- Las cámaras interpretan el movimiento ocular y lo convierten en impulso físicos
- Se aplica para abrir puertas y accionar interruptores del ascensor o la luz
- La compañía vasca Irisbond lleva la voz cantante en España con tecnología propia
Dicen que hay miradas que matan. Sin llegar a tanto, ya se pueden generar interacciones físicas mediante la vista gracias a la tecnología Eyetracking. El fenómeno tiene todos los visos de convertirse en la revelación de las oficinas post-COVID-19. A grandes rasgos, el sistema evita el contacto físico y permite interactuar con el entorno a través del seguimiento ocular. No es ciencia ficción. De hecho, la compañía vasca Irisbond, pionera en tecnologías de apoyo con el primer software de Eyetracking de fabricación y desarrollo completamente español, ha realizado un análisis sobre las numerosas y exitosas aplicaciones que tiene esta innovación para favorecer la adaptación a la nueva normalidad y afrontar la desescalada con plenas garantías de salud y seguridad.
El secreto del Eyetracking reside en la habilidad de las cámaras para rastrear la mirada de los usuarios y el movimiento ocular para detectar dónde se fija la vista y qué es lo que se quiere hacer. Por ejemplo, abrir o cerrar las puertas o accionar un interruptor, ya sea de los ascensores, iluminación, cajeros automáticos, apertura y cierre de puertas, en muchos casos combinados con sensores en los puntos de acceso. En el caso de las compras, el seguimiento ocular incorpora avanzados algoritmos de software, basados en inteligencia artificial, por los que "se traduce la mirada para ofrecer un acceso a la información de forma natural, segura, 100% personal e intuitiva y de manos libres y, además, incluso funciona usando gafas o lentes de contacto", según informan fuentes de Irisbond. Asimismo, en el manejo de maquinaria o control de dispositivos en entornos laborales, la tecnología eyetracking permite "manejar equipos o dispositivos en entornos laborales como, por ejemplo, las interfaces de los sistemas de control de las líneas de ensamblaje, las pantallas táctiles o los controles remotos a través de tabletas, así como los entornos relacionados con la oficina".
Las mismas fuentes de Irisbond recalcan que todo las interacciones se realizan sin contacto y de fácil uso, ya que no requiere conocimientos informáticos. Asimismo, "ya se están poniendo en marcha proyectos que implican la aplicación de esta tecnología con la idea, no sólo de ayudar en la propagación de este tipo de pandemias, sino porque además se trata de soluciones inclusivas con personas de movilidad reducida". De la misma forma, existen múltiples aplicaciones en sectores como telefonía móvil, automoción, casas inteligentes, robótica, ciencia, salud y producción.
"El COVID-19 ha adelantado años el despegue de ciertas tecnologías que, si bien ya podían aplicarse, se iban relegando por no ser fundamentales. No son necesarios nuevos avances, porque estas soluciones ya son una realidad que se puede implementar de forma sencilla. Ya se estaba viendo en ciertos sectores como la industria, la medicina o el marketing, pero ahora, además de la naturalidad en su usabilidad traen consigo el beneficio de evitar la propagación de esta u otras pandemias. Y lo mejor de todo es que se vale del medio de comunicación más natural y universal: la mirada", señala Eduardo Jáuregui, fundador de Irisbond. El mérito de la empresa reside en los avanzados algoritmos de software de Irisbond, basados en inteligencia artificial, "que captan el movimiento de los ojos y lo traducen en movimientos precisos dentro de una pantalla. Gracias a eso, cualquier persona puede acceder a toda la información de forma natural, intuitiva y sin el uso de manos; creando una nueva manera de relacionarnos con nuestro entorno a través de tecnologías de seguimiento ocular.
Diversos estudios internacionales, realizados antes de la crisis del coronavirus, apuntaban que el mercado global de Eyetracking se esperaba que creciera un 27,4% anual hasta 2025, siendo valorado en 287 millones de dólares en 2018. Ahora, por culpa de la COVID-19, todas esas estimaciones han quedado completamente desfasadas.
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