El desorden material puede generar un caos en nuestras vidas (marrio31 / Getty Images/iStockphoto)
¿El orden nace del caos? A otro con ese cuento…
“Altera el orden establecido y el mundo se volverá un caos”, asegura el Joker (interpretado por el fallecido actor, Heath Andrew Ledger, enEl caballero oscuro). Está claro que el antagonista de Batman habla sobre la sociedad y el establishment. Sin embargo, esta firme sentencia también podría aplicarse al desorden material en menor escala, pues puede desbaratar o desequilibrar nuestras vidas.
Se ha teorizado mucho sobre cómo el caos afecta a nuestro estado emocional, así como el hecho de que seamos más o menos ordenados determina el tipo de persona que somos. Seguro que habrás escuchado que somos animales de costumbres y que, por ende, necesitamos cierta rutina y orden en nuestra cotidianidad para mantenernos estables.
El culmen de una relación poco saludable con la distribución personal de nuestras pertenencias es el síndrome de Diógenes, descrito por la Clínica Mayo como el trastorno de acumulación compulsiva que produce angustia a aquellos que lo padecen ante la idea de desprenderse de los objetos. El portal asegura que en muchos casos estas personas llegan a acumular tanto desorden que vuelven inutilizables algunas estancias de sus viviendas, así como tienden a la “indecisión, la evasión, la postergación y los problemas de planificación y organización”. Aunque sin duda este trastorno es un claro extremo, nos ofrece pistas sobre cómo el orden puede ser clave en nuestro estado mental.
Marie Kondo, autora de La magia del orden y La felicidad después del orden, asegura que cuando tu habitación está limpia y organizada, no te queda más remedio que reflexionar sobre tu estado interior: “Eres capaz de ver cualquier problema que hayas evitado y enfrentarte a él, te sientes obligado a reajustar tu vida. Como resultado, todo empieza a cambiar”. Asimismo, la gurú de la organización, conocida por su meticulosidad japonesa, afirma que una reorganización drástica del hogar provoca también grandes cambios en tu estilo de vida y tu perspectiva.
La psicóloga del Col•legi Oficial de Psicologia de Catalunya, Nuria Jaurrieta Guarner, comparte la opinión de que tener una organización de nuestras cosas es un reflejo de nuestra estabilidad vital: “Nos ayuda a sentiremos más libres, maduros, responsables, así como nos facilita visualizar mejor proyectos personales, ideales, metas y nos da mayor seguridad”.
Hacer ‘borrón y cuenta nueva’, es decir, deshacerte de objetos inútiles y poner un poco de orden te ayudará a reducir estrés, aclarar ideas, despejar la mente e incluso harás algo de ejercicio. También serás algo más respetuoso con el medio ambiente –siempre y cuando recicles y acudas a un punto limpio– y lo más importante, por fin sabrás dónde está todo. En definitiva, después del ‘palizón’ descansarás mejor y serás más feliz, ¿qué más se puede pedir?
Sé ordenado, pero solo lo justo y necesario
“El orden nos puede proporcionar equilibrio emocional, pero requiere tiempo y esfuerzo”, sentencia Jaurrieta. Si antes hablábamos del Diógenes, el contrapunto sería un trastorno de personalidad obsesivo-compulsivo (TPOC) que lleve a la persona a convertirse en adicta al orden, limpieza y simetría.
La psicóloga describe a estos sujetos como meticulosos hasta el extremo, rígidos, perfeccionistas, exigentes con ellos mismos y con los que los rodean; por lo general, poco flexibles ante los cambios, intransigentes y, en algunos aspectos, poco espontáneos: “Se obsesionan con colocar los objetos de forma simétrica, como por ejemplo guardar la ropa por colores, o con que nada se escape a su control”. En resumen, esto tampoco es sano, ya sabes que la clave siempre está en el equilibrio.
De hecho, algunas investigaciones tratan de demostrar el vínculo entre el desorden y la creatividad. Siempre que pensamos en un genio o un artista, lo imaginamos teorizando entre una montaña de papeles o creando en un estudio mugriento y abarrotado de materiales. No es raro escuchar a una persona ‘desastre’ decir: “no lo toques, que yo sé dónde está cada cosa dentro de mi barullo”. Entonces, ¿es cierto eso de que “dentro del caos hay un orden interno” o es un mito?
Para Clara Lopez Sola, psicóloga también de COPC, el desorden en algunos casos sí se puede entender como un signo de espontaneidad, la capacidad de improvisar, ser flexible a nivel cognitivo frente a cambios de último momento y, por ello, bueno para el pensamiento creativo. No obstante, considera que los que tienden a ello, corren el riesgo de ser poco eficientes en su día a día y perder oportunidades, como no entregar un trabajo o proyecto a tiempo.
Por su parte, Jaurrieta opina que no hay evidencias científicas suficientes como para sentenciar que ser un ‘desastre’ (desordenado) sea un sinónimo aplastante de creativo, pues algunas de las grandes mentes de la historia tenían todo en su sitio sobre sus escritorios. “Muchos escritores, pintores o compositores han descritos sus vidas como ordenadas, rutinarias, y con cierta necesidad de control sobre ellas. La creatividad muchas veces fluye en entornos flexibles y ordenados, que den cabida a crear, escuchar, y debatir”, concluye.
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