Cada carilla puede llegar a costar hasta 3.000 euros.
Las clínicas turcas ofrecen tal variedad de servicios quirúrgicos que es fácil que al llegar a Barajas no le reconozca ni su familia
Primero fuimos por el pelo, después por los retoques estéticos y ahora los españoles viajamos a Turquía para ponernos carillas de porcelana en los dientes. Una moda importada de Reino Unido que ha ido cobrando fuerza en los últimos meses —pese a los avisos que llegan desde la prensa británica— y que ya rivaliza en los vuelos de Turkish Airlines con los que vuelan para recuperar el flequillo.
Se trata de un tratamiento estético que consiste en pegar sobre el diente una pieza con aspecto de diente perfecto. Con respecto a los implantes, las carillas son menos invasivas y mucho más baratas. Sin embargo, el precio varía según dónde pregunte. El pack completo, también conocido como Hollywood Smile, que incluye veinte carillas y el tratamiento, cuesta 28.000 euros en Londres, en torno a 15.000 en Madrid y 5.000 en Estambul.
"Antes venían muchos amigos de la familia a ponerse carillas aquí", explica a este periódico el mallorquín Robert W., de 21 años, hijo de unos turistas británicos que llegaron a la isla en 1974 y nunca más se fueron. "Pero ahora es mucho más caro. Las clínicas de Palma llevan muchos años subiendo precios y ahora los jóvenes nos vamos a Turquía", explica por teléfono.
Según relata el estudiante, las intervenciones de estética dental son habituales entre los británicos, también en los de las colonias del litoral español. "Recuerdo muchos invitados de mis padres que venían a arreglarse los dientes. Los ingleses tenemos unos dientes horribles, es nuestra fama", ríe Robert. "Ahora se van a Turquía y nosotros también".
Lo curioso es que Robert no conoció el tratamiento por los amigos de sus padres, sino por un influencer británico. Turquía conoce sus caladeros y le financia el tratamiento a todo tipo youtubers e instagrammers de habla inglesa a cambio de promoción. "De repente no paraban de salirme influencers con unos dientes perfectos y me puse a ahorrar", explica. Robert voló a Estambul en junio junto a otros dos amigos, ambos mallorquines, que han hecho sus pinitos en el modelaje publicitario y tienen la sonrisa por herramienta laboral. "Estuvimos ocho días en el Crowne Plaza, un hotelazo de cinco estrellas en pleno centro, nos vinieron a buscar y a llevar al aeropuerto, tuvimos a un intérprete siempre al lado... nos salió por 8.000 euros, más o menos", recuerda.
Pese a que considera la experiencia como "muy positiva, casi perfecta", Robert reconoce que tanto él como otro de sus amigos han tenido que ir al dentista en Mallorca para pequeños arreglos que les han costado unos cientos de euros extra.
Turquía ofrece cientos de tratamientos médicos por la mitad de lo que cuestan en España
"En estos momentos estamos atendiendo a unos treinta españoles al mes", dice desde Estambul Mehmet Şenbağcı, jefe del Departamento de Relaciones Internacionales de Surgerytr, una de los centenares de clínicas multiusos de Turquía. Sus catálogos son una suerte de Amazon de la cirugía. ¿Quiere una liposucción? Serán 2.900 libras. O puede ponerse pecho por 3.500 y después reducirlo por otras 3.000. Quizá quiera tener un pelo afro por apenas 1.500 libras, unas cejas nuevas por 1.250 o un pack barba y mostacho por 1.650.
También te puede hacer una Hollywood Smile por 4.000 libras, la mitad de lo que le costó a Robert hace seis meses, que a su vez era la mitad de lo que costaría en España. Según Şenbağcı, dos motivos explican el boom en España: por una parte, la corriente de fondo, el "reconocimiento de Turquía en el turismo de salud a nivel mundial, que implica un aumento significativo en el número de pacientes". Por la otra, el clásico boca oreja: "Las referencias de pacientes felices y satisfechos también nos son muy efectivas", dice el turco.
¿Es seguro?
España y Turquía son dos potencias del turismo sanitario. Compiten por escalar en el top 10 de destinos médicos a nivel mundial y mantienen una dura pugna por el favor de alemanes, ingleses e irlandeses, los pacientes más rentables, pero cada uno en una gama: Alemania es gama alta, España gama media y Turquía gama baja. Esto implica, casi siempre, que los médicos alemanes hablan mal de los españoles y estos, de los turcos; también que los casos de tratamientos fallidos del rival se amplifican en la prensa, creando una sensación de inseguridad que no siempre respalda la estadística.
Le preguntamos si es seguro ponerse carillas en Turquía al odontólogo Óscar Castro, presidente del Consejo General de Dentistas de España. "Yo no digo que no sea seguro, dependerá del caso, lo que sí veo son cosas mal hechas. Por ejemplo, que no se puede diagnosticar a un paciente enviando una foto de móvil de su boca y la foto a una radiografía. Yo he visto a un paciente con mandíbula clase 3, con la parte inferior muy prominente, al que le habían dicho que le ponían carillas. Claro, es que la prominencia no se ve en una simple radiografía frontal", lamenta Castro.
"Y otra cosa que no entiendo es que no se haga un seguimiento. Los odontólogos no vendemos productos, no es como una camisa que la vendes y te olvidas. Hay que seguir revisando al paciente para que todo vaya bien, y en Turquía de esto se desentienden. Según las estadísticas de los británicos, el 70% de los que van a ponerse carillas turcas acaba en un odontólogo británico", continúa Castro.
"Los odontólogos no vendemos productos: esto no es una camisa, que la vendes y te olvidas"
Ferran Llansana, odontólogo en Palma de Mallorca y experto en carillas dentales, se ha encontrado con varios casos de carillas turcas mal implantadas. A tenor de su experiencia, en Turquía no planifican ni simulan la operación con detalle, lo que les obliga a rebajar el diente real más de lo deseable. “He observado que se realizaron procesos más estándar y no lo adecuado en estos casos: planificar el volumen final de la restauración y después reducir apenas 0,2 o 0,3 milímetros de diente, o incluso descartando aquellos casos que previamente precisen de tratamientos complementarios, como puede ser la ortodoncia”, detalla Llansana.
Con todo, el presidente de los odontólogos españoles cree que la base del problema no es Turquía, sino la banalización de la medicina: "Estamos creando una realidad paralela en la que cualquiera puede acceder a cualquier tratamiento médico cuando le plazca. Te puedes ir a Egipto, Turquía o Bulgaria a cambiarte todos los dientes porque sale barato, o directamente hacerlo en casa. Lo vemos con los alineadores dentales o los blanqueadores: son procedimientos que se han de llevar a cabo en clínica, pero está internet lleno de influencers que te dicen que no pasa nada, que te puedes echar líquidos abrasivos en los dientes en tu casa", zanja Castro.
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