El mundo conectado.
Puede ser difícil recordar cómo era la vida antes de internet.
Para muchos, no pasa un día sin chequear el correo electrónico, navegar en línea
o consultar Google.
Alrededor de 1.300 millones de la población mundial son lo suficientemente
jóvenes como para no haber conocido un mundo diferente. Sin embargo, ¿habrá
llegado toda esa actividad de la red de las redes a todos los rincones del
planeta?
Evidentemente, hay muchas razones por las cuales todavía hay gente sin acceso
a internet en donde viven.
Para empezar, existe la censura.
"No tenemos mucho tráfico de Corea del Norte", le dice a la BBC John
Graham-Cumming de CloudFlare, una red de distribución de contenidos, el
equivalente a un centro regional de distribución de paquetes pero para el
tráfico web.
"Así mismo, desde las primeras etapas de la guerra civil en Siria, el acceso
a internet fue interrumpido y vimos una caída en el tráfico procedente de esas
conexiones sirias".
Además, un problema conocido es que muchas de las personas más pobres del
mundo no tienen los recursos o la tecnología para conectarse; de hecho sólo el
31% de las personas de los países en desarrollo utilizan internet en comparación
con el 77% de los países desarrollados.
No obstante, estas barreras políticas y sociales no reflejan necesariamente
el alcance físico de internet en sí.
Suponiendo que usted cuenta con el dispositivo adecuado y la libertad
política, ¿queda algún lugar del mundo al cual el laberinto de cables y señales
inalámbricas aún no haya llegado?
Cables, torres y...
Para responder a esta pregunta primero hay que explicar los distintos niveles
de acceso a internet.
Los mecanismos primarios para conectarse son las conexiones cableadas, las
redes móviles y los satélites.
Los cables de fibra óptica constituyen el núcleo de internet, y atraviezan
tierra y mar.
El primero de esos cables de comunicación se instaló en la década de los 50
del siglo XIX, para conducir señales telegráficas. En la actualidad, esos cables
conectan a todos los continentes -excepto la Antártida- y a muchos (aunque no
todos) de los pequeños Estados insulares.
Las conexiones móviles, por su parte, dependen de las torres de telefonía
celular. Y éstas pueden tener un alcance impresionante.
"Hace dos años estuve en el Sahara y durante un buen rato seguía con
conexión", cuenta Graham-Cumming. "La conexión era irregular y lenta, pero
funcionaba".
De hecho, muchos países en desarrollo, especialmente en África, dependen
principalmente de las conexiones móviles para acceder a internet.
...satélites
Por último, los satélites representan el medio más lento para conectarse en
línea, pero es la única opción para aquellos que viven lejos de una torre de
telefonía celular o del cable.
La cobertura brindada por la constelación de satélites Iridium abarca a todo
el planeta, y sus teléfonos satelitales pueden conectarse en lugares que de otra
manera estarían incomunicados, como los parques nacionales en Estados Unidos, la
Antártida o algunos rincones aislados como las Islas Cook.
"Si alguien vive aislado en el campo, no tiene sentido que los proveedores de
telecomunicaciones locales extiendan sus conexiones de fibra óptica hasta esa
granja o vivienda", le explica a la BBC David Belson, editor de los informes
trimestrales "El estado de internet" de Akamai, una de las principales redes de
distribución de contenidos a nivel mundial.
"En muchos casos el satélite brinda una solución óptima, a pesar de no ser la
más rápida". La mera distancia explica el retraso: desde el Ecuador, por
ejemplo, los datos tienen que recorrer alrededor de 22.000 millas (35.000km)
entre el satélite y el usuario.
Sin embargo, el acceso a internet vía satélite está mejorando poco a
poco.
Más cercanos
Un proveedor de banda ancha satelital llamado O3b Networks lanzó
recientemente sus primeros cuatro satélites, que orbitan unas cuatro veces más
cerca de la Tierra que los satélites geoestacionarios comunes y cada satélite
cubre una circunferencia de 400 millas (643km).
Esto debería acelerar la transferencia de datos unas cuatro veces en
comparación con las conexiones satelitales tradicionales.
Las Islas Cook en el Pacífico ya firmaron para ser los primeros clientes de
prueba, mientras que se prevé que otros lugares como Somalia y el interior de
Perú se unan dentro de aproximadamente seis meses.
La compañía también planea ofrecer internet a cruceros y plataformas
petrolíferas en alta mar que actualmente utilizan satélites tradicionales.
"Siempre habrá lugares donde es difícil obtener conexiones terrestres o
satelitales, pero esos rincones son cada vez más y más pequeños", dice Steve
Collar, director general de O3b.
Del mismo modo, Google y Facebook anunciaron recientemente sus planes para
conectar a los desiertos de internet.
Y otras tecnologías prometen facilitar el acceso en los pequeños puntos
negros que siguen existiendo en los países más desarrollados. En los túneles
subterráneos, por ejemplo, es posible conectarse a internet mediante puntos de
acceso locales utilizando radios móviles, como en el caso de los trenes Amtrak o
Eurostar y de los trenes subterráneos en algunas ciudades.
¿Entonces, la cobertura es casi universal?
En realidad no.
Hay unos pocos lugares donde no llegan ni el cable ni las señales
inalámbricas o satelitales.
Lugares profundos como la Cueva Krubera en Georgia, debe ser uno de los
sitios que probablemente carece de servicio... al fin y al cabo, con sus 1.710
metros, es la cueva más profunda del mundo. (Sin embargo, incluso bajo tierra a
veces es posible comunicarse con el mundo que está encima, pues puede haber una
torre de telefonía celular cerca o una ranura que permita la penetración de una
señal satelital).
Otro posible último lugar sin internet es en las profundidaes del mar. Aunque
muchos submarinos se conectan a través de los mismos medios que utilizan para
mantener el contacto por radio, las señales pueden ser pobres o inexistentes
pues se pueden distorsionar con el agua. "Apuesto a que un submarino nuclear
tiene un acceso malísimo", especula Graham-Cumming.
Pero al final, la mejor manera de no estar conectado probablemente sea bajo
una prohibición impuesta por nosotros mismos.
Es posible que en el futuro surjan zonas sin internet. Algunas comunidades
podrían elegir deliberadamente no tener acceso a internet, como las tribus no
contactadas de América del Sur, Nueva Guinea e India, que optan por mantenerse
aisladas a propósito.
"No me sorprendería si en el futuro algún grupo dice: ‘No, no queremos tener
internet’", señala Graham-Cumming.
En resumen, hoy en día, para evitar a internet hay que hacer un gran
esfuerzo.
Incluso las junglas más remotas ahora tienen algún tipo de señal.
Así que si alguna vez añora la vida antes de los correos electrónicos, de las
imágenes LOLcat y de Facebook, malas noticias: los tentáculos de la red están
tan extendidos que es asombrosamente difícil escapar.
Rachel Nuwer BBC Future Última actualización: Domingo, 25 de mayo de 2014
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