- El brusco giro del PIB pilla por sorpresa a la Comisión Europea y el FMI
- La globalización retrocede y se busca un impuesto mínimo global para sociedades
El PIB a precios corrientes (sin descontar inflación) de Irlanda se ha multiplicado por seis desde 1999. Pese a que este milagro ha sido cuestionado por el notable impacto que ha tenido en el PIB los crecientes beneficios de las multinacionales que se han establecido allí, lo cierto es que la economía de Irlanda ha sufrido un cambio radical desde entonces. Frente al 16% de paro de mediados de los 90, hoy Irlanda presenta un desempleo ligeramente por encima del 4%. Además, la renta per cápita del 'Tigre Celta' es de las más altas del mundo. Sin embargo, este milagro podría estar quedándose sin gasolina. Una pausa o quizá el fin de un modelo. Lo que ocurre en la pequeña Irlanda puede ser síntoma de un cambio de paradigma mundial: el freno de la de globalización.
La economía de Irlanda creció más de un 6% durante la pandemia del covid, mientras que otros países como España sufrían una contracción superior al 10%. La fuerte presencia de multinacionales tecnológicas (y sus beneficios) en el tejido productivo de Irlanda permitió este otro 'milagro' dentro del 'milagro'. Sin embargo, en los últimos meses algo parece estar cambiando en la economía irlandesa.
Ahora, la cuestión pasa por conocer si es una pausa coyuntural o un cambio a nivel global que podría pesar sobre la muy abierta economía de Irlanda durante años. Irlanda puede ser el canario en la mina de la globalización. Los acuerdos supranacionales para establecer un impuesto mínimo a las empresas del 15%, la aprobación de aranceles, la regionalización de las cadenas de suministro, el proteccionismo de una forma más general y la vuelta a casa de algunas empresas afectaría en primera instancia a aquellas economías muy abiertas (exportaciones e importaciones representa una buena parte del PIB) y que dependen en gran medida de la inversión extranjera directa de las multinacionales que se establecen en dichos territorios.
Por ahora, lo único cierto es que la economía de Irlanda está sufriendo una inesperada recesión. Este 2023, mientras que la tasa de paro retrocedía en la Eurozona, en Irlanda ha subido casi un punto porcentual. Por otro lado, en tres de los últimos cuatro trimestres, el PIB ha retrocedido con cierta intensidad. En el último trimestre disponible (el tercero de este año) la caída ha sido del 1,8%. En términos interanuales, la caída del PIB es del 4,7%. Es decir, hoy la economía de Irlanda es un 4,7% más pequeña que hace un año, según los últimos datos de Eurostat. Irlanda ha pasado de ser la economía de mayor crecimiento del euro a ser el mayor 'lastre' junto con Estonia.
Irlanda destroza las previsiones de Bruselas
Esta reversión de la tendencia ha sido aguda y repentina. Tal ha sido el movimiento, que la caída de la economía de Irlanda ha destrozado las previsiones de la Comisión Europea. A principios de año, la Comisión Europea preveía que la economía de Irlanda creciera un 5,5% este año. Sin embargo, en las últimas previsiones vaticinó un escenario de recesión claro, con una contracción del PIB del 0,9%. Aún no está claro si la desaceleración es tan solo una pausa, algo más serio o incluso el fin del milagro. Todo hace indicar que el período de rápida globalización que comenzó con la caída del comunismo a finales de los años 80 y que abrió el camino de Irlanda hacia la prosperidad (alcanzar uno de los PIB per cápita más altos de todo el mundo) ha terminado ahora que las economías apuestan en mayor medida por el proteccionismo, fragmentando las cadenas de valor y el trabajo de algunas multinacionales.
Desde Bruselas creen que este parón es solo una pausa en el camino: "Esta desaceleración está influenciada principalmente por unos pocos sectores clave dominados por multinacionales principalmente orientadas a la exportación. La demanda interna modificada (una suerte de PIB que aísla el impacto de los beneficios de las multinacionales) siguió creciendo, aunque a un ritmo más moderado en el contexto de una alta inflación que está frenando el gasto de los hogares y las empresas, asegura el último informe de la Comisión Europea.
Además, "se espera que el consumo privado crezca moderadamente en los próximos trimestres, ya que las condiciones financieras más estrictas pesan sobre el gasto de los hogares. Sin embargo, se prevé que un mercado laboral fuerte y un aumento de los salarios reales respalden el consumo hasta 2024 y 2025", señala el documento. Con todo, desde Bruselas apuestan a que la economía de Irlanda volverá a crecer por encima del 3% en 2024 y 2025. Esperemos que esta vez sus previsiones sean más acertadas.
Riesgos externos para Irlanda
Por el lado opuesto aparece el Fondo Monetario Internacional, que, aunque cauto y circunspecto, destaca las amenazas que acechan al 'Tigre Celta': "Las perspectivas se ven empañadas por considerables riesgos externos. Un mayor debilitamiento de la demanda externa, un nuevo aumento de los precios de las materias primas, una intensificación de la guerra de Rusia en Ucrania o el conflicto entre Israel y Gaza y unas condiciones financieras mundiales más estrictas de lo esperado plantean riesgos para las perspectivas de Irlanda".
Además, el FMI destaca que algunos de los factores que han sido clave para impulsar el milagro de Irlanda son ahora las nubes que se forman en el horizonte: "La pequeña y muy abierta economía de Irlanda, probablemente, se vería significativamente afectada por una fragmentación geoeconómica cada vez más profunda en los próximos años y los cambios en la tributación internacional podrían tener más consecuencias de las que se prevén actualmente. Las actividades de las empresas multinacionales (EMN) entrañan riesgos para ambas partes: una reducción (expansión) del sector de las EMN conduciría a un menor (mayor) crecimiento del empleo, a los ingresos fiscales y a la confianza", advierte el FMI en su último informe sobre la economía de Irlanda.
También hay otro riesgo que es el financiero. El instituto monetario señalaba que los riesgos financieros sistémicos han aumentado, aunque existen factores atenuantes. Las condiciones financieras más estrictas (producto de las subidas intensas de tipos del Banco Central Europea), la inflación persistente y las crecientes vulnerabilidades en el mercado inmobiliario comercial y sus vínculos con entidades no bancarias apalancadas son factores clave que contribuyen a los mayores riesgos, destacaba el FMI.
Al mismo tiempo, los hogares se han mantenido resistentes a las subidas de los tipos de interés y costes de vida más altos, mientras que las tasas de insolvencia de las empresas nacionales han aumentado solo modestamente. El mercado inmobiliario residencial sigue siendo vulnerable a nuevos aumentos de los tipos de interés. Con todo esto, Irlanda se enfrenta a varios frentes nada despreciables. El milagro del 'Tigre Celta' está en peligro de desvanecerse. Aunque dados los niveles de renta per cápita del país y los estándares de vida, serán muchos que piensen a día de hoy: 'que nos quiten lo bailao'.