viernes, 8 de noviembre de 2013

La asfixia del ayatolá: Irán se reinventa tras el colapso económico del extremismo

 
 
EL PAÍS AVANZA HACIA EL CAMBIO
 
 
“Parece que el proceso de cambio ha comenzado. Queda un largo camino por recorrer, pero todas las señales que veo lo reafirman”. Habla el periodista Seraj Mirdamadi, exiliado desde 2009 en Francia por resultar incómodo para su país, Irán, y que acaba de regresar a Teherán alentado por la esperanza que transmiten los nuevos tiempos del recién elegido presidente, Hasan Rohani. Ya le han retirado el pasaporte, tiene vetado salir del país, ha sido interrogado dos veces y no puede trabajar en Irán, como ha confesado a la agencia Reuters. Y, sin embargo, defiende su retorno porque, ahora sí, pueden comenzar a romperse las cadenas de la intransigencia y el miedo. Es el momento, dice, de estar “físicamente” en el territorio. “Sé que al principio no podré decir el 100% de lo que quiero, pero al menos sí el 80%. Es un gran paso”, sentencia.
 
Mirdamadi es uno de la decena de activistas y críticos con el régimen de Teherán que están volviendo a su tierra. Por ahora, confiesan, no tienen garantías de una vida mejor, en paz, pero sí la “sensación” de que ese viraje es inminente. Se enfrentan a la posibilidad de ser detenidos o de que los jueces presenten cargos en su contra, ya que el poder judicial sigue en manos de conservadores que responden sólo ante el líder supremo, el ayatolá Ali Jamenei, quien públicamente jalea los nuevos pasos de Rohani pero, en privado, aún mantiene su línea dura implacable contra quien denuncie los males del país. Ser opositor equivale sencillamente a representar a un preso político, publicar una columna poco aduladora o ser representante estudiantil.
 
La mía es la victoria de la moderación sobre el extremismo”, dijo Rohani en su primer discurso, sabiéndose ya ganador de los comicios del pasado junio. Quería marcar distancias con su predecesor, Mahmud Ahmadineyad, feliz seguidor de los preceptos más radicales de los ayatolás. Cada palabra que pronuncia el séptimo presidente de Irán rezuma cambio. La duda ahora está en saber si se trata de un verdadero propósito de enmienda o de mero voluntarismo ante el mundo, implicado como está en mejorar su imagen para acometer en una posición fortalecida las negociaciones con Occidente sobre su programa nuclear (con fines pacíficos, civiles, insiste Teherán; con una vertiente armamentística inasumible, temen, sobre todo, Estados Unidos e Israel).
 
Desde que Rohani asumió el poder a principios de agosto, más de cien presos políticos han sido liberados, confirma a El Confidencial Mahmud Amiry-Moghaddam, portavoz de Iran Human Rights, una de las ONG opositoras más destacadas, con sede en Noruega. Entre ellos había varios cabecillas del llamado Despertar persa o Revolución verde de 2009, cuando las calles (no sólo de la capital) se llenaron de ciudadanos que denunciaban un supuesto fraude electoral que impedía defenestrar a Ahmadineyad.
 
Especialmente llamativa era la liberación de Nasrin Soutoudeh, abogada, a la que en 2012 el Parlamento Europeo distinguió con el Premio Sajarov por su defensa de los derechos humanos. Nasrin no pudo celebrarlo. Desde 2010 estaba en la cárcel. Cumplía seis años de pena y 10 de inhabilitación como abogada (tardó ocho años en tener el permiso para ejercer, por su sexo). Dicen que “difundió propaganda” y “conspiró contra la seguridad nacional”. Su delito real fue azuzar las manifestaciones contra Gobierno de 2009. Su falta es, también, defender a los menores juzgados con leyes de adultos, representar a periodistas críticos o a Shirin Ebadi, premio Nobel de la Paz iraní.
 
 
Las nuevas "cárceles vacías" y las ejecuciones
 
“Es un buen paso adelante, pero no hay que olvidar que sobre la mayoría de condenados pesaban acusaciones falsas, después de haber sido detenidos en redadas arbitrarias o sin pruebas suficientes, posteriormente maltratados, violando la legislación internacional. Es gente a la que pueden condenar aún a pena de muerte, en juicios injustos, con torturas y confesiones forzadas, porque ese sigue siendo el sistema de Justicia de este país”, puntualiza Amiry-Moghaddam.
 
Otra de las frases emblemáticas de Rohani desde que llegó al cargo es aquella en la que decía que le gustaría tener “las cárceles vacías”. “Estaría bien, parece que con las ejecuciones logrará su meta”, ironiza Mahsa Shiraz, abogada, impulsora entre otros proyectos de la plataforma Israel-Loves-Iran, seguida en Facebook por casi 120.000 personas. Shiraz señala la sombra más oscura del nuevo presidente: desde su nombramiento, 125 personas han sido ejecutadas en el país, según la Campaña Internacional por los Derechos Humanos en Irán, un grupo con base en Nueva York.
 
Iran Human Rights eleva la cifra a 154 desde mediados entonces y a 560 en lo que va de año. Amnistía Internacional habla de 508 casos en 2013, en su mayoría de personas condenadas por tráfico de drogas; 221 ejecuciones no se han confirmado oficialmente. El Gobierno de Rohani decidió la semana pasada no volver a colgar a un hombre supuestamente ejecutado hace diez días, que se encontró aún con vida en el depósito de cadáveres. Irán tiene la mayor tasa de ejecuciones per cápita del mundo y sólo China, con una población mucho mayor, le supera en número. 
 
El cambio es lento en el terreno económico, aplicándose como aún se aplican las sanciones contra el programa nuclear iraní, que afectan a las transacciones y servicios financieros, las exportaciones de petróleo y las de grandes industrias como la automoción, básicamente. El mayor empeño de Rohani es avanzar en las negociaciones con Occidente para levantar ese bloqueo y poder respirar.
 
 
"La situación es muy mala, pero ¿es desesperada?" 
 
“Porque el cambio político no podrá continuar sin un cambio económico, si siguen las sanciones”, explica una periodista iraní a otra israelí durante las recientes conversaciones de Ginebra, durante una charla anónima publicada por el diario Yedioth Ahronot. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, alerta insistentemente del “error histórico” que supondrá levantar esas sanciones antes de lograr compromisos concretos de Teherán, como “detener todo el enriquecimiento de uranio, destruir todo el uranio enriquecido, cerrar (la planta nuclear de) Qom y detener la vía (de producción) de plutonio”, su mantra desde hace años.
 
Cada vez hay más voces (incluyendo Gobiernos europeos como el noruego) que alertan del daño que la población está sufriendo por culpa de estas limitaciones comerciales y bancarias y abogan por acabar con ellas, porque entienden que ya han puesto de rodillas al régimen y le han obligado a dialogar. ¿Pero realmente está Irán al borde del colapso? “La situación de los ciudadanos es muy mala. Lo que hay que aclarar es si es o no desesperada”, matiza a El Confidencial Djavan SalehiIsfarahi, economista iraní, colaborador en la Universidad Virginia Tech.
 
Su diagnóstico es que no lo es. A día de hoy, pese a que la economía se contrajo un 3% el año pasado y posiblemente lo haga otro 2% este año, pese a que los precios están subiendo y los salarios bajando, se está generando un “relanzamiento industrial alternativo” impulsado por sectores privados cada vez más influyentes, que hacen que no toda la economía dependa del Estado. Esta “comunidad de negocios”, sostiene, es la que está aguantando en parte a la población y la que, a la vez, “podría haber impulsado las negociaciones internacionales” para poder desarrollarse con normalidad. Cita, además, como ejemplo la década de 1980, cuando, ante un bloqueo similar, floreció una importante empresa armamentística e informática en el país, ante la imposibilidad de adquirir misiles o hardware en el exterior, una vía que podría abrirse de nuevo como “supervivencia”.
 
 
La catástrofe humanitaria que está por llegar 
 
Sin embargo, hay informes más alarmantes, como el de la Fundación para la Defensa de la Democracia y los analistas de Roubini Global Economics, que denuncian el “estrangulamiento” de la sociedad, el crecimiento del mercado negro, la falta de importaciones de productos básicos, el coste de la electricidad duplicado, la complejidad de comprar del exterior equipos médicos y medicinas (especialmente las que sirven para tratar el cáncer)… Todo ello hace que casi la mitad de la población urbana viva hoy por debajo del umbral de la pobreza y que los expertos vaticinen una “catástrofe humanitaria en cinco años” si no hay cambios.
 
En octubre de 2012, los medios oficiales iraníes publicaron declaraciones de altos funcionarios en las que acusaban a Occidente de “poner en riesgo” la vida de su gente, aplicando un “genocidio” en forma de sanciones. Sostenían que seis millones de pacientes estaban amenazados por los recortes y que se había vetado la exportación de azúcar, trigo, harina, carne roja, aluminio y acero para cubrir las necesidades internas.
 
 
"No pagaré la aventura nuclear con mi vida"
 
Es el Tesoro norteamericano quien hoy aporta las referencias más precisas sobre la radiografía económica de Irán. Las sanciones hacen un daño especialmente importante en los campos de la energía y el transporte. Lo relata bien una joven de 26 años que ha escrito en el muro de Facebook del ministro de Exteriores, Muhamed Javad Zarif, desesperada porque no puede ir a la universidad, ya que no tiene para pagarse el autobús ni estudiar en casa por los frecuentes cortes de luz. “Yo no quiero pagar el precio de la energía nuclear con mi juventud”, señala la chica, que lamenta no poder casarse porque su prometido, doctorando, es incapaz de encontrar un trabajo. 
 
Irán está vendiendo un millón de barriles de petróleo menos cada día desde que se impusieron las sanciones, lo que supone prácticamente la mitad que un año atrás y conlleva unas pérdidas mensuales de entre 3.000 y 5.000 millones de dólares. Los intentos de escapar de ese bloqueo han sido todos perfectamente cortocircuitados por EEUU. De la veintena de países que importaban su crudo, sólo compran hoy China, India, Japón, Corea del Sur y Turquía.
 
Estos siguen siendo buenos clientes, pero no pueden transferir todos los pagos, por el veto a las entidades financieras del país. Generan entre 3.000 y 4.000 millones de dólares al mes, pero casi dos se quedan congelados en una cuenta en el exterior. Esto influye, además, en la reserva de divisas, que ha pasado de 100.000 millones de dólares en 2011 a 80.000 en julio de 2013, y sigue bajando sin que el efecto Rohani lo remedie. Teherán sólo puede acceder libremente a unos 20.000 de esos millones.
Inflación desbocada, PIB en caída libre y un paro del 28%
La tasa de inflación se ha estabilizado, lo cual es un avance, tras meses de absoluta locura, oscilando entre el 32 y el 45%, según el Centro Oficial de Estadísticas de Irán. Hoy los niveles se acercan al 30%. Las causas principales han sido la depreciación del rial, la moneda nacional, que ha perdido dos tercios de su valor en dos años, y la volatilidad de la situación política, con amenaza de ataque israelí-estadounidense incluida. La mejora en este último factor es la que ha provocado, al menos, que la cifra no empeore.
 
El PIB ha caído entre un 5 y un 8%, la mayor crisis desde 1988, el último año de la guerra Irán-Irak, y se ha producido la primera contracción de la economía en 20 años. Hoy el déficit nacional es el más alto en los últimos 14 años, del 3% del PIB. Para compensar, Ahmadineyad apostó por la subida de impuestos (hasta del 38% en algunos casos), que por el momento no ha sido revocada por Rohani.
 
La irrupción del nuevo presidente está ya “disminuyendo el desempleo e incrementando la producción nacional”, constata la Inteligencia norteamericana, según ha explicado en el Congreso, pero no hay estadísticas oficiales tan recientes como para poder verificar esta tendencia. El paro pasó del 15,3% de 2011 (cuando comenzaron a aplicarse las primeras sanciones contra el programa nuclear iraní) a casi un 28% a principios de este año. Las ventas de coches cayeron a la mitad, en un sector puntero en mano de obra.
 
Las palabras balsámicas de Rohani aún no son milagrosas, queda por aclarar su grado real de moderación, su valentía para no dejarse arrastrar por el conservadurismo de Jamenei, y de ello dependerá la actitud conciliadora con que responda la comunidad internacional. De momento, la esperanza que genera aún arrastra el lastre de la angustia de su pueblo y las sombras del pasado. 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.