Unos 200 expertos se han inscrito para examinar los extensos volúmenes (Álvaro Caballero / EFE)
El Vaticano abre desde hoy los archivos del convulso pontificado del papa Pacelli, acusado de no levantar la voz ante Hitler
La tan esperada transparencia sobre el papel controvertido del papa Eugenio Pacelli durante la Segunda Guerra Mundial ya ha llegado. El Vaticano abre desde hoy todos los archivos relativos al pontificado de Pío XII (1939-1958) a los académicos, que podrán acudir a la Santa Sede para estudiar más de dieciséis millones de folios meticulosamente ordenados durante casi catorce años e intentar aclarar las acusaciones sobre su controvertida etapa al frente de la Iglesia católica.
Durante décadas Pío XII ha sido acusado por una parte de la comunidad judía de cerrar los ojos ante el exterminio de judíos y de tener una actitud demasiado pasiva ante Hitler. Especialmente criticado fue por la redada sucedida en el gueto de Roma en octubre de 1943. Más de mil personas fueron trasladadas a un colegio militar a dos pasos del Vaticano, y después deportadas a Auschwitz. Sólo regresaron quince hombres y una mujer, sin que el papa Pacelli levantara la voz. Los expertos también han asegurado que después de la guerra hubo conspicuos nazis que lograron escapar a Sudamérica con salvoconductos conseguidos en el Vaticano.
Harán falta años para examinar los 16 millones de folios ordenados durante más de una década
En la Santa Sede siempre han insistido en que Pío XII hizo lo que pudo en una coyuntura muy difícil. Con el miedo de que Hitler entrara en el Vaticano, o de empeorar la situación para los católicos atrapados en territorios ocupados, el Vaticano mantiene que el papa Pacelli trabajó discretamente para salvar a los judíos que pudo.
La Santa Sede acostumbra a esperar 70 años después del final de un pontificado para abrir los archivos, pero en esta ocasión ha habido muchas presiones para que se haga mientras todavía hay supervivientes vivos de la Shoah. El papa Francisco siempre ha dado su beneplácito a esta operación, y el año pasado, en una recepción a los trabajadores del Archivo Apostólico –ha cambiado el nombre a los tradicionales archivos secretos – anunció su apertura. “La Iglesia no tiene miedo de la historia, al contrario, la ama, y quiere amarla más y mejor, como la ama Dios. Con la misma confianza de mis predecesores, abro y confío a los investigadores este patrimonio documental”, dijo. En el 2010, Benedicto XVI afirmó que Pacelli fue “uno de los más justos, quien salvó a más judíos que nadie”.
El Vaticano ya publicó los once volúmenes esenciales sobre la fase polémica del Holocausto hace cuarenta años, pero faltan piezas esenciales, sobre todo respuestas del papa. “Cuando recibe un documento sobre los campos de concentración, no tenemos su respuesta. O no existe o se halla en el Vaticano”, ha explicado el historiador alemán Hubert Wolf. Pero que nadie se espere revelaciones inmediatas. En la presentación de los millones de documentos, el prefecto de los archivos, monseñor Sergio Pagano, avisó que “harán falta años para examinar todo los dossieres y hacer un juicio histórico”. El interés de los historiadores es grande. Unos 200 expertos se han inscrito para examinar los volúmenes divididos en 121 secciones, entre ellos del Museo Conmemorativo del Holocausto en Washington, pero también de Israel, Alemania, o España.
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