La pizza es el alimento más fotografiado en Instagram.
La alfombra roja está extendida y cientos de cámaras de teléfonos celulares empiezan a tomar fotos. Pero el centro de esta locura fotográfica no es una cantante famosa o una personalidad de la televisión: es una pizza.
La pizza es la comida más etiquetada en Instagram, con alrededor de 35 millones de menciones.
Es un número superior a las etiquetas de Beyoncé y Kim Kardashian combinadas.
Y ese insaciable apetito por tomar fotografías de la comida está influyendo en toda la industria de la hostelería.
Desde la decoración hasta los menús de bebidas, todo debe estar listo para aparecer en Instagram. Y hay profesionales que se encargan de ayudar a que suceda.
Frances Cottrell-Duffield, propietaria de la agencia de relaciones públicas y marketing Tonic, organiza eventos para que luzcan lo mejor posible en redes sociales.
Llega pronto al lanzamiento del menú de la cadena de restaurantes de lujo Polpo, con sede en Reino Unido, para asegurarse de que todo está perfecto.
"Nos hemos asociado con una marca de ginebra porque si bien Polpo prepara comida de exquisito sabor, no siempre sale bien en las fotografías", cuenta Cottrell-Duffield.
"Y usar cocteles bonitos aporta algo de color a las imágenes", explica.
Cerca del bar, se ha erigido una pared cubierta de hojas.
Y esto, como todo, se ha diseñado teniendo a Instagram en mente.
"Sabemos que las personas sujetarán sus cocteles, se tomarán una foto con las hojas de fondo y la compartirán de inmediato en redes sociales", anticipa Cottrell-Duffield.
Cerca de media docena de influencers de Instagram fueron invitados al lanzamiento
Entre ellos está Alex Fletcher, un bloguero especializado en sándwiches con 20.000 seguidores, que recibe 2.000 me gusta en sus fotos más populares.
¿Dónde está el negocio cuando se trata de pan con relleno?
"En los sándwiches que están muy bien hechos", dice Fletcher. "Si tienes un katsu sando japonés con abundante col en vinagreta, solomillo y pan blanco, por supuesto saldrá muy bien en la fotografía".
Buen negocio
La instagramera Rebecca Milford, que edita la página web Bar Chick, dice que una excelente fotografía puede resultar directamente en una subida en las ventas para los restaurantes.
"Tengo amigos que van a la cuenta de Instagram de un restaurante y eligen lo que van a comer según lo que ven", cuenta.
"Ni se molestan en mirar el menú. Las fotos deben tener un atractivo que merezca la etiqueta foodporn, también hay #quesoporno #yemaporno; lo importante es lo que irradia", explica.
Natalie Seldon, estilista de comida y escritora, sostiene que la composición de la imagen también es clave.
"Cuanto más de cerca, mejor. A la gente le encanta ver la comida grande en pantalla. Y las capas también son excelentes, especialmente con las hamburguesas", aconseja.
Seldon había planeado tomar fotografías como para llenar el teléfono, para la poca luz en el evento hizo que el reto fuera grande.
"Afortunadamente hay buenas herramientas de edición. El otro truco es usar algo como un iPad u otro teléfono como luz adicional", añade Seldon.
Y el asunto es tan serio que para asegurarse de que los clientes toman excelentes fotografías y generan buena publicidad, Dirty Bones, una cadena de restaurantes de Reino Unido, incluso facilita equipos de fotografía para Instagram, sin costo alguno, en una de sus sucursales.
Los equipos contienen entre otras cosas un pequeño foco, una fuente de alimentación, una lente de ojo de pez y un palo selfie.
Y si bien la comida es la gran estrella,el apoyo en redes sociales de una celebridad humana puede suponer un punto de inflexión.
Pasteles muy populares
Georgia Green es una pastelera y decoradora de tortas que dirige Georgia's Cakes en el norte de Londres. Pronto tuvo un encargo para hacer un pastel para la modelo Cara Delevingne.
"Cara tenía unos cinco millones de seguidores y en aquel momento yo tenía 100. Cuando me etiquetó en Instagram, mi cuenta subió a 6.000 seguidores en un día", cuenta Green.
Uno de sus últimos diseños es un ejemplo típico de las peticiones que recibe.
"Es rosa y azul con un aire a una Barbie rockera... con crema de mantequilla, gotas rosas de ganache, macarons, besos de merengue, popcorn con chocolate blanco, esquirlas de chocolate, paletas de caramelo con espirales, un detalle de crema de mantequilla y lo voy a culminar con brillantina comestible", describe.
La respostera admite que siente la presión de recrear diseños de tortas que son tendencia en Instagram y que a ella no necesariamente le gustan.
"Hubo una moda de pasteles con unicornios durmientes (una torta redonda con ojos somnolientos y un cuerno y orejas de unicornio arriba) y simplemente me negué a hacerlo", cuenta Green.
"Pensé: 'No soy yo, no me refleja como persona ni como marca'".
Razones psicológicas
Poner el foco en la imagen puede parecer superficial, pero el profesor Charles Spence, psicólogo experimental en la Universidad de Oxford, dice que la presentación realmente importa.
"El aspecto de la comida y cómo está colocada en el plato tiene un gran impacto porque genera expectativa. Nuestro cerebro se imagina el sabor", explica.
Spence realiza experimentos de laboratorio y prácticos en facultades de Oxbridge.
"Le damos a todo el mundo la misma comida, pero en la mitad de los casos simplemente la tiramos sobre el plato. Los otros reciben los mismos elementos, pero colocados de forma artística para que parezcan un cuadro de Kandinsky", explicó.
"Los que reciben la comida mejor presentada la valoran como de mejor sabor y están dispuestos a pagar más por ella", es la conclusión.
¡Diviértanse!
Si bien para Amanda Bechara una buena presentación es importante, la dueña del café Carthage Must Be Destroyed de Brooklyn no está a favor de las muestras excesivas de entusiasmo fotográfico.
"Pedimos que si vas a tomar algunas fotos lo hagas desde tu asiento. Pero algunas personas van y se sientan en todas las mesas y llevan con ellas una cámara. Eso no es lo que tenemos en mente", dice.
"También pedimos que no grabes video porque es algo realmente intenso, especialmente cuando otras personas mantienen una conversación privada".
La ironía es que cuando Bechara describe el interior de Carthage Must Be Destroyed, suena como uno de los destinos más fotografiables que se puedan imaginar.
"Es una suerte de fantasía moderna en un escenario rosado con techos muy altos y muchos azulejos y platos rosas", dice.
Con un interior que parece gritar "¡por favor, tomen fotos!", ¿por qué se opone a esta forma tan moderna de aprecio?
"No entiendo por qué la única reacción que la gente puede tener ante la belleza es tomarle una foto. Relájense, coman, beban su café, hablen con sus amigos ¡y pásenla bien!", dice.
No entiendo por qué la única reacción que tiene la gente ante la belleza es tomarle una foto. Relájense, coman, beban su café, hablen con sus amigos y pásenla bien".
Puede que Bechara mantenga las redes sociales a raya, pero una mirada rápida a Instagram sugiere que pertenece a la minoría.
Buenas noticias para las porciones de pizza que buscan la fama.
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