?
Suecia y Alemania han estado liderando el camino en este aspecto.
También hay una pequeña industria entre los medioambientalistas en los países
occidentales de "retretes de compostaje".
Ahora la compañía Thames Water en el Reino Unido está lanzando un
nuevo "reactor" que convierte el lodo de las aguas residuales en gránulos de
fertilizante.
Pero, qué parte de la oferta futura de fósforo será proporcionada a través
del reciclaje es una cuestión abierta al debate. Thames Water dice que
podría ser 20%, con el uso de la tecnología actualmente disponible.
Pero tal vez el punto que más dudas genera es que, como empresa del sector
privado, la compañía británica no está actuando sólo por buena voluntad.
Thames Water y sus socios canadienses Ostara, que
desarrollaron la tecnología, esperan obtener un beneficio de la venta de los
gránulos, así como del ahorro de los costes de limpieza y sustitución de
tuberías bloqueadas por un sedimento a base de fósforo llamado estruvita.
Desde el punto de vista del medioambiente o el uso sostenible a largo plazo
de un recurso limitado, todos los beneficios son bienvenidos.
El punto importante es que el aumento del precio de los fosfatos ha hecho que
valga la pena empezar a reciclar esta materia.
¿Una hermosa amistad?
Así que, ¿es bueno que los fosfatos tengan un precio más alto? La respuesta a
esta pregunta es variable.
En general, cuanto menor es el ingreso de una persona más sensible es su
presupuesto al incremento del precio de los alimentos, que puede darse a partir
de la necesidad de usar abonos más caros.
En otras palabras, el aumento de precios del fosfato perjudica más a los
pobres, lo que no es una buena receta para la cohesión social.
Y eso también se aplica a los países.
Como Jeremy Grantham señala, muchas naciones del norte de África dependen de
las importaciones de alimentos. Y, por caso, el aumento del precio de los
alimentos contribuyó al descontento detrás de la Primavera Árabe de 2011.
Irónicamente, uno de esos países es Marruecos: por un capricho de la
geografía, este país controla cerca de tres cuartas partes de las reservas
mundiales de fosfato de buena calidad que quedan en el mundo.
"Marruecos tiene el casi monopolio más impresionante en la historia del
hombre", dice Grantham . "Esto hace que el petróleo parezca insignificante en
comparación".
Ello podría hacer de Marruecos un país muy rico en el futuro, uno que el
resto del mundo estará dispuesto a cortejar.
Cuestiones estratégicas
Pero la posición única de Marruecos también podría convertirlo en un centro
de intrigas.
Por ejemplo, gran parte de los fosfatos están situados en el territorio del
Sahara Occidental, ocupado por el ejército marroquí que actualmente mantiene un
alto el fuego con la resistencia saharaui local, que es respaldada por Argelia.
Esto plantea cuestiones morales para las empresas multinacionales que extraen
minerales allí, así como algunas cuestiones estratégicas obvias para el resto
del mundo sobre cómo asegurar los suministros de alimentos en el futuro.
Grantham señala que, hace poco, la mitad del vecino Mali fue invadido
brevemente por militantes afiliados a al-Qaeda y advirtió que Marruecos podría
convertirse algún día en escenario de tensiones sociales, actos de terrorismo o
rebelión.
"Puedo casi garantizar que los grandes ejércitos de este mundo son muy
conscientes de este problema".
"Ellos no permitirían que Marruecos se convirtiese en un estado fracasado sin
remedio", dice en un tono tranquilizador.
Y añade: "Nadie está deseando que lleguen las grandes guerras de abono de
2042".
Claves del fósforo
- Es un elemento no metálico.
- Es sólido a temperatura ambiental.
- Su uso más común es en agricultura y siderurgia.
- Se encuentra principalmente en los fosfatos.
- En 2011 se produjeron 198 millones de toneladas.
- Las reservas mundiales se estiman en 67.000 millones de toneladas.
- Símbolo químico: P.
- Número atómico: 15.
- Peso atómico: 30,97.
Laurence Knight y Tim Bowler BBC Última actualización: Lunes, 11 de noviembre de 2013
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