jueves, 9 de mayo de 2024

Uno de los científicos que más contribuyeron a combatir el coronavirus hoy duerme en la calle

 


  • El virólogo Zhang Yongzhen publicó el genoma del SARS-CoV-2
  • Gracias a ello pudieron desarrollarse test y vacunas contra el coronavirus
  • La revista Nature cuenta que desde el domingo duerme en la calle


La historia inacabada del virólogo chino Zhang Yongzhen refleja a la perfección cómo de la noche a la mañana podemos perderlo todo. Probablemente no le suene su nombre, pero sin sus avances, descubrimientos y publicaciones la humanidad no habría podido desarrollar con éxito vacunas contra la covid-19 (o, al menos, de manera tan rápida). Y a pesar de obtener numerosos reconocimientos internacionales al mérito científico, hoy duerme en la calle.

Su historia la ha publicado este miércoles la prestigiosa revista Nature, la misma revista que en 2020 le incluyó entre las entre las 10 personas más relevantes del ámbito científico de aquel año. En concreto, Zhang logró aquel reconocimiento por publicar el 11 de enero de 2020 (cuando aquí prácticamente ni conocíamos la existencia del coronavirus) el genoma del SARS-CoV-2, el virus que en aquel entonces causaba innumerables -e inexplicables- neumonías en Wuhan (China).

Gracias a ello, investigadores de todo el mundo pudieron posteriormente investigar las proteínas clave del virus, crear pruebas de diagnóstico y diseñar vacunas efectivas contra el coronavirus. Sin embargo, Zhang no lo tuvo fácil para hacer públicos los datos que tanto él como su equipo averiguaron.

Desconocimiento o desobediencia

Según relató entonces la revista científica, "lanzar la secuencia no fue un asunto sencillo". "El laboratorio de Zhang en el Centro Clínico de Salud Pública de Shanghai (SPHCC) recibió una muestra del patógeno el 3 de enero. El mismo día, el gobierno chino hizo circular una orden que prohibía a las autoridades y laboratorios locales publicar información sobre el virus", detalla Nature. Finalmente, tras meditarlo mucho y debatirlo con su colega Edward Holmes, de la Universidad de Sydney en Australia, Zhang quebrantó la orden china y publicó la información en bases de datos accesibles desde cualquier parte del mundo. A día de hoy no se sabe si la desobediencia de Zhang fue una decisión consciente o inconsciente, ya que él aseguró no estar al corriente de las órdenes emitidas por el Ejecutivo chino.

Posible represalia

Sea como fuere, lo cierto es que desde entonces la producción científica de uno de los autores más influyentes de los últimos tiempos ha decaído considerablemente. "Según la base de datos Dimensions, Zhang fue coautor de 5 artículos de investigación en 2018, 9 en 2019 y 18 en 2020. Pero esa creciente tasa de publicación se redujo a 3 en 2021 y 4 en 2022. Zhang fue coautor de 6 artículos en 2023, ninguno de que contenía datos originales", recopila la popular revista científica.

La decadente carrera del virólogo tocó el pasado domingo, momento a partir del cual Zhang Yongzhen duerme en la calle. Lo hace, según ha podido conocer la revista Nature, después de que la Universidad de Fudan decidiese cerrar el lugar de trabajo del virólogo, el SPHCC. Holmes, quien trabajó -virtualmente- codo con codo con Zhang, cree que el cierre del laboratorio podría formar parte de un esfuerzo por dejar de lado a Zhang por compartir datos no autorizados. "Es desgarrador verlo", dice en declaraciones a la revista.

Según cuenta la agencia AP, Zhang intentó ir al laboratorio el fin de semana y los guardias le impidieron la entrada. Como protesta, se sentó afuera sobre cartón aplastado bajo la lluvia. "La noticia de la protesta se difundió ampliamente en las redes sociales chinas y Zhang le dijo a un colega que durmió fuera del laboratorio, pero el martes no quedó claro si permaneció allí", cuenta la agencia.

Aunque el SPHCC no ha contestado preguntas de la prensa, emitió un comunicado en el que aseguraba que el laboratorio necesitaba una renovación y que había proporcionado al equipo de Zhang un espacio alternativo. Por su parte, el propio Zhang, relató a través de su perfil en una red social una historia diferente: que el centro les había concedido dos días para mudarse, pero en ningún caso les indicó dónde debían reubicarse. Más tarde, Zhang contó que el centro terminó facilitándoles otro lugar, pero que no tenía las condiciones de bioseguridad necesarias para almacenar sus muestras, que contienen patógenos desconocidos. "El laboratorio de Zhang es un laboratorio de nivel 3 de bioseguridad", especifica la revista.

Tras toda la repercusión alcanzada, la trágica historia de Zhang finalmente podría tener un desenlace 'feliz'. Según relata la revista, Zhang dijo en una publicación a última hora del martes que se había llegado a un acuerdo el SPHCC para reanudar la labor investigativa en el laboratorio.