domingo, 30 de junio de 2019

¿Merece la pena invertir en oro? Las acciones y el bitcoin ponen en duda el rendimiento del activo refugio por antonomasia

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  • Mientras que el S&P se revaloriza un 220% (sin dividendos), el oro gana un 50%
  • En el año el bitcoin avanza un 200%, mientras que el oro lo hace en un 10%


El oro ha conseguido superar los 1.400 dólares por primera vez en seis años. Sin embargo, si se compara su cotización con la evolución del S&P 500 en los diez últimos años, este hito no es más que un pequeño avance que no compensa los años de letargo que ha protagonizado este metal precioso desde que la Gran Recesión finalizó. Además, el bitcoin empieza a ser visto como un rival duro para el oro, sobre todo en el terreno en el que mejor se ha desenvuelto el metal precioso: los tiempos de crisis e incertidumbre.
Los inversores en oro han tenido que esperar más de seis años para que llegase este día. Con el fuerte rebote experimentado en junio, la onza troy de oro ha superado la zona de los 1.400 dólares por primera vez desde septiembre de 2013. Las turbulencias que han dominado los mercados han dado cierto impulso al metal, que sin embargo ha tenido una respuesta mucho más tímida . Mientras que el oro ha subido un 8,5% en junio, el bitcoin se ha disparado un 40%, haciendo frente al metal como valor refugio. 


"Este hito técnico del oro es significativo porque los inversores en oro llevan años viendo cómo uno de sus metales favoritos se movía sin rumbo, incluso cuando la flexibilización de las políticas monetarias de los bancos centrales impulsaba al resto de las clases de activo. Y eso a pesar de que los propios bancos centrales han sido grandes compradores netos de oro desde 2010 y que el entorno político se ha vuelto mucho más impredecible. E, incluso, a pesar de que el bitcoin, el autoproclamado 'activo refugio alternativo', se ha disparado más de un 200% en lo que va de año", aseguran desde la gestora del banco alemán Deutsche Bank.
"Un factor importante que ha contribuido al reciente rally es que se ha restaurado la sincronización con los tipos de interés reales de EEUU"
Los inversores en oro deben conformarse con celebrar que el precio del metal precioso ha subido cerca de un 10% en el mismo periodo. "Un factor importante que ha contribuido al reciente rally es que se ha restaurado la sincronización con los tipos de interés reales de EEUU. En el último año, la tir o tasa interna de rentabilidad de los treasuries ligados a la inflación a cinco años (considerados un proxy del tipo de interés real de EEUU) ha pasado del 1,15% al 0,17%. Como resultado, el coste de oportunidad de invertir en oro se ha reducido sustancialmente". Esto ha ayudado a que el oro sea algo más atractivo comparado con estos activos de renta fija, pero no frente a la renta variable.
Otro factor que ha ayudado a impulsar a esta materia prima ha venido de la mano de la política monetaria, no sólo con las compras de oro directas por parte de institutos monetarios, también por el reciente e inesperado giro acomodaticio del Banco Central Europeo (BCE) y la Reserva Federal estadounidense (Fed), que ha ayudado a garantizar que ese coste de oportunidad (frente a los bonos del Tesoro) seguirá siendo bajo en el futuro próximo. El mantra 'tipos más bajos durante más tiempo' vuelve a sonar con fuerza.

El oro no convence


"Sin embargo, creemos que 'unos tipos más bajos durante más tiempo' también puede servir para describir el comportamiento del oro a largo plazo. El metal amarillo no parece tan brillante si tenemos en cuenta que su precio sigue más de un 25% por debajo de su máximo de 2011", señalan los economistas de Deutsche Bank.
Los datos evidencian que la inversión en oro no es ni la más rentable (de lejos), ni la más segura. Hace diez años, el oro y la bolsa estadounidense coincidieron en el mismo nivel. A principios de julio de 2009, la onza troy de oro cotizaba a 927 dólares y el S&P 500 se situaba en los 923 puntos. Desde entonces, como muestra nuestro Gráfico de la Semana, el índice estadounidense ha avanzado un 220% (sin incluir dividendos) hasta rozar los 3.000 puntos. El oro, por su parte, solo ha ganado un 50% hasta situarse un poco por encima de los 1.400 dólares.
"Tampoco puede afirmarse que estas menores ganancias se hayan visto compensadas por una mayor seguridad, que es lo que suelen buscar los inversores en oro. Si tomamos la volatilidad como una medida de la incertidumbre, las dos clases de activo no muestran grandes diferencias a largo plazo. Rentabilidades más bajas por el mismo riesgo, ¿quién querría eso? Quizás los inversores que ven que los bancos centrales justifican el cambio de rumbo de sus políticas monetarias por el riesgo de recesión. Obviamente, los bancos centrales no rebajarían sus tipos de interés si no tuviesen motivos para hacerlo, ¿verdad?", culmina la nota de la gestora de Deutsche Bank.

Lo que hace que una persona nos parezca sexualmente atractiva

persona sexualmente atractiva

Modelos como Emily Ratajkowski, con rasgos muy acentuados, resultan muy atractivas.  GTRES

El cerebro tiene preferencias que impulsan la aparición de características extremas como las colas de los pavos reales o los rasgos físicos infrecuentes de las modelos



Las marcas de moda o los productores de porno suelen recibir una crítica común. No representan cuerpos reales y nos están empujando a desear hombres y mujeres que no existen. Este planteamiento asume que el cerebro solo percibe la belleza y con suficiente insistencia se puede lograr que nos guste cualquier cosa. Sin embargo, el atractivo sexual de rasgos extravagantes no es, en absoluto, una característica exclusiva de los humanos y el cerebro tiene una función muy activa en la creación de físicos considerados bellos.
En su libro El gusto por la belleza, el catedrático de zoología de la Universidad de Texas Michael Ryan nos recuerda la confusión de Charles Darwin ante la cola del pavo real. Aquel apéndice no ofrecía al animal ninguna ventaja para conseguir alimento o protegerse de sus depredadores. Al contrario. Le volvía torpe y le hacía mucho más vulnerable. Sin embargo, por algún motivo, una buena cola era fundamental para atraer a las hembras y cumplir con el objetivo último de todos los seres vivos: reproducirse.
Cuenta Ryan que los experimentos con algunos animales han descubierto una predisposición en el cerebro a desear rasgos determinados que no son necesariamente beneficiosos para la supervivencia del individuo. El obispo colilargo, un pájaro que vive en varios países del África subsahariana, mide unos 12 centímetros, pero puede tener una cola de más de medio metro. En los años noventa, el zoólogo sueco Malte Andersson quiso poner a prueba si la longitud de la cola de los machos influía en su éxito reproductivo.
Los rasgos que hacen atractivo a un macho de rana o de pavo real le hacen más vulnerable a los depredadores
Su experimento consistió en modificar artificialmente la longitud de la cola de los pájaros. A un grupo se la recortó y utilizó los apéndices amputados para dotar de colas extralargas a un segundo grupo de individuos. Por último, utilizó como control un tercer grupo al que cortó la cola, pero se la volvió a pegar para dejarla en una longitud idéntica. Sus resultados mostraron que los machos con colas anormalmente largas incrementaban su éxito reproductivo, los que la tenían más corta lo reducían y los que no habían visto modificada su longitud lo mantenían. Andersson observó que existía una preferencia indefinida por las colas mucho más largas de lo normal que solo se vería limitada por la mortalidad que acarrea semejante ornamento.
Los humanos hacen muchas cosas aparentemente estúpidas para tener sexo, pero no son los únicos del mundo animal. Entre muchas especies, en particular para los machos, lograr el favor de las hembras implica arriesgar la vida. Igual que el obispo colilargo o el pavo real aumentan su atractivo sexual demostrando que van sobrados cargando con colas descomunales que les vuelven más vulnerables, algunas ranas seducen a sus congéneres con sonidos excitantes, pero nada baratos de producir. La rana túngara, que vive en varias regiones tropicales de América, realiza durante su cortejo un gemido que, sobre todo si tiene competencia de otros machos, acompaña de uno o varios chasquidos. El chasquido incrementa sus posibilidades de éxito, pero también atrae a murciélagos que pueden convertirlas en su merienda.
Las preferencias sexuales visibles u ocultas en el cerebro de las hembras ha generado un mundo con colas cada vez más largas, cuernos descomunales y colores vistosos. En muchos casos, detrás de esos alardes puede haber una muestra de fuerza, que a veces no se queda solo en el cuerpo de los aspirantes. Igual que un coche espectacular o una determinada indumentaria puede hacer más atractivo a un hombre, algunos pájaros crean escenografías espectaculares para extender su sex appeal demostrando su capacidad para proporcionar recursos a la hembra.
Los humanos hacen muchas cosas aparentemente estúpidas para tener sexo, pero no son los únicos del mundo animal
Para quienes creen que todo lo relacionado con el atractivo sexual es algo construido por la sociedad, y en particular por quienes tienen la sartén por el mango, Ryan recuerda que a la hora de buscar explicaciones al mundo no hay que elegir entre la cultura y la biología. La cultura no es algo que surge de la nada. Tiene su origen en unos rasgos biológicos que a su vez se pueden modificar por cambios culturales. Algunos antropólogos plantean que fue la preferencia de las hembras humanas por machos menos violentos y más capaces de cooperar entre ellos y en la crianza lo que dio lugar a una especie que, pese a ser muy cercana a chimpancés o gorilas, es mucho más débil y tiene colmillos más pequeños.
Esta influencia social se ve también en la volubilidad de muchos animales, humanos incluidos, a la hora de juzgar la belleza. Muchos estudios han mostrado que la compañía de alguien guapo incrementa el atractivo de una persona a los ojos de los demás. Esta característica la compartimos con animales como los urogallos. En sus lek, una especie de mercadillos sexuales en el que los machos se exponen para intentar ganar el favor de las hembras, el éxito suele ser desigual aunque las virtudes de los contendientes no difieran demasiado. Alrededor del 10% de los machos consiguen el 75% de las cópulas. El análisis de estas competiciones muestra que para los urogallos es crítico convencer el primero a alguna de las hembras. Cuando esto ocurre, las demás parecen pensar que algo deben tener esos primeros triunfadores porque empiezan a concentrar su interés en ellos. En ocasiones, alguien nos puede parecer más bello porque alguien lo ha considerado así antes.
Aunque Ryan recuerde que las preferencias sexuales no surgen de la nada, muestra cierta preocupación por cómo el porno o las marcas que utilizan la belleza como reclamo utilizan las preferencias ocultas y visibles de nuestro cerebro y les ofrecen estímulos que no existen en el mundo real. Algunos científicos han comprobado que los machos de la rana túngara solo son capaces de producir chasquidos atractivos para las hembras dentro de un rango, pero que es posible añadir un gran número de chasquidos de forma artificial que vencerían los producidos por machos reales. Los humanos ya son capaces de crear esos estímulos ficticios, en particular para los hombres, y aún no conocemos sus efectos sobre las expectativas de la belleza a la que es razonable aspirar.

Qué es ser ‘queer’

Manifestación del Orgullo en Portland (Oregón, EE UU), el pasado 16 de junio.

Manifestación del Orgullo en Portland (Oregón, EE UU), el pasado 16 de junio.  ICON SPORTSWIRE / GETTY IMAGES

¿Puede este término, que fue un insulto y está históricamente ligado a la subversión, servir como paraguas para todas las identidades LGTBIQ+?



Un panfleto circuló de mano en mano en la manifestación del Orgullo de Nueva York de 1990. Rezaba: “Cuando muchas lesbianas y homosexuales nos despertamos por la mañana, nos sentimos enfadadxs yasqueadxs, no gay[alegre, en uno de los significados de la palabra en inglés]. Así que elegimos llamarnos queer. Es una forma de recordarnos a nosotros mismos cómo nos percibe el resto del mundo. Es una forma de decirnos que no tenemos por qué ser personas ingeniosas y encantadoras que llevan vidas discretas y marginadas en el mundo heterosexual”. Queer Nation, una organización que luchaba contra la homofobia y la pandemia del VIH, firmaba el manifiesto, que ha pasado a la historia como una de las primeras reivindicaciones de la palabra queer.
El recorrido de queer hasta aquella explosión de orgullo y reivindicación fue largo: en el siglo XVI, en inglés el término significaba raro, peculiar, extraño, y se vinculó al ámbito sexual desde el siglo XIX, principalmente referido a hombres. Uno de los primeros documentos al respecto es una carta del marqués de Queensberry, John Douglas, en 1894, en la que usó queer con tono peyorativo para insultar a los homosexuales tras descubrir que su hijo tenía una relación con Oscar Wilde —el escritor acabó investigado y condenado por “conducta inmoral”, y tuvo que exiliarse a Francia—. Desde entonces se utilizó como insulto homófobo. No fue hasta las últimas décadas del siglo XX cuando el término empezó a ser reivindicado, entre otros, por Queer Nation, y cruzó fronteras más allá del mundo anglosajón. Aquel panfleto de 1990 continuaba: “Cuando se usa con otros gais y lesbianas, [queer] es una forma de proponer que cerremos filas, y que olvidemos (temporalmente) nuestras diferencias individuales porque nos enfrentamos a un enemigo común más insidioso. QUEER puede ser una palabra dura, pero también es un arma astuta e irónica que podemos robar del homófobo y usar contra él”.
Desde entonces, la teoría queer ha tratado de explicar qué es queer (en español, a veces escrito kuir o cuir), quién, cómo, o por qué se usa y a qué se refiere. El debate sigue abierto, porque el término se caracteriza por su fluidez y escapa las etiquetas. La pensadora Eve Kosofsky Sedgwick lo definió en los noventa como “una red abierta de posibilidades, lapsos, solapamientos, ausencias y excesos de significado cuando los elementos que constituyen el género o la sexualidad no son (o no pueden ser) forzados a un significado monolítico”. Refiriéndose solo al aspecto sexual, la antropóloga cultural Gayle Rubin retrató la división entre sociedad respetable y los otros con un diagrama (el “círculo mágico”, lo llamó) que sitúa en el centro las prácticas aceptadas (heterosexuales, monógamas…) y fuera las homosexuales, las promiscuas, las marginadas… eminentemente queer.

'Queer' es un arma astuta e irónica que podemos robar del homófobo 
y usar contra él

MANIFIESTO DE QUEER NATION (1990)
Pero el término engloba mucho más. Eleri Anona Watson, fundadora del Queer Studies Network (red de estudios queer) de la Universidad de Oxford, añade al teléfono: “Lo queer, para mí, no es definible en absoluto. Es un término indomable, radical, cambia con el tiempo y nadie se lo puede apropiar, desde el punto de vista filosófico y práctico. Ahí es precisamente donde reside su poder”.
Así que el viejo insulto ha mutado y se ha propagado sin parar en el último siglo y medio, y hoy su uso es común en el mundo académico y entre jóvenes. Los departamentos de estudios queer se multiplican en las universidades y, en los medios, actrices, músicos y otros famosos salen del armario definiéndose no como homosexuales, sino como queer, y explicando que se sienten más cómodos con una definición fluida de su sexualidad. ¿Podría seguir creciendo el concepto hasta servir como paraguas para todas las identidades no heteronormativas? En un ensayo de la revista The Atlantic el pasado febrero, el periodista Jonathan Rauch defendía que la letra Q (de queer) engloba “todas” las minorías sexuales, mientras que LGTBIQ+ (lesbianas, gais, transexuales, bisexuales, intersexuales y queer) acaba inevitablemente excluyendo a algún colectivo y, además, resulta confusa.
No todos están de acuerdo. Hay voces contrarias a usar queer como etiqueta estándar: subrayan que las siglas, aunque no representen literalmente cada una de las identidades de género y orientaciones sexuales, sí lo pretenden, y de ahí que a menudo al final de la secuencia de letras se incluya un “+”.
Cómic 'Queer. Una historia gráfica' (Meg-John Barker).
Cómic 'Queer. Una historia gráfica' (Meg-John Barker). EDITORIAL MELUSINA
Además, quienes rechazan acabar con las siglas apuntan que el concepto queer está umbilicalmente unido a una subversión política. “Suelo decir que queer se refiere a no heterosexuales a quienes les pone el anticapitalismo. No lo digo totalmente en serio, pero tampoco totalmente en broma”, comenta Florence Ashley, activista trans y académica en la Universidad McGill de Montreal. Lo queer, subraya Ashley, tiene que ver con el rechazo a las “políticas de lo respetable” enraizadas en el capitalismo neoliberal. “El movimiento gay de masas dice que merecemos ser aceptados porque somos iguales, excepto en que nos acostamos con otro tipo de personas. Pero el movimiento queer sostiene que debemos ser aceptadas porque somos humanas y porque tenemos razón: el sistema es injusto”. Ella cree que el uso único de queer no ayudaría a diferenciar entre orientación sexual e identidad de género —algo que ya demasiada gente no hace— e invisibiliza todavía más a la comunidad trans. “Hemos luchado tanto porque esa letra T se uniera a las otras siglas, ¿y ahora vamos a ser ignoradas porque algunos piensen que ­LGTBIQ+ es demasiado largo?”
Efectivamente, lo queer es esencialmente radical, coinciden distintos activistas y académicos, y definirse como tal y ser a la vez políticamente conservador, o misógino, o transfóbico… es, simplemente, contradictorio. Lo queer “es un movimiento de disidentes de género y sexuales que resisten frente a las normas que impone la sociedad heterosexual dominante, atento a los procesos de normalización y de exclusión internos a la cultura gay: marginalización de las bolleras, de los cuerpos transexuales y transgénero, de los inmigrantes, de los trabajadores y trabajadoras sexuales…”, escribió el filósofo Paul B. Preciado, autor de Un apartamento en Urano (Anagrama).
También hay quien teme que, dejando de usar las siglas LGTBIQ, se borren luchas que deben ser reconocidas. Hay identidades (mujer o bisexual, por ejemplo) que aglutinan a las personas para pelear por sus derechos, señala Begoña Martínez-Pagán, profesora de Literatura Feminista y LGTBIQ+ en la Universidad de Murcia. “Son categorías inventadas, líneas en la arena, pero que sean artificiales no implica que la gente no tenga derecho a reivindicarlas si sienten que les otorga poder. La diferencia está en si alguien te asigna una categoría desde fuera para señalarte como otro”.
En los países anglófonos una parte de la comunidad gay —aquellos que fueron peyorativamente señalados e insultados como queer— siente que esta palabra todavía les duele y desconcierta. “Categóricamente gay”, declaraba el titular de un artículo de Slate en el que el periodista Jim Farber, que salió del armario en los setenta, admitía estar perdido en esta era de fluidez. Farber se pregunta: si casi cualquier persona progresista puede encontrar la manera de identificarse como queer, ¿qué significa la palabra exactamente? “Me suena a algo que borrará la historia homosexual —mi historia— ahogándola en inclusividad para ampliar su alcance”, reflexiona. “Quizá este sea un factor inevitable del progreso. Al fin y al cabo, cualquier movimiento acaba siendo irrelevante si tiene éxito”.

La pequeña Matera, de la miseria al cielo europeo

La pequeña Matera, de la miseria al cielo europeo
Matera al amanecer (ermess / Getty Images/iStockphoto)


La hoy Capital Europea de la Cultura era en los años 50 un reducto en el que 15.000 personas todavía pernoctaban en estructuras precarias, sin luz ni agua corriente


La pequeña ciudad de Matera , de 60.000 habitantes, es este año Capital Europea de la Cultura –junto a la búlgara Plovdiv–, pero no siempre ha sido un motivo de orgullo para el Estado italiano. Durante años, esta urbe meridional fue conocida como la “vergüenza de Italia” por las condiciones de insalubridad que sufrían sus habitantes hasta no hace mucho tiempo.
Matera era un símbolo de la miseria más extrema en el sur del país transalpino. Ahora está en el cielo europeo y miles de turistas se acercan cada año a descubrir una ciudad que en 1993 comenzó a redimirse cuando la Unesco la nombró patrimonio de la humanidad.

El artista y escritor Carlo Levi, desterrado en la comarca entre 1935 y 1936, quedó muy impresionado con lo que había visto y relató el horror que se había encontrado


El principal atractivo para los visitantes en Matera son las casas en las rocas de los Sassi -literalmente excavadas en las piedras- en las que vivían los materanos, cuyos orígenes se remontan a la edad troglodita. En los años 50 todavía 15.000 personas pernoctaban en estas estructuras precarias, sin luz ni agua corriente. Las familias numerosas utilizaban cajones para que los niños durmieran, y tenían las gallinas debajo de la cama, como se puede ver en una casa que ha quedado como recuerdo para que los turistas conozcan la historia de la urbe. Los cerdos o caballos compartían la misma habitación que los pobres campesinos de Matera.
Interior de una vieja casa bajo la roca de Matera
Interior de una vieja casa bajo la roca de Matera (ermess / Getty Images/iStockphoto)

Carlo Levi, testigo del horror materano


Así lo describió el artista y escritor Carlo Levi, que fue desterrado en la comarca durante el fascismo, en su maravilloso libro, Cristo se detuvo en Éboli (1945). El médico turinés, que no había ejercido porque se dedicaba a pintar y escribir, fue confinado en unospueblos de Lucania (ahora la región de la Basilicata) entre 1935 y 1936, en pleno fascismo. Levi quedó muy impresionado con lo que había visto en Matera y, con un estilo descriptivo muy parecido al de Josep Pla, su contemporáneo catalán, relató el horror que se había encontrado. “Son grutas excavadas en la pared de arcilla endurecida por el barranco... Las calles son a la vez suelos para quien sale de las habitaciones de encima y tejados para los de abajo... Las puertas estaban abiertas por el calor, yo miraba mientras pasaba: y veía que el interior de las grutas no tenía otra luz y aire sino el de la puerta. Algunas no tienen ni siquiera eso, se entra por arriba, entre trampillas y escaleras”, escribió Levi.
Una de las calles de la Sassi de Matera
Una de las calles de la Sassi de Matera (ermess / Getty Images/iStockphoto)
“Cristo nunca llegó aquí, ni llegó tampoco el tiempo, ni el alma individual, ni la esperanza, ni el vínculo entre causas y efectos, la razón y la historia”, continuó con su prosa descarnada. “Nadie tocó esta tierra a no ser como un conquistador o un enemigo, o un visitante incomprensivo”.
Su libro causó conmoción en Italia. Luego, el histórico comunista Palmiro Togliatti tachó a Matera de “vergüenza nacional”, un apelativo que todavía pesa sobre los más mayores, y el entonces primer ministro Alcide De Gasperi ordenó en 1952 reubicar a los habitantes de los Sassi en edificios en la ciudad nueva. Ahora, en los Sassi sólo quedan dos hermanas ancianas, las Fontanarossa, que se niegan a abandonar las casas en las que nacieron.

El renacer de la ciudad


En la nueva Matera la mayoría de los Sassi pertenecen al Estado italiano o se han convertido en hoteles de lujo o casas para los turistas. Es fácil encontrar paradas de souvenirs o restaurantes que ofrecen los típicos guisos de legumbres de la ciudad. Estas laberínticas calles recuerdan a Jerusalén, por eso la ciudad meridional italiana ha servido como escenario para películas como La pasión de Cristo (2004) de Mel Gibson o El Evangelio según san Mateo (1964), de Pier Paolo Pasolini.
Fresco en el interior de una iglesia bajo la roca de Matera
Fresco en el interior de una iglesia bajo la roca de Matera (Blueplace / Getty Images/iStockphoto)
Pero además de perderse por los Sassi, una buena opción para el visitante es acercarse al conjunto extraordinario de 150 iglesias rupestres de sus alrededores que la Unesco incluyó en su preciada lista. Se trata de una ciudad subterránea con iglesias decoradas con frescos de inspiración bizantina, túneles cisternas para recoger el agua. En medio de los Sassi se levanta una roca que alberga dos iglesias monumentales excavadas en la piedra, la de Santa María de Idris y la de San Giovanni in Monterrone, que bien merecen una parada.
Más allá de los orígenes tan antiguos de Matera, la ciudad también presenta una extraordinaria muestra de arte barroco. La catedral, recientemente restaurada, está decorada con detalles barrocos pero fue construida en 1270, y su gran rosetón es románico. Desde su plaza se puede disfrutar de una de las vistas más imponentes del conjunto de casas neolíticas. Además, destaca la iglesia del purgatorio, del siglo XVIII.
Iglesia de Santa María de Idris, en Matera
Iglesia de Santa María de Idris, en Matera (ROMAOSLO / Getty Images)

Con su coronación como Capital Europea de la Cultura, Matera deja atrás para siempre su pasado oscuro y mira hacia el futuro. La ciudad espera que este año 700.000 turistas se acerquen a comprobar cómo ya no será nunca más un peso en la historia italiana, sino que quiere ser un orgullo nacional. Para llegar hasta Matera laopción más fácil es tomar un taxi, un autobús alquilar un coche desde el aeropuerto de Bari , a sólo una hora de la ciudad de las cuevas.