La localidad ha sido durante décadas el de veraneo de la alta aristocracia y la burguesía europeas
Estrenamos otoño y la nueva estación nos regala un sinfín de posibilidades para viajar y descubrir rincones de forma sosegada. Superadas las altas temperatura del verano y las aglomeraciones que en muchas ocasiones impiden saborear la esencia real de pueblos y ciudades, es el momento de aprovechar unos precios mucho más atractivos.
Aunque las localidades costeras suelen ser especialmente codiciadas durante los meses más cálidos, no podemos desestimarlas como destino otoñal. Es el caso de Biarritz, una ciudad bañada por el Cantábrico, repleta de glamur, situada a escasamente media hora de la frontera española. Y es que el buen gusto y la elegancia han sido tradicionalmente las cartas de presentación de esta villa del País Vasco francés que durante décadas fue lugar de veraneo de familias reales.
Además de descubrir mil y un rincones, quines visiten Biarritz podrán disfrutar de uno de los mejores destinos gastronómicos del continente. La combinación de exquisitos establecimientos tradicionales y de restaurantes innovadores son una auténtica tentación para los foodies . Carnes guisadas y pescados de excelente calidad, pimientos del piquillo rellenos o los famosos pinchos son solo algunas de las tentaciones de una cocina que recoge elementos de la tradición culinaria vasca y francesa.
A continuación te detallamos otras siete razones que te convencerán de que Biarritz es un excelente destino para viajar también en otoño.
Sus playas
Ni más ni menos que seis son los kilómetros de playas que posee la ciudad, entre las que destacan las de Miramar, la playa Grande, Marbella, Côte des Basques o Milady. Se impone tomar baños de sol,pasear mientras la arena fina nos acaricia los pies o sentarse en alguna de las numerosas terrazas que miran al mar. Los aficionados al surf o los que quieran hacer sus pinitos en este deporte pueden hacerlo en estas dos últimas playas. Disfrutarán de lo lindo.
El Hotel du Palais
Convertido en todo un símbolo, fue en su día la residencia de verano de la esposa de Napoleón III, Eugenia de Montijo, y desde finales del siglo XIX es un hotel de auténtico lujo. Situado en un enclave privilegiado frente al mar, el Hotel du Palais cuenta con 150 habitaciones, diversos restaurantes, e incluso un campo de golf. Frecuentado por la flor y nata de la realeza y la burguesía europeas, todavía hoy es un claro exponente del lujo y el glamur que envuelven la ciudad.
La Roca de la Virgen
Los locales la denominan la Rocher de la Vierge (la “Roca de la Virgen”), un peñasco en el mar salpicado por las leyendas, al que se accede a través de un puente metálico construido por Napoleón III. Se encuentra entre el puerto viejo y el de pescadores y desde ella se obtienen hermosas vistas no solo de Biarritz sino también de las montañas del País Vasco español.
El casino municipal
El casino municipal de Biarritz, de estilo art déco, es otro de los grandes emblemas de esta ciudad francesa. Construido a finales de los años 20 del siglo pasado por el arquitecto Alfred Laulhé, es el más grande de la costa vasca. Se encuentra a los pies de la playa Grande, en pleno centro de la localidad, y alberga, además del casino, unapiscina -sus aguas se consideraba que tenían propiedades curativos-, un restaurante y un teatro.
El faro de Pointe Saint Martin
Levantado en el punto más septentrional de la localidad, en la cima de una colina, el faro de Pointe Saint Martin fue construido en 1834. Si no te imponen las alturas, te recomendamos que subas sus 248 escalones y contemples las hermosas vistas de los Pirineos y de la costa que se disfrutan desde lo más alto. Te recomendamos visitarlo al atardecer, cuando el paisaje adopta una belleza si cabe todavía mayor.
El puerto de pescadores
No esperes encontrar un puerto atestado de barcos de pesca, porque no los hallarás. El puerto de los pescadores -Port des Pecheurs, en francés- es en la actualidad un bonito rincón frecuentado sobre todo por turistas, que conserva algunas antiguas viviendas de pescadores. Si quieres comer un buen pescado este es el lugar ideal, ya que aquí se concentrar un buen puñado de restaurantes que hacen las delicias de los paladares más exigentes.
La iglesia ortodoxa
Seguramente a más de uno le sorprenderá encontrar una iglesia ortodoxa de estilo bizantino en esta ciudad, pero lo cierto es que se trata de un ejemplo más del desembarco de la nobleza continental en Biarritz. Fue construida a finales del siglo XIX por los aristócratas rusos que pasaban temporadas en la localidad. Aunque su estado actual no es excelente, destaca su cúpula azul y los iconos religiosos traídos especialmente de San Petersburgo.
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