domingo, 26 de mayo de 2024

De Indira a Rahul Gandhi, una saga familiar marcada por el poder y la tragedia



Indira Gandhi en su despacho, en 1966; su primer año al cargo de la India. Tenía 49 años y gobernó la India, casi de forma ininterrumpida, hasta su magnicidio, en 1984 Jack Garofalo/Paris Match


La saga suma más de un siglo de liderazgo India: tres primeros ministros, incluido el líder de la independencia, seguido por su hija, Indira, y que continúa con Rahul y su hermana Priyanka



El pasado septiembre, la universidad Sciences Po de Paris, recibió con honores a un hombre de barba canosa, ataviado con un khurta de algodón blanco. Era Rahul Gandhi, bisnieto del héroe nacional indio, Jawaharlal Nehru; nieto de Indira Gandhi, la primera mujer al mando del país; hijo del también primer ministro Rajiv Gandhi. De 53 años, soltero y, como lo presentaron: “Una de las voces más importantes de la India”, Rahul ha seguido los pasos de su familia y lleva más dos décadas en política. También lo ha hecho su hermana Priyanka, la cual, dicen, es muy parecida a su abuela, Indira.

Estos son, en pocas palabras, los Nehru-Gandhi: una dinastía política fundamental en un país que celebra elecciones generales. Casi mil millones de personas votan en un proceso que, dadas estas cifras, se hace de forma escalonada. Desde 2014, la India está dirigida por el populista Narendra Modi, líder del BJP, que representa la némesis del Partido del Congreso, prácticamente parte del ADN de la familia Nehru-Gandhi.

Rahul Gandhi en el 131.º aniversario del partido, en 2016

Rahul Gandhi en el 131.º aniversario del partido, en 2016

 Chandan Khanna

“Gracias por invitarme. Preferiría sentarme ahí, con los estudiantes, pero… no tengo elección”, dijo Rahul en Sciences Po. En cierto modo, esta coletilla sintetiza el sino de la familia: ni su abuela ni su padre tuvieron tampoco alternativa a la hora de dedicarse a la política. “Hay momentos en que la vida no te deja elegir”, le dijo Rajiv a su mujer, Sonia, cuando Indira fue asesinada, en 1984. Sus apellidos eran demasiado valiosos para el Partido del Congreso, que los necesita para ganar las elecciones.

Esta saga se inicia hace más de un siglo, cuando Motilal Nehru, un próspero abogado de Delhi, decidió unirse a Mahatma Gandhi y luchar por una India libre de la dominación británica. Motilal no vio ese momento, pero sí su hijo, Jawaharlal. Como su padre, el Pandit (maestro) Nehru, se quedó deslumbrado por Gandhi y, tras años de batallas políticas, en 1947 se convirtió en el primer ministro de la India independiente.

El primer ministro de la India independiente fue el padre de Indira Gandhi

Poco se sabe de su esposa, Kamala Kaul, madre de su única hija, Indira, nacida en 1917. Indira fue una niña tímida, que se crio en la hermosa casa familiar de los Nehru en Uttar Pradesh. Allí adquirió el compromiso de su familia: “De niña, todos mis juegos eran políticos”, recordaría. La frágil salud de su madre y los encarcelamientos de su padre y de su abuelo marcaron una infancia difícil. Indira adoraba a su padre, aunque lo desobedeció cuando, a los 25 años, se casó con Firoz Gandhi, un apuesto parsi, miembro del Partido del Congreso.

Del matrimonio nacerían dos niños: Rajiv y Sanjay. Debido a las infidelidades de Firoz, la pareja estaba separada. Indira y sus hijos vivían con Nehru, viudo desde hacía años, en la residencia oficial del primer ministro. La hija ejercía de primera dama y, casi por osmosis, aprendió el arte de la política; un destino que su padre aspiraba para ella. En 1959 se convirtió en la presidenta del partido. En 1966, dos años después de la muerte de su padre, en primera ministra de la democracia más grande el mundo.

Sonia votando en las elecciones de 1991

Sonia votando en las elecciones de 1991

 Stefan Ellis

Fue en ese entonces cuando entró en la familia Sonia Maino: una joven italiana que Rajiv Gandhi había conocido en Cambridge, donde ella estudiaba inglés. Pese a la oposición de su familia, Sonia se casó con Rajiv en Delhi, en 1968. Su suegra, Indira, le prestó el sari rojo, tejido por Nehru en prisión, con el que ella también se había casado.

Sonia es la protagonista de El sari rojo (Seix Barral), la estupenda novela de Javier Moro, donde se refleja su larga fascinación por esta saga. “Era difícil no interesarse”, cuenta al Magazine. “Cuando mi tío Dominique [el escritor Dominique Lapierre, autor, entre otros, de La ciudad de la alegría], presentaba un libro en la India, Indira Gandhi siempre lo recibía. Yo estuve en alguna de esas presentaciones y siempre me fijaba en Sonia: esa sombra que vivía en la casa de la primera familia del país, muy criticada por su origen extranjero”.

Sonia Maino era la sombra que vivía con la primera familia del país y fue muy criticada por ser extranjera

Moro sabía que ahí había una historia para contar, pero, en ese entonces, no había final. Sonia era una mujer con aversión a la vida pública y enamorada de Rajiv, un feliz piloto de Air India. La pareja no tenía ambiciones políticas aunque, siguiendo la tradición, convivían con Indira. Por ello, fueron testigos las tribulaciones de la carismática primera ministra, que gobernó la India, casi de forma ininterrumpida, desde 1966 a 1984.

La relación entre Indira y Sonia era excelente. La italiana, de carácter conciliador, se había convertido, como describe Moro, “en la perfecta nuera india”. No sucedía lo mismo con Maneka, la joven y volcánica esposa de Sanjay: el hijo favorito de Indira y al que sí le gustaba el poder. Cuando, en 1980, Sanjay murió pilotando una avioneta acrobática, la convivencia con Maneka se degradó hasta el punto que Indira la echó de casa. La nuera se llevó a su hijo, Varun. Hoy ambos son miembros destacados del BJP.

Rajiv recibido en Delhi tras una victoria electoral, con su esposa Sonia y su hija Priyanka en 1981

Rajiv recibido en Delhi tras una victoria electoral, con su esposa Sonia y su hija Priyanka en 1981

 Sondeep Shankar

La desolación de Indira por la muerte de Sanjay provocó que, muy a su pesar, Rajiv se metiera en política, para apoyarla. Sonia estaba horrorizada, pero su horror se multiplicó cuando, en 1984, Indira fue asesinada. Sonia acompañó a su suegra moribunda en el coche que la llevó al hospital. Pocas horas después del magnicidio, Rajiv se convertía en el sexto primer ministro de la India y en el tercer miembro de la familia en ostentar el cargo. “Es mi destino”, le dijo a su esposa, ante lo que ella respondió, desconsolada: “Te matarán”.

En efecto: Rajiv Gandhi murió en un atentado en 1991, a los 46 años. Poco antes, concedió una entrevista en la que, con su conocida afabilidad, explicó el amor que sentía por su esposa y cómo echaba de menos no poder vivir “como un ser humano normal”. Pero lo peor de su situación, dijo, fue para sus hijos, Rahul y Priyanka: “Si alguien se ha sacrificado, han sido ellos”. 

Rajiv se metió en política para ayudar a Indira; su mujer le dijo: “Te matarán”, y acertó de pleno

Sin embargo, ambos han seguido la senda de la política. Primero, como apoyo a su madre, la cual, tras muchos ruegos, se afilió al Partido del Congreso. “Y, en 2004, ¡ganó las elecciones!”, recuerda Javier Moro, que supo que ya tenía el final de su historia: “Porqué que esta mujer, italiana, procedente de una familia humilde, cuya única ambición en la vida era tener una familia, se convirtiera en la mujer más poderosa de la India… Me pareció un historión”.

Un historión que tuvo más giros, porque, ante el asombro de todos, Sonia renunció al poder un día después de su victoria. “Pensó: ‘Mataron a mi suegra, a mi marido… ¿Cuánto van a tardar en matarme a mí?’ Lo que hace es nombrar a un primer ministro muy válido y se queda como presidenta del partido”, dice Moro. “Su vida es realmente ejemplar e increíble”. Una vida política, añade, que no se entiende sin la estrecha relación con su suegra: “Sonia se pasó 16 años a la sombra de Indira. Aprendió todo de ella y, cuando le tocó asumir lo inasumible, lo hizo con una habilidad asombrosa”.

Una desconsolada Sonia Gandhi, con sus hijos, en el funeral de su esposo Rajiv, asesinado en 1991

Una desconsolada Sonia Gandhi, con sus hijos, en el funeral de su esposo Rajiv, asesinado en 1991

 Sondeep Shankar

Hoy, las esperanzas recaen en su hijo, Rahul, que encabeza la coalición que se enfrenta al ultranacionalista BJP, que quiere acabar con la secularidad de la India. El hombre agasajado en Sciences Po lleva meses de campaña y, como hicieron su bisabuelo, su abuela y su padre, se ha pateado el país, con un mensaje de unidad, muy diferente al de sus oponentes: “El día que odie, dejaré la política”, ha dicho. A Rahul le apoya su hermana, cuya personalidad, según el propio Rajiv Gandhi, es muy similar a la de su abuela.

“Sí, Priyanka tiene mucho de Indira. Tendría mucho más éxito que Rahul, que no ha alcanzado las expectativas que despertó”, coincide Javier Moro. El problema es su marido, acusado de corrupción. “Mientras siga con ese lastre, no tiene posibilidades”. Entretanto, Rahul sigue aplicando el manual de su abuela. “Aunque los resultados no son iguales. Al menos, por ahora”, matiza el escritor, “porque con los Gandhi… ¡Nunca se sabe!”.