domingo, 30 de junio de 2019

La pequeña Matera, de la miseria al cielo europeo

La pequeña Matera, de la miseria al cielo europeo
Matera al amanecer (ermess / Getty Images/iStockphoto)


La hoy Capital Europea de la Cultura era en los años 50 un reducto en el que 15.000 personas todavía pernoctaban en estructuras precarias, sin luz ni agua corriente


La pequeña ciudad de Matera , de 60.000 habitantes, es este año Capital Europea de la Cultura –junto a la búlgara Plovdiv–, pero no siempre ha sido un motivo de orgullo para el Estado italiano. Durante años, esta urbe meridional fue conocida como la “vergüenza de Italia” por las condiciones de insalubridad que sufrían sus habitantes hasta no hace mucho tiempo.
Matera era un símbolo de la miseria más extrema en el sur del país transalpino. Ahora está en el cielo europeo y miles de turistas se acercan cada año a descubrir una ciudad que en 1993 comenzó a redimirse cuando la Unesco la nombró patrimonio de la humanidad.

El artista y escritor Carlo Levi, desterrado en la comarca entre 1935 y 1936, quedó muy impresionado con lo que había visto y relató el horror que se había encontrado


El principal atractivo para los visitantes en Matera son las casas en las rocas de los Sassi -literalmente excavadas en las piedras- en las que vivían los materanos, cuyos orígenes se remontan a la edad troglodita. En los años 50 todavía 15.000 personas pernoctaban en estas estructuras precarias, sin luz ni agua corriente. Las familias numerosas utilizaban cajones para que los niños durmieran, y tenían las gallinas debajo de la cama, como se puede ver en una casa que ha quedado como recuerdo para que los turistas conozcan la historia de la urbe. Los cerdos o caballos compartían la misma habitación que los pobres campesinos de Matera.
Interior de una vieja casa bajo la roca de Matera
Interior de una vieja casa bajo la roca de Matera (ermess / Getty Images/iStockphoto)

Carlo Levi, testigo del horror materano


Así lo describió el artista y escritor Carlo Levi, que fue desterrado en la comarca durante el fascismo, en su maravilloso libro, Cristo se detuvo en Éboli (1945). El médico turinés, que no había ejercido porque se dedicaba a pintar y escribir, fue confinado en unospueblos de Lucania (ahora la región de la Basilicata) entre 1935 y 1936, en pleno fascismo. Levi quedó muy impresionado con lo que había visto en Matera y, con un estilo descriptivo muy parecido al de Josep Pla, su contemporáneo catalán, relató el horror que se había encontrado. “Son grutas excavadas en la pared de arcilla endurecida por el barranco... Las calles son a la vez suelos para quien sale de las habitaciones de encima y tejados para los de abajo... Las puertas estaban abiertas por el calor, yo miraba mientras pasaba: y veía que el interior de las grutas no tenía otra luz y aire sino el de la puerta. Algunas no tienen ni siquiera eso, se entra por arriba, entre trampillas y escaleras”, escribió Levi.
Una de las calles de la Sassi de Matera
Una de las calles de la Sassi de Matera (ermess / Getty Images/iStockphoto)
“Cristo nunca llegó aquí, ni llegó tampoco el tiempo, ni el alma individual, ni la esperanza, ni el vínculo entre causas y efectos, la razón y la historia”, continuó con su prosa descarnada. “Nadie tocó esta tierra a no ser como un conquistador o un enemigo, o un visitante incomprensivo”.
Su libro causó conmoción en Italia. Luego, el histórico comunista Palmiro Togliatti tachó a Matera de “vergüenza nacional”, un apelativo que todavía pesa sobre los más mayores, y el entonces primer ministro Alcide De Gasperi ordenó en 1952 reubicar a los habitantes de los Sassi en edificios en la ciudad nueva. Ahora, en los Sassi sólo quedan dos hermanas ancianas, las Fontanarossa, que se niegan a abandonar las casas en las que nacieron.

El renacer de la ciudad


En la nueva Matera la mayoría de los Sassi pertenecen al Estado italiano o se han convertido en hoteles de lujo o casas para los turistas. Es fácil encontrar paradas de souvenirs o restaurantes que ofrecen los típicos guisos de legumbres de la ciudad. Estas laberínticas calles recuerdan a Jerusalén, por eso la ciudad meridional italiana ha servido como escenario para películas como La pasión de Cristo (2004) de Mel Gibson o El Evangelio según san Mateo (1964), de Pier Paolo Pasolini.
Fresco en el interior de una iglesia bajo la roca de Matera
Fresco en el interior de una iglesia bajo la roca de Matera (Blueplace / Getty Images/iStockphoto)
Pero además de perderse por los Sassi, una buena opción para el visitante es acercarse al conjunto extraordinario de 150 iglesias rupestres de sus alrededores que la Unesco incluyó en su preciada lista. Se trata de una ciudad subterránea con iglesias decoradas con frescos de inspiración bizantina, túneles cisternas para recoger el agua. En medio de los Sassi se levanta una roca que alberga dos iglesias monumentales excavadas en la piedra, la de Santa María de Idris y la de San Giovanni in Monterrone, que bien merecen una parada.
Más allá de los orígenes tan antiguos de Matera, la ciudad también presenta una extraordinaria muestra de arte barroco. La catedral, recientemente restaurada, está decorada con detalles barrocos pero fue construida en 1270, y su gran rosetón es románico. Desde su plaza se puede disfrutar de una de las vistas más imponentes del conjunto de casas neolíticas. Además, destaca la iglesia del purgatorio, del siglo XVIII.
Iglesia de Santa María de Idris, en Matera
Iglesia de Santa María de Idris, en Matera (ROMAOSLO / Getty Images)

Con su coronación como Capital Europea de la Cultura, Matera deja atrás para siempre su pasado oscuro y mira hacia el futuro. La ciudad espera que este año 700.000 turistas se acerquen a comprobar cómo ya no será nunca más un peso en la historia italiana, sino que quiere ser un orgullo nacional. Para llegar hasta Matera laopción más fácil es tomar un taxi, un autobús alquilar un coche desde el aeropuerto de Bari , a sólo una hora de la ciudad de las cuevas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.