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El veredicto es devastador: La mayor crisis financiera desde la Segunda Guerra Mundial es el resultado de la avaricia, la incompetencia y la ignorancia. Es la conclusión del informe de la Financial Crisis Inquiry Comission, FCIC, una comisión creada por el presidente Obama en junio de 2009 para investigar los orígenes de la crisis financiera. El informe tiene más de 600 páginas y puede verlo y descargalo desde este sitio. También puede ver el reporte publicado en The New York Times, o este post de Barry Ritholtz.
La FCIC encontró que la crisis fue causada por fallas generalizadas en la regulación de las entidades financieras, la mala gestión de las empresas, y la toma de riesgos irresponsables por parte de Wall Street.
“Los capitanes del dinero y los guardianes del sistema ignoraron todas las advertencias. Por ende omitieron cuestionar, entender y gestionar crecientes riesgos en desmedro de los intereses públicos. No fueron tropiezos, sino errores garrafales”.
Aunque el informe da cuenta de una investigación detallada de los hechos y reconoce que Estados Unidos debe asumir la culpa por haber causado la crisis financiera, lo cierto es que no dará paso a ningún cambio real. De nada ha servido revisar más de cuatro millones de correos electrónicos, entrevistar a más de 700 funcionarios de Wall Street, realizar 19 audiencias públicas y entregar centenares de documentos. Como dijo el senador Christopher Dodd: Wall Street puede más que Al Qaeda. Y es la verdad.
El informe de la FCIC señala que gran parte de la culpa de la mayor crisis financiera de los últimos 80 años recae en Alan Greenspan, Ben Bernanke, Timothy Geithner y Lawrence Summers; también son responsables la SEC, las agencias de calificación y los grandes bancos. No fueron capaces de detectar Las armas financieras de destrucción masiva esparcidas por Wall Street, o la rápida propagación de la burbuja inmobiliaria en los países europeos.
Ben Bernanke, hombre del año para Time, sigue siendo el jefe de la Reserva Federal, organismo que pese a ser sindicado como gran culpable, ha aumentado sustancialmente su poder en el último tiempo, como lo advierto en este post titulado Estados Unidos bajo la dictadura de la Fed; Timothy Geithner sigue siendo el Secretario del Tesoro, y aunque Lawrence Summers acaba de renunciar, ha sido reemplazado por alguien de idéntico pensamiento.
No deja de ser sintomático que si bien el esfuerzo de tres años de investigación arroja resultados concretos con información que desde hace tiempo es de dominio público, como cuando los banqueros de Wall Street admitieron sus errores, o Cómo Wall Street destruyó la economía mundial, todo pase tan pronto al olvido. Las agencias de calificación tampoco se arrepienten y siguen patrocinadas y aceptando sobornos de los grandes bancos. A su vez, los grandes bancos siguen especulando salvajemente y apelando a las ganancias de las operaciones en microsegundos que les permiten seguir depredando a la economía real.
La FCIC llegó a la conclusión de la crisis fue causa de las fallas generalizadas en la regulación financiera; en las averías de las instituciones y en el abuso de la gestión del riesgo; además, de un gobierno mal preparado para enfrentar la crisis financiera, con malas prácticas en los préstamos, y grandes fallas en el tema ético. Según el informe, los reguladores y las corporaciones perdieron todos los signos claves que garantizaban la estabilidad financiera, y la Reserva Federal fue incapaz de contener el enorme flujo de hipotecas tóxicas que propinó a la economía mundial su golpe más duro en 80 años.
Por Marco Antonio Moreno from elblogsalmon.com 28/01/2011
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Los reguladores estadounidenses o no se enteran o nos quieren despistar
Como bien ha explicado mi compañero, Marco Antonio, acaba de salir el Informe del Financial Crisis Inquiry Comission, FCIC, creada en 2009 para estudiar las causas de la crisis financiera. Dicen que es un intento de entender lo que pasó y qué condiciones existían y se desarrollaron que nos llevaron al estallido de la crisis.
Se supone que si se entiende lo que pasó, se aprenderá y se harán las cosas mejor en el futuro. Se supone, pero desde el principio se han hecho análisis muy parciales e interesadas y, con eso, no llegaremos a aprender las lecciones reales de lo que pasó de verdad. Incluso con el banco de inversión estadounidense, Lehman Brothers, que muchos dicen que su caída fue el causante del estallido de esta crisis financiera, el análisis de qué paso deja mucho que desear. Por eso he escrito en estas páginas “Lehman Brothers: ¿qué pasó de verdad?“ y, viendo las conclusiones principales del Informe del FCIC, está claro que sus miembros no lo han leído. Las conclusiones que nos dan en el Informe son las siguientes:
- La crisis era evitable.
- Los fallos generalizados en la regulación financiera y supervisión resultaron ser devastadores para la estabilidad de los mercados financieros de la nación.
- Los fracasos del gobierno corporativo y de la gestión de riesgos de muchas instituciones financieras fueron las principales causas de esta crisis.
- La combinación de un endeudamiento excesivo, las inversiones de riesgo, y la falta de transparencia pusieron al sistema financiero en camino de colisión para la crisis.
- El gobierno no estaba preparado para la crisis, y sus respuestas incrementaron la incertidumbre y el pánico en los mercados financieros.
- Vivimos una ruptura sistémica en la responsabilidad y la ética.
- El colapso de las normas de los préstamos hipotecarios y la titulización hipotecaria encendió y propagó la llama del contagio y de crisis.
- Los derivados financieros contribuyeron de forma importante a la crisis.
- Vimos fallos de las agencias de calificación.
Hacia el final del Informe, analizan tres áreas importantes de fallos del gobierno y de los reguladores, que son los siguientes:
- La disponibilidad de capital y el exceso de liquidez.
- El papel de Fannie Mae y Freddie Mac.
- La política de vivienda del gobierno.
Estas fallos fueron críticos para llevarnos a los problemas que vimos y controlarlos estaba en manos de los políticos y de los reguladores, por lo menos los están comentando.
Culpando principalmente a los políticos y a los reguladores no quiere decir que no hay otros para repartir. No obstante, si no entendemos cómo funcionan los mercados financieros, no sabremos regularlos como es necesario en un sistema moderno, rápido y muy cambiante.
Cada participante en los mercados financieros está mirando su situación directa, su negocio y sus beneficios. No está pensando en el mercado en general ni en su desplome, para eso están los reguladores, para analizar los impactos sistémicos. Por otra parte, culpar al egoísmo es como culpar al hambre por la muerte de tantos terneros. Es lo que es y, para que no se molesten algunos, cuando digo que es no digo que lo estoy fomentando.
Suena bien culpar al egoísmo, pero hay que recordar que entre los que más utilizan esa palabra son los que quieren ofuscar y desviar atención y, así, miramos en otras direcciones.
Si cuando Alan Greenspan dijo que los mercados estaban sufriendo exuberancia irracional en las bolsas, a finales de 1996, en los préstamos inmobiliarios, después en las hipotecas sub-prime, si cuando ven a los bancos actuando con actividad agresiva excesiva, los reguladores sólo tienen que aumentar el nivel de capital para operaciones designadas como arriesgadas y, por el efecto multiplicador, frenan de forma tajante esas actividades. Además, sólo tienen que poner freno a la excesiva liquidez a través de sus herramientas monetarias y subiendo los niveles de interés. Si lo hacen bien, frenan la especulación en seco.
La reacción que vimos de los reguladores fue exactamento lo contrario, la aprobación de nuevos y más complicados productos financieros y la ligereza en las exigencias de capital, permitieron al sistema financiero continuar en su fiesta.
Luego, los políticos y los reguladores se lucieron por su incompetencia cuando estalló la crisis. En vez de penalizar a los participantes financieros por dejar libre su egoísmo hasta la saciedad, por fracasar en su buen gobierno y en su gestión de riesgos, llevando a sus empresas y bancos al borde del precipicio, no les dejaron caer, les premiaron. Lo que hicieron los políticos y los reguladores es sucumbir a las presiones de estos mismos participantes para que les salven de sus errores con dinero público. Salvaciones que muchos felicitaron en nombre de no permitir el desplome de las economías y que yo he criticado desde el primer momento, incluso he demostrado cómo se pueden dejar caer a bancos cuando están mal. Se puede hacer y se debe hacer.
Por Onésimo Alvarez-Moro from elblogsalmon.com 29/01/2011
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