viernes, 12 de junio de 2020

Por qué Apple y Amazon no son europeas


Google, Apple, Amazon, Facebook, ¿los nuevos bancos? - EAE



Apple, Amazon, Microsoft, Google, Facebook, Twitter, Netflix, Uber, Alibaba, Samsung, Huawei, Xiaomi, Baidu... Ninguna de las grandes tecnológicas mundiales se ha gestado en Europa, salvo honrosas excepciones como el fabricante alemán de software corporativo SAP y el gigante sueco del streaming musical Spotify.

Para entender las razones de este considerable retraso digital de Europa frente a EEUU y China basta con analizar el recién creado proyecto europeo Gaia-X, que nace con el objetivo de "crear un ecosistema de computación en la nube que ayude a Europa a reducir su dependencia de Amazon, Microsoft y Google". Parece que las autoridades comunitarias se han enterado ahora de la gran relevancia tecnológica de la nube y han decidido que Europa tiene que intentar competir con los líderes de esta tecnología, que son Amazon (45% de cuota), Microsoft (15%), Alibaba (8%) y Google (4%). Estos gigantes llevan muchos años de ventaja.

El programa Gaia-X no surge de la iniciativa privada, sino que está impulsado por los gobiernos alemán y francés, y de hecho realizaron la presentación oficial los ministros de Economía de ambos países, Peter Altmaier y Bruno Le Maire. Gaia-X, domiciliada en Bélgica, arranca con un presupuesto de 1,5 millones de euros y "está abierta a que se unan empresas que quieran recuperar la soberanía tecnológica europea", dijo Altmaier.

Es cierto que el Viejo Continente sufre un gran retraso digital, pero eso no se va a solucionar a golpe de decreto ni creando programas gubernamentales como éste de Gaia-X, que terminará convirtiéndose en un organismo oficial dedicado a subvencionar planes empresariales de dudosa rentabilidad.

En Europa hay tanto talento como lo puede haber en EEUU o China, pero hay varias razones por las que no existen compañías tecnológicas europeas a la altura de Apple, Amazon, Google, Microsoft o Facebook.

1. Regulación

Las normas europeas son muy restrictivas y garantistas, lo que entorpece la creación y el desarrollo de nuevas empresas digitales, muchas de las cuales provocan disrupciones tecnológicas no contempladas en la legislación. Las dificultades legales que están teniendo en Europa compañías como Uber, Cabify o Airbnb son un buen ejemplo. Además, en EEUU existe una mayor flexibilidad laboral, que permite en la fase de arranque contratar y despedir más fácilmente que en Europa.

2. Mercado global

En EEUU o China es más fácil que una compañía crezca debido al gran tamaño de su mercado nativo, 330 millones en el caso americano y 1.400 millones en el país asiático. Hay 750 millones de europeos -incluidos los 100 millones de Rusia-, pero están repartidos por 50 países, cada uno con sus propias normas y particularidades que hace muy difícil la globalización para las empresas.

3. Asumir riesgos y miedo al fracaso

En la cultura europea, el fracaso de un proyecto se considera una tragedia y supone una mancha en el currículum del emprendedor afectado que le va a perseguir toda su vida. En EEUU, el fracaso se asocia a oportunidad y se considera un aprendizaje y una ventaja en el historial del emprendedor.

4. Financiación

Las start up europeas se enfrentan a lo que se conoce como "el valle de la muerte". Consiguen financiación inicial, pero no logran atraer capital suficientemente grande para completar su crecimiento y dar el salto a un nivel superior. En Europa resulta relativamente fácil recaudar hasta 5 millones de euros, pero si se necesitan 50 millones el emprendedor tiene que ir a Silicon Valley.

5. Retención del talento

Las grandes tecnológicas americanas ofrecen a todos sus trabajadores stock options e incentivos para fidelizarles y, si la compañía triunfa, pueden acabar siendo millonarios. Este tipo de retribución variable está poco extendido en Europa, y es uno de los factores que explican por qué las start up europeas se venden mucho antes que las de EEUU.

6. Universidad-empresa

En EEUU, el universo tecnológico está asociado al mundo universitario, y de hecho, Stanford es la cuna de muchas de las grandes compañías. Además, las universidades americanas desarrollan programas en colaboración con empresas que dan lugar a iniciativas emprendedoras. En Europa, por contra, la universidad funciona a espaldas de las empresas, e incluso las ven como enemigas que sólo quieren aprovecharse de sus proyectos.

7. Inversión en innovación

Estados Unidos destina medio billón de dólares al año a I+D+i (el 26% del total mundial), mientras China invierte 410.000 millones. Estos dos gigantes se ven favorecidos, además, por el gran apoyo de sus gobiernos para estimular y promocionar la innovación. En Europa no se llega ni a la mitad de esas cifras y, por ejemplo, un país como España invierte menos en I+D+i que Google.

En lugar de intentar competir con Amazon y Microsoft en la tecnología de la nube, los países europeos deberían centrar sus esfuerzos en las tecnologías del futuro: la inteligencia artificial, la ciberseguridad, el coche conectado, el 5G, el blockchain o el Internet de las Cosas. Si el objetivo tecnológico de Europa es frenar a los grandes grupos americanos el resultado será que los futuros Apple, Amazon, Microsoft o Google, que están naciendo ahora, tampoco serán europeos. 

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