El objetivo principal de las casas pasivas es ofrecer un consumo energético muy bajo
La arquitectura pasiva utiliza los recursos aplicando los principios bioclimáticos con un objetivo: ofrecer un consumo energético muy bajo
“El arquitecto del futuro se basará en la imitación de la naturaleza porque es la forma más racional, duradera y económica”. Sin embargo, la arquitectura pasiva supone un paso más hacia el objetivo que apuntaba Gaudí con estas palabras: casas que ofrecen una eficiencia energética muy superior a la construcción tradicional cumpliendo además una máxima nada desdeñable: lo que es bueno para el bolsillo, también lo es para el planeta. El hogar que, en definitiva, todos compartimos.
Para construir una casa pasiva, o passive house, se utilizan los recursos aplicando los principios bioclimáticos con un objetivo: ofrecer un consumo energético muy bajo. En la práctica son casas capaces de ofrecer durante todo el año una temperatura ambiente confortable sin la aplicación de la calefacción convencional. Casas pasivas donde elementos pasivos como ventanas, cerramientos y aislamientos tienen un papel fundamental.
Los edificios son responsables de alrededor del 40% del total de la energía que consumimos
El origen del concepto
La filosofía passive surge a finales de los años 70, cuando se empiezan a recoger y estudiar casos y modelos de viviendas de EE.UU. capaces de minimizar el uso de sistemas convencionales de calefacción y refrigeración. Para conseguirlo aprovechan las condiciones climáticas y de asoleamiento de cada sitio, concibiendo construcciones capaces de funcionar sin equipos y sin aportaciones de energía exterior.
En esa misma época, el Departamento de Energía de EE.UU. editó una guía de diseño de casas pasivas. El objetivo era difundir entre la comunidad de arquitectos del país un modo diferente de concebir una vivienda teniendo en cuenta cuatro factores principales: temperatura, soleamiento, humedad y viento. Finalmente se dividieron los estados en diversos tipos climáticos con ejemplos gráficos de pautas de diseño pasivo a seguir para lograr una ‘casa pasiva’.
Dime dónde vives…
En la guía se identificaron 16 tipos de construcciones diferentes, teniendo en cuenta su ubicación y circunstancias. De esta manera, la guía indicaba que para una casa de montaña se recomienda abrirla al sol del mediodía y cerrarla al viento frío. Por el contrario, para una casa en el desierto se recomienda protegerla del sol, el calor, y generar adecuada ventilación. Sin embargo, esta filosofía no sé consolidó hasta 1991. Fue en Alemania, donde se estableció el estándar de construcción Passivhaus, o casa pasiva.
Hoy es un modelo cada vez más extendido y en el que la economía doméstica se alinea por completo con las necesidades del planeta: menos emisiones, menos gasto energético. De hecho, según la Plataforma de Edificación Passivhaus (PEP), bajo este estándar se consigue reducir en un 75% las necesidades de calefacción y refrigeración con un elevado confort interior. Algo especialmente relevante si tenemos en cuenta que, tal y como señalan, los edificios son responsables de alrededor del 40% del total de la energía que consumimos.
Una guía del Departamento de Energía de EE.UU. identifica 16 tipos de construcciones diferentes
‘Be passive’
Según encontramos en la web de la PEP, la plataforma de referencia en España del estándar ‘Passivhaus’, la poca energía suplementaria que requieren se puede cubrir con facilidad a partir de energías renovables, “convirtiéndose en una construcción con un coste energético muy bajo para el propietario y el planeta”. Además, se trata de un estándar de construcción que no requiere un determinado producto o estilo. No es tanto el qué, sino el cómo. Es decir, la optimización de los recursos existentes a través de técnicas pasivas.
Desde PED destacan que las casas pasivas deben contar con un excelente aislamiento, tanto en invierno como en verano: “las paredes exteriores, la cubierta y la solera deben tener una baja transmitancia térmica”. En segundo lugar, se debe poner mucha atención en la ubicación de ventanas y puertas, ‘huecos’ que suelen ser el punto débil.
Además de las paredes y techos, la transmisión o pérdida de energía también se da en esquinas, ejes, juntas, entre otros, siendo elementos sobre los que las casas pasivas ponen especial énfasis a la hora de llevar a cabo un determinado proyecto o diseño. También en la hermeticidad. Según la empresa Ecospai, certificada y avalada por el Instituto Passivhaus de Dammstad -el pionero y más reconocido a nivel internacional-, se trata de un elemento de capital importancia.
“La hermeticidad no solo incide en el consumo energético, sino también en la calidad del aire interior, permitiendo evitar problemas de condensación de humedad, corrientes de frío y calor...”, valora Quim Ferrer, PassivHaus Designer y experto en construcción sostenible en esta empresa. Por último, otro factor fundamental en una casa pasiva es la ventilación y la manera en que se acondicionan los espacios, aprovechando el calor de personas y electrodomésticos para reducir el uso de energía.
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