Para evolucionar en la vida personal y profesional es necesario superar miedos y adaptarse a los cambios (DNY59 / Getty Images/iStockphoto)
La falsa rutina nos lleva a aceptar situaciones que necesitan rebeldía para poder evolucionar
Avanzar en la vida, crecer o progresar es un proceso humano natural. El ser humano está programado para superarse, no para estancarse, aunque muchas personas no lo logren o crean que no pueden.
Pero ¿por qué esto es importante y cómo nos afecta el hecho de que lo llevemos o no a cabo? Jorge Bucay decía que la existencia no admite representantes, y ciertamente, nadie puede hacer por ti lo que tú mismo debes hacer en tu propia vida. Tal vez por ello a muchas personas les cueste superar ciertas barreras, porque tan solo de ellos mismos depende que consigan o no eliminarlas.
La adaptación hedonista
En psicología existe un término que define de qué manera nos encargamos de desdibujar nuestra propia felicidad a través de un mecanismo muy curioso, lo que se denomina la adaptación hedonista. Y es que, el ser humano tiene la espectacular capacidad de adaptarse a toda circunstancia que se presente en la vida. Como si fuéramos camaleones, somos capaces de desplegar una serie de recursos que nos van a permitir adaptarnos a las nuevas circunstancias.
La psicóloga e investigadora Amie M. Gordon asegura que nos adaptamos a un entorno muy rápidamente. “Sobre todo a las experiencias positivas; las cosas nuevas y emocionantes se vuelven en seguida familiares y comunes, por lo que la tendencia es a sacarles punta rápidamente”, comenta.
Un sesgo de negatividad
Asimismo, tenemos un sesgo de negatividad natural muy marcado (algunas personas más que otras). La experta asegura que es más fácil para nosotros ver qué está mal que lo que está bien. “Esta vigilancia de la negatividad y de la amenaza se adapta cuando luchas por sobrevivir, pero para la mayoría, ese sesgo negativo significa que caminamos sintiéndonos frustrados con más frecuencia de lo que nos sentimos felices. “Normalmente, al acabar un día de trabajo, lo que contamos a familiares y amigos son las cosas más negativas del día, y pasamos por alto las cosas o detalles positivos que seguro que también han sucedido”, comenta Gordon.
Por su parte, la psicóloga y psicopedagoga Jennifer Delgado, autora del blog El Rincón de la Psicología, asegura además que, en general, y sobre todo quienes tienen una mentalidad fija, creemos que no podemos cambiar, que somos como somos, con un set de habilidades, valores y creencias predeterminados e inamovibles. “Ese tipo de mentalidad nos impide aprender de los errores, ampliar nuestro pensamiento y seguir enriqueciendo nuestro “yo”, generando la resistencia al cambio y el apego a lo conocido como fuente de seguridad hasta terminar convirtiéndose en un obstáculo para el crecimiento personal”, explica.
Los miedos
Otro de los grandes obstáculos de la evolución personal son los temores. Sin embargo, el miedo es necesario.“El miedo es una emoción activadora que nos impulsa a la acción. No se trata de una emoción negativa, en el sentido tradicional del término, sino que puede salvarnos la vida o alertarnos de un peligro, ya sea en el plano físico o emocional”, asegura la psicóloga.
“Nos recuerda que estamos vivos, que sentimos. No es necesario huir de esa emoción, sino aprender a escuchar su mensaje y, cuando sea necesario, sobreponerse al efecto paralizante que puede llegar a ejercer”, agrega. Además, gracias a los temores podemos revertir situaciones y circunstancias que, a priori, podíamos pensar como imbatibles.
Creer que somos como somos nos impide aprender de los errores y resistirnos a los cambios
“Cuando convertimos las emociones en nuestros aliados, incluyendo el miedo, nuestra perspectiva cambia por completo. Por ende, necesitamos preguntarnos si se trata de un miedo adaptativo, si tiene en su base una razón válida a la que debemos prestar atención, o si se trata de un miedo que nos lastra y nos impide crecer. En base a ello debemos decidir conscientemente”, concluye Jennifer Delgado.
Por otro lado, los temores también tienen mucho que ver con los pronósticos afectivos. El pronóstico afectivo se refiere a nuestra capacidad de pronosticar cómo nos sentiremos en el futuro o cómo se sentirán los demás. Y resulta que somos bastante malos en eso, porque nos centramos en las características erróneas de la situación.”Creemos que mudarnos a una nueva casa, a una nueva ciudad, a un nuevo trabajo ,resolverá todos nuestros problemas, pero olvidamos que la mayoría de nuestros problemas son inherentes a lo que somos y nos seguirán donde sea que vayamos”, comenta Amie M. Gordon.
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