La instalación "Surrounded Islands" del artista Christo en su proceso de montaje (Kathy Willens / AP)
El artista búlgaro recorrió medio mundo con sus monumentales instalaciones
En el año 1920 Man Ray realizó una fotografía titulada “L’énigme d’Isidore Ducasse. Empaquetage”. En ella se veía -o más bien se ocultaba- un objeto envuelto en una tela oscura, atado con cuerdas. Podía ser una escultura, o un conjunto de objetos. En cualquier caso, lo significativo era que ese envoltorio otorgaba opacidad y misterio al objeto, a la vez presentado y escamoteado. Subrayaba su carácter físico, objetual, su volumen y su silueta sin rasgos, e introducía un factor de inquietud.
Man Ray no insistió mucho más en ese planteamiento, de raíz surrealista, y seguramente ni siquiera había sido él quien primero escogió un objeto empaquetado como tema principal de una fotografía o de una obra de arte.
Envoltorio artístico
Cuatro decenios más tarde, sin embargo, otro artista retomó esa idea –que daba mucho más de sí- y la desarrolló y enriqueció, durante más de medio siglo, en muy distintas variaciones, casi siempre certeras, llenas de sentido y espléndidas. Ese artista se llamaba Christo Vladimiroff Javacheff, había nacido en Bulgaria en 1935 y firmaba Christo.
Ha fallecido en su domicilio de Nueva York, a los 84 años, por causa natural, cuando estaba a punto de inaugurar una exposición en el Centro Pompidou y se disponía a envolver el Arco de Triunfo de París y a finalizar un gran proyecto de obra permanente, en un oasis cerca de Abu Dhabi: una colosal mastaba de 150 metros de altura, compuesta por 400.000 bidones de petróleo.
Christo se hizo célebre empaquetando monumentos como el Pont Neuf de París o el Reichstag de Berlín. No le permitieron envolver la estatua de Colón, pues en los años setenta el alcalde de Barcelona era menos moderno que Pasqual Maragall. Y entonces, en 1977, tuvo que conformarse con envolver la Galeria Joan Prats. Christo realizó casi toda su obra –antes de que la firmaran conjuntamente- en colaboración con su mujer, Jeanne-Claude, fallecida en el año 2009.
Muchos de sus proyectos requerían una logística complicada y un gran presupuesto. Buena parte de ellos no se han llegado a realizar y sólo cabe imaginarlos viendo las imágenes de los proyectos. Otros muchos se realizaron, existieron durante un tiempo limitado –unas semanas o meses- y luego se desmontaron y de ellos sólo quedan los recuerdos y los documentos gráficos, fotográficos o cinematográficos.
De pintar poco a envolver mucho
Sería un error banalizar el sentido de su obra, pero también hay que reconocer que esta se presta a la caricatura humorística. Aunque Christo pintó en su juventud algunos cuadros monocromos, arañados o intervenidos, pronto empezó a envolver. Al principio empaquetaba objetos pequeños: botellas, montones de revistas, sillas... El paso siguiente fue envolver a algunas personas, modelos que un Picasso se habría conformado con pintar.
Y lo siguiente ya fue el definitivo cambio de escala: hacia 1961 le entraron ganas de empaquetar edificios públicos. Los objetos cada vez eran más grandes. Tanto, que ya dejaban de ser objetos, eran más bien monumentos y pronto fueron paisajes extensos, que él embalaba si podía, o bien intervenía de algún modo. ¿Se puede envolver un archipiélago?... Christo, al menos, lo intentó, a su manera, circundando varias islas del Caribe con telas de color rosa, en su proyecto “Surrounded Islands” (1983).
En la Historia del Arte se suele afirmar que el “land art” nació en los Estados Unidos en 1967 y alguna vez se cita a Robert Smithson como precursor. Sin embargo, Christo realizó ya en 1962 una instalación precursora en el paisaje urbano. “Wall of Barrels. Iron Curtain” era un muro de bidones pintados que interrumpía una calle de París (la rue Visconti). Con ese muro efímero denunciaba la reciente construcción del muro de Berlín, al tiempo que aludía al consumismo, a la ecología y a las barricadas, antes de 1968. De hecho, Christo llegó a París huyendo de la dictadura soviética, poco después de la invasión de Hungría.
En la obra de Christo las variaciones y detalles materiales estaban a la altura de la idea fundamental. El oleaje y la marea introducían cambios en su primer gran paquete natural: rocas en la costa australiana, “The Wrapped Coast” ((1969). En una de sus piezas de “land art” más logradas –“The Running Fence”, 1976-, realizó la imagen más grande hasta la fecha: una tela blanca de unos 40 kilómetros de longitud y 5 metros de altura (con un total de 165.000 m2), cambiaba con el viento y con la luz y serpenteaba atravesando colinas californianas hasta hundirse en el océano.
Otro bello proyecto, que se expuso en la galería Joan Prats, era “Over the River”, una especie de segundo río aéreo, paralelo y flotante sobre el verdadero río Arkansas (Colorado). Opaco y luminoso visto desde el cielo, pero tanslúcido visto desde el río o su ribera. Envolver un río... Si David Bowie compuso una canción memorable titulada “El hombre que vendió el mundo”, de Christo se podría decir que fue El hombre que quiso envolver medio mundo.
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