Las empresas evitan informar al registro europeo ECHA sobre los efectos de las sustancias que ponen en el mercado, según una investigación de las autoridades alemanas
Europa tiene una reglamentación muy avanzada para defender a los ciudadanos de los posibles efectos dañinos de las substancias químicas. Pero el control y su efectividad real deja mucho que desear. Al menos, así lo indica la primera investigación al respecto. ¿Estamos antes un nuevo diéselgate? Uno de cada tres productos químicos (el 32%) de mayor implantación fabricados o importados en Europa desde el año 2010 incumple la normativa europea, que fue diseñada precisamente para proteger la salud pública y el medio ambiente de la exposición perjudicial de estas sustancias. Así lo señala una investigación del Instituto Federal Alemán para la Evaluación de Riesgos (BfR) y la Agencia Alemana de Medio Ambiente (UBA).
Los fabricantes de estas sustancias químicas están infringiendo concretamente el reglamento europeo REACH (Registro, Evaluación, Autorización y Restricción de Productos Químicos), al no informar a la Agencia Europea de Sustancias Químicas (ECHA) si las sustancias empleadas son cancerígenas, neurotóxicas, mutagénicas o provocan otros efectos (problemas en el desarrollo de los niños, infertilidad, daños al medio ambiente).Muchas leyes y poco control
En esta investigación se evaluó una muestra muy representativa: 1.814 productos químicos de origen industrial (del total de 2408 sustancias que componen el inventario europeo de los productos fabricados en cantidades superiores a 1.000 toneladas anuales). La conclusión es que sólo el 31% de ellos cumplían los requisitos legales. (Se excluyen biocidas, plaguicidas, medicamentos y explosivos)
“Estamos ante un gran fraude, comparable al del diésel. Hay que tener en cuenta que la exposición a muchos productos químicos industriales dañinos es una de las principales causas de la caída de la fertilidad humana y el aumento de las tasas de cánceres, entre otras enfermedades”, dice Dolores Romano, portavoz de la organización Oficina Europea de Medio Ambiente (EEB), que ha dado a conocer estos resultados.
Al haber sorteado esta exigencia de información, millones de toneladas de sustancias tóxicas industriales han pasado a ser utilizadas en pinturas, material textil, juguetes, envases o material para la construcción.
Incumplimiento generalizado
La normativa europea (reglamento REACH) obliga a los fabricantes e importadores a dar la información precisa sobre las propiedades peligrosas y los posibles riesgos en el uso de esas substancias. Para eso se creó el inventario de la ECHA; pero sorprendentemente el grado de incumplimiento de esta exigencia ha desvelado la enorme indefensión de los ciudadanos, según declara a este diario Dolores Romano.
“El reglamento REACH obliga a informar si las sustancias que se ponen en el mercado son peligrosas. La maquinaria del reglamento REACH se pone en marcha cuando una sustancia es peligrosa. La Comisión Europea regula las sustancias en base a la información sobre su peligrosidad proporcionada por las empresas. Por eso, si las empresas no informan y las autoridades no hacen nada, debemos temer un impacto en la salud por esta desprotección”, añade Dolores Romano.
La Comisión Europea ha pedido a las autoridades gubernamentales y a la ECHA que aumenten su rigor. Un documento de trabajo redactado en marzo de 2018 (para evaluar el funcionamiento del reglamento REACH ) concluyó que el incumplimiento por parte de las empresas de sus obligaciones (no dar la información) obstaculiza la identificación de sustancias preocupantes y la consiguiente capacidad de las autoridades para proteger al público y al medio ambiente.
Crecientes tasas de enfermedades metabólicas
La exposición a muchas químicos de origen industrial es una de las principales causas de las crecientes tasas de enfermedades metabólicas, como la diabetes, o el aumento de las tasas de cáncer, en particular a los cánceres relacionados con las hormonas (mama, testicular, ovario). También se relaciona con el aumento de las tasas de daños al desarrollo neurológico, como los niños nacidos con un coeficiente intelectual inferior o con problemas de coordinación.
Algunas de las sustancias se han convertido en nombres familiares después de que cientos de estudios científicos independientes expusieran sus peligros. Entre las sustancias bajo sospecha están el bisfenol A y los ftalatos, ampliamente utilizados en el envasado de alimentos.
“Lo trágico es que falla el pilar de la información de las sustancias químicas en la UE, con lo que se da un efecto en cadena. Si el registro no informa sobre los peligros de un producto, el fabricante que lo use para producir pinturas o plásticos no tendrá información adecuada sobre los riesgos para sus trabajadores o el medio ambiente; y, finamente, el producto se venderá al usuario final sin que se sepan sus riesgos”, añade Dolores Romano.
Que se retiren del mercado
La Oficina Europea de Medio Ambiente (EEB), la mayor red de grupos ambientalistas de la UE, ha reclamado que se cumpla el reglamento REACH,y que si éste sea vulnera, se retiren estas sustancias de la venta, siguiendo el principio de que “sin datos no hay mercado”.
El referido informe fue dado a conocer el 23 y 24 de agosto por las autoridades alemanas en una sesión informativa, y fue recibido con una dura reacción de la industria, según un experto de una oenegé presente.
Pese a este alto grado de incumplimiento, las autoridades competentes no contemplan exigir a las empresas el cumplimiento de la normativa, afirma EEB. Las autoridades alemanas han prometido dar nuevas orientaciones a la industria, acompañadas de un ‘taller’ el próximo año. Estas orientaciones no tendrán fuerza legal.
El problema de la exposición química no es nuevo. El relator especial de la ONU sobre sustancias y desechos peligrosos, Baskut Tuncak, advirtió sobre la “exposición incesante a sustancias tóxicas” que crea una “pandemia silenciosa” de enfermedades.
“No sabemos si son sustancias peligrosas”
Miquel Porta, profesor del Institut Hospital del Mar d’Investigacions Mèdiques en Barcelona, dijo: “Todos excretamos residuos tóxicos constantemente después de la exposición diaria al plástico. Esta contaminación interna permanente está contribuyendo a graves problemas de salud, sufrimiento y altas pérdidas económicas. Es necesaria una regulación más efectiva para reducir sustancialmente la exposición a sustancias químicas”.
La responsable de políticas de sustancias químicas de la Oficina Europea de Medio Ambiente, Tatiana Santos, declaró: “Esta investigación realizada por los reguladores alemanes muestra que no sabemos si los productos cotidianos contienen sustancias peligrosas. No lo saben ni las empresas que fabrican esos productos, ni las personas que los utilizan. Lo que sí sabemos es que existe un grave problema con los productos químicos en nuestro entorno relacionado con el cáncer y otras enfermedades , y que está empeorando”.
Muchas leyes y poco control
“La industria química está infringiendo la ley y los ‘policías’ están dejando que esto suceda. Esto tiene que cambiar. En Europa tenemos las mejores leyes del mundo, pero el nivel de control de su cumplimiento es de los peores”,añade Santos
“Esta investigación ha revelado que la industria química está vendiendo cientos de sustancias sin cumplir los requisitos básicos de información. Sin embargo, la ley es clara. Deben garantizar que sus productos son seguros. Estas reglas son bastante fáciles de acatar y, sin embargo, no lo están haciendo”, insiste Santos.
“Esta actitud descarada nos dice que la industria está demasiado cómoda con una casi total falta de cumplimiento legal. Las autoridades están tolerando ciegamente sustancias que a menudo están vinculadas a una pandemia silenciosa de enfermedades.
La ley que dice si ‘no hay datos, no hay mercado’ significa que no deberían usarse hasta que se demuestre su seguridad”, añade.
“Europa estuvo siete años redactando cuidadosamente una de las mejores leyes sobre sustancias químicas. Hoy, su reputación está en riesgo porque las autoridades europeas y nacionales están cruzadas de brazos. Tememos que la corrosiva influencia de la industria esté en la raíz del problema. Los reguladores alemanes han sido la única autoridad nacional que ha investigado el cumplimiento legal durante años, por lo que merecen elogios. Habiendo descubierto tal desastre, ahora deberían actuar para hacer cumplir la ley y proteger al público y al medio ambiente”, concluye.
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