Los traficantes han aprovechado el vacío para actuar en yacimientos, museos e incluso recintos religiosos
Los traficantes de bienes arqueológicos también han aprovechado el confinamiento. Con el cierre de yacimientos, museos y hasta recintos religiosos, los saqueadores han aprovechado el vacío para actuar y para poner a la venta en Facebook estatuas, monedas, armas, joyas... Esta es, en esencia, la denuncia que la entidad norteamericana de protección del patrimonio cultural Athar Project acaba de hacer pública, recordando el papel que la mencionada red social tiene en ese tráfico.
Athar Project presentó hace alrededor de un año un informe en el que detectaba 95 grupos de Facebook, con 488 gestores o administradores y un total de 1.947.195 miembros, que habían publicado imágenes de al menos 3.600 bienes a la venta. En las últimas semanas, en pleno confinamiento, Athar Project detectó un vídeo, grabado en la zona de Larache (Marruecos), donde los saqueadores se ofrecían a excavar.
“A medida que el mundo responde a esta crisis y las autoridades de muchos países se han ocupado de imponer el distanciamiento social, vemos más oportunidades para que la gente se dedique al saqueo sin ser atrapada. Y con más gente pasando tiempo en línea, vemos mucha de esa actividad manifestándose en Facebook”, explica en una entrevista por correo electrónico la antropóloga Katie Paul, co-autora del informe, junto a Amr Al-Azm, profesor de historia y antropología de Medio Oriente en la Universidad Estatal de Shawnee (Ohio).
Siria, fuente de saqueos
Siria no es el único, pero sí el mayor foco de saqueo en los últimos años. A causa de la guerra, amplias zonas de su territorio han estado bajo control de grupos islamistas o insurgentes y, en el norte del país, bajo control de Turquía. En entrevistas telefónica y por correo electrónico, el director general de Antigüedades y Museos de Siria, Mahmoud Hammoud, critica duramente la connivencia de sus vecinos del norte con el tráfico de antigüedades y la pasividad de Occidente.
La investigación de Athar Project desvelaba que los vendedores digitales “incluyen una mezcla de ciudadanos promedio, intermediarios y extremistas violentos”; entre estos los había de grupos basados en Siria como Hay’at Tahrir Al Sham, Hurras Al-Din, la Brigada Zinki y otros afines a Al-Qaeda o el ISIS. “Todos estos grupos están utilizando Facebook como una plataforma para el tráfico, ya sea de forma directa entre compradores y vendedores o a través de intermediarios”, decía el informe.
Siria denuncia que Turquía encubre
los expolios al norte del país
La propia entidad americana lamentaba el papel tibio de Facebook en este tráfico. Las compañías de tecnología gozan de “inmunidad” sobre el contenido que sus usuarios publican, pese a que en su política interna (no porque se haya legislado así) se prohíbe la venta de artículos como drogas o animales y plantas protegidos. Este diario trató sin éxito de obtener una versión de Facebook.
Katie Paul añade que también en Instagram o Twitter se han detectado operaciones de compra-venta, pero que el alcance de Facebook, con 2.300 millones de usuarios, es mucho mayor.
Athar Project estudió en profundidad los cuatro principales grupos de compraventa, y averiguó que tres de ellos habían sido creados en Siria (Idlib, Damasco y Ma’arrat al-Numan, muy cerca de Idlib) y que el cuarto operaba entre Siria y Turquía, sin poder concretar mejor. Además de estos dos países, el rastreo detectó interacciones con Arabia Saudí, Alemania, Estados Unidos, Túnez, Libia, Argelia, Jordania, Yemen, Egipto, Marruecos, Líbano, Palestina y hasta con Colombia. El informe no pudo establecer conclusión alguna respeto de este último país. Especula con que sea una maniobra de distracción. La mayor parte de los países en los que se detectaron expolios vive en buena parte del turismo, hoy inexistente.
Las publicaciones en Facebook de países en guerra son el 36% del total y las de sus vecinos, un 44%.
Los traficantes ofrecen toda clase de objetos, desde mosaicos, a elementos ornamentales o arquitectónicos, ataúdes faraónicos, joyas, armas… “Hay una mezcla de auténticos y falsos. Hemos visto artefactos valiosos ofrecidos incluso mientras están aún en el suelo o en las tumbas”, concreta la investigadora.
En la frontera entre Siria y Líbano han sido confiscados los últimos años unos 7.000 bienes, explica una fuente de la máxima solvencia en patrimonio cultural. Uno de los destinos más habituales de esas piezas –ojo: muchas de ellas falsas– son algunos anticuarios y casas de subastas de Londres, básicamente en Marylebone, Grace Market y Church Street, explica esa fuente.
Egipto es, según Athar Project, el país que más vigila ese tráfico a través de Facebook. Hace unos quince meses detuvo a un hombre que se disponía a evadir pedazos de una momia camuflados en dos altavoces. El destino era Bélgica.
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