- Mientras que el S&P se revaloriza un 220% (sin dividendos), el oro gana un 50%
- En el año el bitcoin avanza un 200%, mientras que el oro lo hace en un 10%
El oro ha conseguido superar los 1.400 dólares por primera vez en seis años. Sin embargo, si se compara su cotización con la evolución del S&P 500 en los diez últimos años, este hito no es más que un pequeño avance que no compensa los años de letargo que ha protagonizado este metal precioso desde que la Gran Recesión finalizó. Además, el bitcoin empieza a ser visto como un rival duro para el oro, sobre todo en el terreno en el que mejor se ha desenvuelto el metal precioso: los tiempos de crisis e incertidumbre.
Los inversores en oro han tenido que esperar más de seis años para que llegase este día. Con el fuerte rebote experimentado en junio, la onza troy de oro ha superado la zona de los 1.400 dólares por primera vez desde septiembre de 2013. Las turbulencias que han dominado los mercados han dado cierto impulso al metal, que sin embargo ha tenido una respuesta mucho más tímida . Mientras que el oro ha subido un 8,5% en junio, el bitcoin se ha disparado un 40%, haciendo frente al metal como valor refugio.
"Este hito técnico del oro es significativo porque los inversores en oro llevan años viendo cómo uno de sus metales favoritos se movía sin rumbo, incluso cuando la flexibilización de las políticas monetarias de los bancos centrales impulsaba al resto de las clases de activo. Y eso a pesar de que los propios bancos centrales han sido grandes compradores netos de oro desde 2010 y que el entorno político se ha vuelto mucho más impredecible. E, incluso, a pesar de que el bitcoin, el autoproclamado 'activo refugio alternativo', se ha disparado más de un 200% en lo que va de año", aseguran desde la gestora del banco alemán Deutsche Bank.
"Un factor importante que ha contribuido al reciente rally es que se ha restaurado la sincronización con los tipos de interés reales de EEUU"
Los inversores en oro deben conformarse con celebrar que el precio del metal precioso ha subido cerca de un 10% en el mismo periodo. "Un factor importante que ha contribuido al reciente rally es que se ha restaurado la sincronización con los tipos de interés reales de EEUU. En el último año, la tir o tasa interna de rentabilidad de los treasuries ligados a la inflación a cinco años (considerados un proxy del tipo de interés real de EEUU) ha pasado del 1,15% al 0,17%. Como resultado, el coste de oportunidad de invertir en oro se ha reducido sustancialmente". Esto ha ayudado a que el oro sea algo más atractivo comparado con estos activos de renta fija, pero no frente a la renta variable.
Otro factor que ha ayudado a impulsar a esta materia prima ha venido de la mano de la política monetaria, no sólo con las compras de oro directas por parte de institutos monetarios, también por el reciente e inesperado giro acomodaticio del Banco Central Europeo (BCE) y la Reserva Federal estadounidense (Fed), que ha ayudado a garantizar que ese coste de oportunidad (frente a los bonos del Tesoro) seguirá siendo bajo en el futuro próximo. El mantra 'tipos más bajos durante más tiempo' vuelve a sonar con fuerza.
El oro no convence
"Sin embargo, creemos que 'unos tipos más bajos durante más tiempo' también puede servir para describir el comportamiento del oro a largo plazo. El metal amarillo no parece tan brillante si tenemos en cuenta que su precio sigue más de un 25% por debajo de su máximo de 2011", señalan los economistas de Deutsche Bank.
Los datos evidencian que la inversión en oro no es ni la más rentable (de lejos), ni la más segura. Hace diez años, el oro y la bolsa estadounidense coincidieron en el mismo nivel. A principios de julio de 2009, la onza troy de oro cotizaba a 927 dólares y el S&P 500 se situaba en los 923 puntos. Desde entonces, como muestra nuestro Gráfico de la Semana, el índice estadounidense ha avanzado un 220% (sin incluir dividendos) hasta rozar los 3.000 puntos. El oro, por su parte, solo ha ganado un 50% hasta situarse un poco por encima de los 1.400 dólares.
"Tampoco puede afirmarse que estas menores ganancias se hayan visto compensadas por una mayor seguridad, que es lo que suelen buscar los inversores en oro. Si tomamos la volatilidad como una medida de la incertidumbre, las dos clases de activo no muestran grandes diferencias a largo plazo. Rentabilidades más bajas por el mismo riesgo, ¿quién querría eso? Quizás los inversores que ven que los bancos centrales justifican el cambio de rumbo de sus políticas monetarias por el riesgo de recesión. Obviamente, los bancos centrales no rebajarían sus tipos de interés si no tuviesen motivos para hacerlo, ¿verdad?", culmina la nota de la gestora de Deutsche Bank.