sábado, 23 de diciembre de 2023

Muerte entre las flores: cuenta atrás para la extinción de mariposas, saltamontes y escarabajos



Ejemplar de mariposa monarca, especie en pleno declive.
T. Hill



El Centro Alemán para la Investigación de la Biodiversidad (iDiv) Halle-Jena-Leipzig cifra en hasta un 8% anual la velocidad de desaparición de los insectos comunes en hábitats de Europa




Si estos días le da por salir al campo, y se encuentra una mariposa, un escarabajo o un saltamontes, mírelo bien, porque podría no volver a ocurrirle. Los llamados insectos comunes, aquellos que nunca nos han llamado demasiado la atención por su frecuencia, y con los que llevamos conviviendo toda la vida, van camino de la extinción.

El Centro Alemán para la Investigación de la Biodiversidad (iDiv) Halle-Jena-Leipzig acaba de cifrar en hasta un 8% anual la velocidad de desaparición, lo que podría acabar con ellos en poco más de una década en hábitats de Europa y Norteamérica. Por otro lado, especies de insectos menos abundantes, o más raras, aunque también están desapareciendo, lo hacen curiosamente a mucha menos velocidad, de poco menos del 0,3% anual, por una razón que los científicos todavía no han logrado descifrar.

Se estima que más del 80% de todas las especies animales son insectos. Desempeña funciones cruciales en casi todos los ecosistemas. Polinizan más del 80% de las plantas, desempeñan un papel clave en el ciclo natural de los nutrientes y en el control de plagas, y son una importante fuente de alimento para miles de vertebrados. Sin embargo, los programas de conservación han pasado por alto a los insectos, que sólo representan el 8% de los miembros de la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).

Aunque este estudio no investigó explícitamente las causas del declive, todo apunta a la actividad humana y el cambio climático. «Los insectos parecen estar sufriendo un mayor impacto que otras especies a medida que los humanos van conquistando el planeta», explica Jonathan Chase, autor principal del estudio, y profesor del iDiv y de la Universidad Martin Lutero (MLU).

La investigación completa otra publicada en 2020, también por el iDiv, que recopilaba datos de 166 estudios sobre poblaciones de insectos en 1.676 hábitats en todo el mundo, entre 1925 y 2018. Ahí se subrayaba el alto ritmo de desaparición de los insectos terrestres, como mariposas, saltamontes y hormigas, a un ritmo del 0,92% anual, que el nuevo estudio eleva ahora al 1,5%, con picos de hasta un 8%. Se sabe que estas especies terrestres no lo pasan bien cuando hace mucho calor, como en las recientes olas, y que para sobrevivir necesitan reducir su actividad física, conservando energía, y buscando refugio en un ambiente más fresco. El mismo estudio también subrayaba, al mismo tiempo, el aumento del número de insectos que viven en agua dulce, como los mosquitos y las moscas, a una velocidad del 1,08% anual, probablemente, añade el estudio, por las políticas de protección del agua.

Inicialmente se llegó a pensar que las pérdidas de especies dominantes estaban siendo compensadas por nuevas especies, debido a migraciones causadas por el cambio climático. Ahora resulta que no es así. Las nuevas también sufren, lo que está teniendo muchas otras implicaciones, ya que son un alimento básico para las aves y otros animales, y les hace esenciales para mantener los ecosistemas. A otros recién llegados, sin embargo, les está yendo bien, como a la mariquita asiática (Harmonia axyridis), que ahora es común en toda Europa, América y Sudáfrica.

Los investigadores del iDiv califican sus resultados de «sorprendentes», aunque subrayan que sus tendencias están centradas en Europa y América del Norte, y no deben interpretarse como fenómeno global. Otro estudio, publicado en 2017, sobre una reserva natural en Alemania occidental, sugería disminuciones notables en la biomasa de insectos voladores, de hasta el 75% en 27 años, lo que provocó una tormenta mediática que sugería un apocalipsis de insectos en todo el mundo. Chase añade: «Estas disminuciones se observaron en datos a largo plazo de áreas que han permanecido en gran medida intactas, algo así como un bote salvavidas, en lugar de en áreas donde se ha producido una conversión masiva de área natural a algo como un centro comercial o un estacionamiento».


Un escarabajo de tierra (Poecius versicolor) en una hoja seca.
F. Vassen


A medida que el cambio climático redistribuye los ecosistemas terrestres en todo el mundo, se espera que el capital natural del mundo disminuya, provocando una pérdida del 9% de los servicios de los ecosistemas para 2100, según un estudio publicado en Nature.

En la desaparición de insectos muchas veces se habla del «fenómeno parabrisas»: la percepción de la gente de que ahora hay menos insectos que se estrechan contra sus coches en comparación con hace algunas décadas. «Los insectos voladores efectivamente han disminuido en promedio. Sin embargo, la mayoría son menos llamativos y viven fuera de nuestra vista: en el suelo, en las copas de los árboles o en el agua», explica Chase.

La investigadora Ann Swengel lleva más de tres décadas estudiando poblaciones de mariposas en cientos de escenarios en el estado de Wisconsin y otros cercanos de EE. UU: «Hemos visto mucha disminución, incluso en muchos sitios protegidos. Pero también hemos observado algunos donde a las mariposas les sigue yendo bien. Se necesitan muchos años y muchos sitios para comprender los fracasos y los éxitos, especie por especie y sitio por sitio».

Sobre el aumento de moscas y mosquitos, la tendencia positiva es particularmente fuerte en el norte de Europa, en el oeste de Estados Unidos y, desde principios de los años noventa, en Rusia. Para Jonathan Chase es una buena señal: «Durante los últimos 50 años, se han tomado medidas para limpiar ríos y lagos contaminados en muchos lugares del mundo. Eso permitió la recuperación de muchas poblaciones de insectos de agua dulce».

Eso desde un punto de vista ambiental, porque desde un punto de vista sanitario los mosquitos propagan enfermedades como la malaria, la fiebre amarilla y el virus Zika, y matan a más personas que cualquier otra criatura en el mundo. Además, las regiones aisladas se encuentran entre las zonas más afectadas, por lo que la ciencia, al mismo tiempo, trabaja para su erradicación. Sin embargo, su aumento, explica Chase: «Demuestran que podemos revertir las tendencias negativas de los insectos, y nos da esperanza».




Actualizado Miércoles, 20 diciembre 2023 - 17:08
https://www.elmundo.es/ciencia-y-salud/medio-ambiente/2023/12/20/65830be7e9cf4a30238b4589.html