domingo, 26 de mayo de 2024

El misterio de Emily Valentina: nadie sabe si la mujer que obsesiona a internet es real o no



Imágenes de Emily Valentina subidas a sus redes sociales. (EC)



Esta mujer que supuestamente vive en Alemania está inundando Twitter con anuncios, pero su existencia está en duda. Es el último ejemplo de cómo la inteligencia artificial está borrando la frontera entre realidad y ficción




"Hay tres cosas seguras en la vida: la muerte, los impuestos y Emily Valentina". "Sí, Emily, ya sabemos todos que estás muy buena". "De verdad que quiero silenciar a Emily Valentina, pero estoy convencido de que hay algo detrás y necesito saber qué es. ¿Porno? ¿Religión? ¿Bitcoin? ¿Una secta?".

Estos son solo algunos de los mensajes que han publicado miles de usuarios en los últimos días sobre una misteriosa mujer llamada Emily Valentina. Es joven, atractiva, vive en Alemania y le apasiona compartir fotos y vídeos de ella misma rallando patatas, sorbiendo café, preparando batidos de fresa o bailando con una aspiradora. Algunos la describen como la campaña publicitaria más cara e inútil de Twitter. Otros esperan con ansia su próxima publicación para entrar a trolearla. Valentina es el nuevo ejemplo de cómo la inteligencia artificial está borrando cada vez más la frontera entre realidad y ficción.

Nadie sabe quién es Emily Valentina. Ni siquiera si existe de verdad. Pero, en apenas unas semanas, ha obsesionado a miles de usuarios, algunos de los cuales han dedicado horas a intentar destapar (sin éxito) quién está detrás de su cuenta. El motivo que ha desatado la "cacería" es doble: por un lado, Valentina se está gastando un dineral para comprar anuncios en X (antes Twitter) e inundar tu timeline. Por otro, todo apunta a que no es una persona real, sino una inteligencia artificial. ¿Qué vende? Curiosamente, nada. Solo su vida. Frases huecas al estilo Mr. Wonderful que despiertan una mezcla de asombro, vergüenza ajena y voyeurismo.

"Aquí estoy sentada en la bañera y relajándome. Os deseo una buena noche [foto sugerente dándose un baño de espuma]. "El twist de la taza. ¡Sígueme!". [vídeo bailando mientras carga el lavavajillas]. "Estoy tumbada en el sofá, libro en mano, sumergiéndome en otros mundos. ¡Tiempo para mí! [foto posando con una tableta]. "Aprovecho cualquier oportunidad para bailar, por qué no con la aspiradora [vídeo luciendo pantalón ajustado de cuero]. Lo chocante es que decenas de seguidores responden a cada uno de sus mensajes. Valentina se lo agradece con respuestas automatizadas creadas por un bot.

En unas semanas, ha superado los 8.100 seguidores en Twitter y los 1.000 suscriptores en su canal de Telegram. Tampoco son números estratosféricos, por lo que los especialistas en campañas digitales están desconcertados. Sus anuncios son como una apisonadora. Si haces clic en un tuit con la última hora sobre el bombardeo de Israel en Gaza, ahí está Valentina en la primera respuesta. ¿Acuerdo entre Junts y Sánchez? Valentina surge en bata y café en mano para desearte los buenos días. Es una estrategia que de hecho está consiguiendo un efecto contrario al supuestamente deseado: que mucha gente acabe harta y bloquee o silencie su cuenta. Nadie sabe qué pensar.

"Vi uno de sus anuncios hace un mes y me sorprendió porque no vendía nada. Además, había algo raro, su cara parecía generada por IA o con algún tipo de filtro. Es una campaña masiva y muy cara, en varios países, idiomas y encima generada en parte por IA", explica a este diario Álvaro Sáez, especialista en posicionamiento online, que ha analizado frame a frame parte de sus vídeos.

Su conclusión es que se trata de una persona real y en entornos reales (su casa, un bosque...) pero que usa algún tipo de filtro, IA o deepfake para aparecer más guapa u ocultar su verdadera identidad. Esto es evidente en algunos de los vídeos y fotos, pero no en todos. En uno, Valentina aparece corriendo en el campo y una de sus orejas parpadea y su cara no se mueve de forma natural, fallos típicos al emplear filtros y deepfakes. En otros, la iluminación de la cara y su orientación delatan que son falsas. La gran pregunta es, ¿para qué montar todo esto?

"No creo que haya una agencia de marketing detrás. Pinta más a un intento de ganar seguidores para luego crear un OnlyFans y monetizar con eso, o algún tipo de experimento sociológico de alguien al que le sobra el tiempo y el dinero", dice Sáez, quien tampoco descarta que sea la mujer que se hace pasar por Valentina la que esté pagando esto de su propio bolsillo. Teniendo en cuenta el coste de otras campañas en Twitter, llegar a cientos de miles de personas en varios países podría estar costándole entre 3.000 y 5.000 euros mensuales. Todo depende del número total de usuarios que esté impactando y de su perfil concreto.


Influencers hiperrealistas creadas con IA

El caso de Emily Valentina es el último ejemplo del poder de la Inteligencia artificial para confundirnos y mezclar realidad y ficción. Algo parecido ha ocurrido estos días con Aitana López, una joven amante del fitness y los videojuegos que se ha viralizado en redes sociales por sus selfies sexualizadas con las que ha logrado cientos de miles de seguidores y titulares en todos los medios.

Aunque a muchos le cueste creerlo, Aitana en realidad no existe, está diseñada 100% por IA. Sus creadores han ido añadiendo en sus stories de Instagram escenas reales mostrando los platos que acaba de cocinar o sus piernas corriendo en la cinta del gimnasio. Sin embargo, son imágenes del día a día de los empleados de la agencia de marketing detrás de Aitana. El resultado, igual que ocurre con Valentina, es que cada vez cuesta más distinguir qué es real de lo que no.

"Jugamos un poco con la ambigüedad, es verdad que no hemos dicho claramente que Aitana es una modelo de IA, pero si lo quieres averiguar, lo encuentras. Nuestros abogados nos dijeron que no podíamos mentir, nos podían denunciar por usurpación de identidad o incluso estafa", explica a El Confidencial Rubén Cruz, cofundador de la agencia The Clueless, con sede en Barcelona. Junto con su socia, Diana Núñez, ha creado dos modelos virtuales, Aitana y Maia. Si no fuera porque no existen, podrían pasar por influencers de carne y hueso. De hecho, ese es el objetivo.


"Estábamos cansados de que una influencer nos pidiera 7.000€ por una foto. Nos dijimos, vamos a crear nuestras propias modelos con IA"



"Diana y yo teníamos una agencia de comunicación, y estábamos cansados de que una influencer nos pidiera 7.000 euros por publicar una foto. Así que nos dijimos, vamos a crear nuestras propias modelos con IA y ahorrarnos costes. Imagina, por ejemplo, lo que supone ir a Londres para una sesión de fotos: pagar modelos, aviones, equipo fotográfico, estudio... te puedes dejar 10.000 o 15.000 euros, y no te aseguras que las fotos salgan como quieres. Nosotros nos gastamos unos 2.500 euros al mes en mantener una modelo generada por IA, creando fondos, retocando... Los resultados son espectaculares y tenemos a marcas interesadas en que Aitana o Maia aparezcan con sus productos".

Cruz, de 30 años, prefiere no explicar el cóctel de herramientas de IA que ha usado para dar vida a sus modelos, pero asegura que el proceso es muy similar al de retocar fotos de modelos reales. "Pasamos horas asegurándonos de que todas las caras son iguales, los perfiles, las sombras... hasta el más mínimo detalle. Por eso son tan hiperrealistas. Está claro que lo que vende son imágenes sexualizadas, pero las nuestras creo que son las más suaves de las que ves por ahí".

Su agencia ha empezado a ingresar dinero con estas modelos virtuales aunque, de momento, no cubre costes. Reconoce que "nos han crujido" por contribuir a la sexualización de la mujer, pero asegura que, en el fondo, estos dos personajes son un reflejo de la sociedad. "La gente no se lo creerá, pero el éxito de Aitana se debe a que hemos hecho mucha investigación de mercado y sabemos qué cánones de belleza, imágenes y situaciones cotidianas interesan a según qué perfil de gente", explica Cruz.


En mitad de todo este fango, la inteligencia artificial es el arma perfecta para engañar más rápido, más barato y mejor


La IA se ha vuelto tan infalible analizando nuestros gustos, pasiones y debilidades que manufacturar una canción y auparla al número uno mundial o engendrar una modelo de enamore a medio mundo, engañando a muchos en el proceso, es más fácil y barato que nunca.


Cuando tu ídolo es una IA

El fenómeno de los influencers generados por IA no es nada nuevo. Milla Sofia, Shudu, Inma o Lil Miquela, algunas de las modelos virtuales más populares, han acumulado millones de seguidores durante los últimos años. Las marcas se pegan por aparecer en sus redes y a sus fans ni les importa que sean una creación virtual. Interactúan con ellas como si fueran de verdad. El boom de la IA generativa, sin embargo, ha cambiado las reglas. Ahora ya es casi imposible diferenciar un personaje 100% virtual de uno real. Eso nos lleva a desconfiar de todo, incluso cuando vemos experimentos mucho más básicos a nivel técnico, como el de Emily Valentina.

"Creo que lo que está ocurriendo es inherente al comportamiento humano. Hay mucha gente que se siente sola o que no le gusta socializar en persona. Otros simplemente van cachondos y les pone hablar con estas mujeres. Es como la película de Her. ¿Te puedes enamorar de Aitana o Maia? Yo me enamoré del holograma de Ana de Armas en Blade Runner 2049, con eso te lo digo todo. Es como cuando le escribes un tuit a la Kim Kardashian y le dices ¡guapa! Sabes que no te va a responder, pero se lo envías de todas formas", explica Rubén.

Este especialista asegura sentirse igual de descolocado con el fenómeno de Emily Valentina. "Su cuerpo y todos los fondos son reales, no hay duda. Lo que no queda claro es la cara. Parece que está usando algún filtro de IA. Pero es todo bastante cutre. Lo que es seguro es que quiere hacer ruido. ¿El motivo? Vete a saber, igual es la propia mujer, es como si se hubiera quedado soltera y tuviera 40.000 euros libres para gastar", bromea.

Álvaro Sáez no descarta que se trate de un experimento de alguien que ha encontrado un fallo en la plataforma de publicidad de X y esté colando miles de anuncios a un coste irrisorio. No es la primera vez que ocurre y es otra de las conclusiones del caso Emily Valentina: la publicidad en Twitter está rota. De ser un escaparate para las grandes marcas, ahora el timeline está repleto de anuncios engañosos con notas de la comunidad avisando del timo, supuestos influencers vendiendo cursos para convertirte en millonario y veinteañeros haciéndose pasar por empresarios de éxito. En mitad de todo este fango, la inteligencia artificial es el arma perfecta para engañar más rápido, más barato y mejor.

"La IA va a traer cosas buenas y malas. En nuestro negocio del modelaje, desde luego va a cambiarlo todo", explica Rubén. "No creo que la IA vaya a sustituir a María Pombo, pero todo esto está avanzando muy rápido. Ahora puedes hacer creer a alguien que una foto o un vídeo de una IA es una persona real. Pero imagina cuando esa IA hable por sí sola. Imagina cuando sea capaz de hacer un directo en tiempo real en Twitch o en YouTube. E imagina que puede hablar solo contigo. Eso sí que va a cambiar el juego".