viernes, 24 de mayo de 2019

La tasa 'single': pagas más por vivir solo

Los envases de comida suelen estar pensados para familias

Los envases de comida suelen estar pensados para familias.  Getty


No tener pareja conlleva un coste adicional en muchos servicios


"Un abrazo a todos los solteros que no podéis pedir paella en el restaurante porque mínimo para 2 pax [personas]. Os quiero", escribió Susana en Twitter tras pedir paella en un chiringuito de Castelldefels y que le respondiesen que solo la preparaban para dos o más comensales.
"Como si uno no pudiera comerse una parrillada o mariscada solo", cuenta con ironía a Verne. Con la misma frustración enumera otros perjuicios para quienes viven solos: las ofertas de 2x1 en viajes, el precio de los apartamentos individuales, el coste de las noches de hotel, las trabas para obtener una hipoteca, la imposibilidad de disfrutar de los packs ahorro en los supermercados... En las respuestas al tuit original también se habló de estos casos.
"Todas mis amigas solteras nos quejamos de lo mismo: de lo difícil que es vivir solo, sobre todo con los sueldos de hoy en día", nos cuenta Susana. Y es que el mercado exige una especie de tasa single a quienes viven en hogares unipersonales, una opción que no deja de extenderse.
Cada vez más hogares unipersonales
Si el hecho de vivir solo, tradicionalmente, se había considerado una opción marginal y cargada de connotaciones negativas, "hoy se presenta como una opción residencial más", tal y como recogía ya en 2011 el informe Transformaciones sociodemográficas y territoriales de los hogares unipersonales en España, publicado por la Universidad de Barcelona.
Los datos confirman la transformación. La Encuesta Continua de Hogares del Instituto Nacional de Estadística (INE) muestra un aumento sostenido año tras año del número de hogares unipersonales desde el año 2013, primero con datos disponibles en el portal estadístico, hasta el año 2018, cuando esa cifra se situaba en los 4.732.000. Y las proyecciones del propio INE apuntan a que, de aquí a quince años, esa cifra rondará los seis millones.
Este cambio resulta especialmente acusado entre las personas mayores y los jóvenes, según nos explica Cristina López Villanueva, profesora de la Universidad de Barcelona. En el primer caso, el 16,18% de las personas mayores de 65 años vivían en casas unifamiliares en 1991, un porcentaje que ha aumentado al 22,87% en 2018. En el caso de los jóvenes, la proporción de personas entre 15 y 35 años que en 1991 residían en hogares unipersonales era tan solo del 0,96%, un porcentaje que ha crecido hasta el 5,32% en 2018.
La propia investigadora señala una fecha significativa para el inicio de esta tendencia: 1981, año de aprobación en España de la Ley del Divorcio. "A partir de entonces hubo una mayor facilidad para romper las uniones", explica Villanueva. Los datos del INE permiten hablar de una media, más o menos estable a lo largo de la última década, algo superior a los 100.000 divorcios anuales en España.
El plano económico
En España no abundan las investigaciones sobre los costes extra que soportan las personas que viven solas, pero algunos estudios internacionales confirman las impresiones de Susana y de sus amigas.
El pasado mes de abril, la Oficina Nacional de Estadística de Reino Unido publicó un estudio que demuestra que las personas que viven solas gastan una media del 92% del dinero que ingresan, mientras que quienes viven en hogares de dos personas gastan una media del 83% de sus ingresos. Ese mismo estudio también demuestra que las personas que viven solas se sienten más inseguras económicamente, y que eso también tiene consecuencias en su bienestar.
En España, desde 2013 hasta 2017, el gasto medio por persona en alimentos, bebidas, vivienda, ocio, ropa, etcétera, ha pasado de 10.715 euros a más de 11.726, según el último dato del INE. Sin embargo, Ángeles Zabaleta, gerente en consumo de la consultora Nielsen, confirma que "el gasto en los hogares singlespuede aumentar hasta en un 25%".
La vivienda
La vivienda es uno de los apartados que más penaliza a quienes viven solos. Luis A. Rivero, un joven de 27 años que hasta hace poco pagaba un alquiler solo en la zona noroeste de Madrid, lo explica con claridad: "Tengo que pagar 500 euros en Villalba por el alquiler, y son 500 euros que me como yo. Si viviese con mi novia, sería exactamente la mitad y desde luego sería un ahorro importante".
La situación de los jóvenes, como Luis A. Rivero, merece una mención especial. Aunque la cifra de jóvenes viviendo solos haya crecido mucho, tal y como mencionábamos anteriormente, Cristina López Villanueva recuerda que su emancipación "es más complicada" debido a "la situación de postcrisis".
Esta problemática queda bien reflejada en el último informe del Observatorio de Emancipación del Consejo de la Juventud de España, de 2017: "En consonancia con lo que ha sucedido en la mayor parte de las comunidades autónomas, el precio del alquiler de vivienda ha tenido un importante aumento del 18,38% en relación al mismo periodo del año anterior. Esto ha llevado a que el esfuerzo económico que las personas jóvenes debían hacer para acceder a una vivienda por esta vía se haya incrementado un 13,68% en el caso de los hogares jóvenes y un 18,22% en el de las personas jóvenes asalariadas en solitario". Es decir, si el incremento en los alquileres ha penalizado la emancipación de los jóvenes, lo ha hecho todavía más para aquellos que aspiran a vivir solos.
El estudio británico que hemos mencionado antes también recoge esta problemática, aunque referido a la población general: "Las personas de entre 25 a 64 años que viven solas gastan una proporción mayor de sus ingresos que los hogares con dos adultos en alquileres, hipotecas y otros costes relacionados con la vivienda, incluyendo las facturas energéticas, el agua y los impuestos municipales".
Desde el portal inmobiliario Idealista, Fernando Encinar, jefe de estudios de mercado, indica que no disponen de datos sobre la demanda en la construcción de viviendas unipersonales, pero sí tienen constancia de que cuanto más pequeño sea el piso, más caro resulta en proporción. "Esto se debe a la economía de escala, ya que la construcción o el mantenimiento de una vivienda tiene unos costes fijos que se van disipando en el precio por metro cuadrado cuanto mayor es la vivienda".
El consumo y el carro de la compra
María Valero, experta en finanzas de iAhorro, reconoce que las empresas tampoco se han adaptado todavía al aumento de hogares unipersonales: "Desde el punto de vista práctico, los productos y servicios no están adaptados a un consumo individual. Un tamaño excesivo en los productos puede llevar a la pérdida de producto o al no aprovechamiento de ciertas ofertas".
Una visita a cualquier supermercado ilustra ambas afirmaciones. Por un lado, muchas personas que viven solas no compran ciertos productos por temor a no agotarlos. Cada persona tiene sus propios motivos de queja. Luis A. Rivero, por ejemplo, menciona las tarrinas de queso de untar. Y en el hilo que siguió al tuit que abre este artículo se mencionan otros casos.
Pero son solo dos ejemplos entre otros muchos. La socióloga estadounidense Bella De Paulo lleva años estudiando la vida en solitario y cuenta a Verne que tener que deshacerse de comida en ocasiones le resulta "especialmente frustrante".
Por otro lado, algo semejante ocurre con los envases de ahorro. "Siempre todo va enfocado a que ahorren dos o más personas en lugar de una", explica Alejandro Delgado, responsable del área de finanzas del Consejo General de Juventud Española, organismo adscrito al Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad.
En las estanterías de los supermercados, con sus envases perfectamente dispuestos, las llamativas pegatinas donde se lee "Pack ahorro" o "Envase familiar" suelen estar aparejadas a los formatos más voluminosos. La compra de grandes cantidades, al final, redunda en un menor costo promedio, lo que requiere una inversión mayor para quienes viven solos.
Las limitaciones en el mercado no solo impactan en el ahorro o en el desperdicio de alimentos, sino que también pueden hacerlo sobre la salud de las personas. Beatriz Robles, dietista-nutricionista y tecnóloga de alimentos, señala que la compra excesiva de comida puede llevarnos a ingerir más alimentos de los que necesitamos. Como ejemplo, las patatas fritas en bolsa familiar.
Una infografía difundida por el Centro de Control de las Enfermedades y Prevención de Estados Unidos muestra cómo las raciones de los restaurantes han aumentado hasta cuatro veces desde 1950 hasta la actualidad, lo que según la organización está relacionado con el incremento del peso de los ciudadanos adultos. Una de sus recomendaciones consiste en compartir las comidas con otras personas, algo más complicado para las personas que viven solas.
CDC The New (Ab)normal
La compra de aparatos electrónicos como un televisor o frigorífico son, a juicio de la experta Valero, productos de uso y compra poco frecuente cuyo gasto lo asume una sola persona en lugar de compartirlo entre varias: "Es un gasto puntual que se amortiza en mayor tiempo si lo asume una sola persona".
Bella De Paulo, por su parte, lamenta que esta tasa single también se encuentre muy presente en el mundo del ocio: "Muchos de los servicios [de viajes] son más baratos en parejas", señala. Anabel D., de 36 años y traductora de profesión, proporciona un ejemplo al recordar cómo en un hostal de Belgrado le entregaron un folleto informándole de que debería de pagar un suplemento si alguien más subía a su habitación "¡Aunque estás pagando por una habitación doble!", reclama.
La autora estadounidense se refiere también al mayor costo de "suscripciones, membresías, facturas y entradas a eventos culturales, lo que no es justo". Un ejemplo bastante actual serían las suscripciones a plataformas como Netflix o HBO.

Algunas soluciones

Entre las medida para remediar estas situaciones, Alejandro Delgado, del Consejo de la Juventud, destaca la regulación del precio del alquiler, considerado como un problema global y no como algo propio de la juventud.
La tecnóloga de alimentos, Beatriz Robles, indica que las soluciones, más allá del sistema de consumo, también dependen de uno mismo y de la planificación que hagamos sobre la comida:
1) Ir siempre con una lista de la compra hecha previamente (así se evita comprar compulsivamente).
2) Comprar frutas, verduras, carnes y pescados frescos, a poder ser en los puntos de venta para así adecuar las cantidades a nuestras necesidades.
3) Colocar en la despensa y frigorífico a mano lo que se vaya a caducar primero para prepararlo antes y evitar que acabe en la basura.
4) Tener las cantidades controladas a la hora de hacer la comida y, lo que sobre, congelarlo para ir consumiendo poco a poco.
Esto consejos ayudarían a reducir el problema del derroche alimentario y tendrían un impacto directo sobre nuestra economía y sobre nuestra salud. Y aunque funcionarían también para quienes viven acompañados, quizás sean más útiles para quienes lo hacen en solitario.
Las expertas en consumo, Zabaleta y Valero destacan el esfuerzo de algunas marcas para vender productos en envases más pequeños, como los productores de leche o de gazpacho. El tercer informe del Observatorio Bonpreu-Esclat del Consumo Alimentario, publicado en 2018, relacionaba abiertamente el crecimiento en el consumo de cápsulas de café "con el crecimiento de los hogares unipersonales y de menor dimensión, más propensas al formato monodosis".
Eso sí, el caso de las cápsulas de café nos recuerda una cuestión común en el uso de envases monodosis: los problemas relacionados con el reciclaje. Como solución, Zabaleta y Valero indican que la vuelta a la venta a granel "permite consumir la cantidad que se quiera". Y, en muchas ocasiones, como por ejemplo mediante el uso de envases de vidrio, sin generar residuos plásticos.



https://verne.elpais.com/verne/2019/05/20/articulo/1558351618_108893.html

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