Un proyecto fotográfico rescata de las sombras algunos de los comercios más antiguos y elegantes de París, desde una tienda de matarratas a la más veterana de Europa dedicada a la historia del cine
El fotógrafo alemán Sebastian Erras adquirió popularidad entre los amantes del arte gracias a su trabajo con los suelos de algunas de las urbes más célebres de Europa. En 2015 arrancó un proyecto en Instagram llamado Parisianfloors y allí empezó su labor de catalogador y casi archivista de los patrones que uno puede encontrar en azulejos, mosaicos, paredes y pavimentos de algunas casas y calles del viejo continente.
Sus fotos, coloristas y en las que los pies del propio Arras siempre aparecían, demostraron al público moderno que lo viejo no tiene porque ser antiguo. “Cuando llevaba ya un tiempo fotografiando baldosas, algunos empezaron a reconocerme por mi calzado”, bromea Erras. Y entonces decidió fotografiar las ciudades de frente. La primera de las elegidas fue París.
El proyecto era aún más ambicioso que el anterior: recuperar la memoria de una ciudad olvidada a través de las fachadas de algunos de los comercios más antiguos de la ciudad, criaturas de preciosa imagen vintage que siguen siendo una delicia para los connossieurs. Una misión meticulosa, gestionada con Pixart (una compañía que trata de devolver a la fotografía una vocación casi proselitista), en la que el objetivo no es simplemente apretar el percutor: “La idea para este proyecto no era solamente enseñar algunas de esas preciosas y viejas fachadas parisinas sino de cavar un poco más hondo, ir más allá de la imagen para explicar la historia”, explica Erras.
Pastelerías, farmacias, tiendas de juguetes o de antigüedades, establecimientos dedicados desde hace 100 años al coleccionismo cinematográfico, o una de los negocios más antiguos de París, La Galcante, que acumula en su almacén ocho millones de referencias impresas, desde periódicos a revistas, pasando por carteles o pasquines y que abrió a principios del s.XVIII. “Los locales y los turistas pasan caminando al lado de estas tiendas, algunos toman fotos de ellas, pero pocas veces tenemos la oportunidad de escuchar más detalles de su historia, de la historia de sus dueños”, cuenta el fotógrafo.
“El problema de ciudades como París es que los viajeros se ven a menudo cegados por el brillo de sus grandes atracciones turísticas, pero si buscas un poco, si buscas lo suficiente, podrás descubrir una ciudad completamente distinta”, añade el alemán.
El proyecto, denominado Paris Re-Tale, ha conseguido lo que pretendía: arrojar luz sobre un buen número de rincones que, hasta ahora, parecían ocultos, a plena luz del día, a los ojos de los centenares de miles de turistas que pasan cada año por la ciudad. Erras ha repetido misión también con Lisboa: “Mi objetivo era que la gente conociera más los rincones por los que pasea cada día. Que supiera más cosas. Si eso sucede, habré conseguido lo que buscaba”.
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