En días de intensa vida puertas adentro, se relanza un libro que reúne varios centenares de casas sobresalientes creadas en el último siglo
La casa ha devenido auténtico microcosmos en tiempos de pandemia. Existen casas introvertidas y otras extrovertidas, para la intimidad y la memoria, o viviendas escaparate y de estatus. Algunas son especialmente confortables, otras algo inhóspitas. Lo que ninguna estaba pensada era como hogar-reclusión. Son semanas que dan de sí para ahondar en la relación con la propia casa.
En este periodo de vida intensa intramuros, se ha lanzado la nueva edición del libro Interiors: The Greatest Roooms of the Century, de editorial Phaidon, que recopila hasta 400 estancias inspiradoras. Es un excelente compendio de estilos, épocas y gustos de todo un siglo, con cierta voluntad enciclopédica. Y, a la vez, un espejo de las pasiones de quienes las diseñaron, que en muchos casos coinciden con sus habitantes.
Junto a las casas ideadas por arquitectos de fama internacional como Mies van der Rohe, Adolf Loos, Oscar Niemeyer o Zaha Hadid –que son manifiestos de su filosofía proyectual y signo de su tiempo-, abundan las de grandes nombres de la moda: Chanel, Lagerfeld, Moschino, Dior o Saint Laurent. Un segundo grupo en el que predomina el clasicismo y la pátina del toque exclusivo, como convención de elegancia.
Quizás las más sorprendentes sean las casas de los artistas. Entre ellas seducen la del neoexpresionista Francesco Clemente en el Nueva York de los 80s, donde juega con las escalas de los objetos recreando una sala de singular poética. O la intervención muralista del polifacético Jean Cocteau quien, con su estilo falso naif, transformó una convencional villa burguesa de la Riviera francesa en lugar de creatividad efervescente. La valoración contemporánea de la casa no solo en metros cuadrados sino también cúbicos, pone de actualidad la recuperación de ajados pisos señoriales de altos techos o la reconversión de espacios rurales como establos. El aire por encima de nuestra cabeza cuenta. Y la percepción de las capas de la historia en el lugar, también. Al pasar las páginas del libro, lo que más atrapa es descubrir la casa como espacio descriptivo de quien la habita, imaginar la experiencia vital de varios cientos de personas. Esta es una pequeña selección de interiores únicos.
Art Déco revisitado
El refinado y evocador estilo de Dimore Studio –formado por el italiano Emiliano Salci y el americano Britt Moran- ha seducido a marcas como Hermès, Fendi y tótems de la hotelería como Ian Schrager, que les han confiado sus establecimientos. Este apartamento dúplex en un edificio de 1940 en el barrio de Saint-Germain-des- Pres de Paris, finalizado en el 2015, hace gala de ese modus operandi contemporáneo que revisita épocas y estilos muy dispares: del Art Déco hasta la década de los 70s, e introduce notas poco convencionales con gamas cromáticas atrevidas y mezclas inesperadas. El espacio a doble altura y la escenográfica escalera favorecen, ya de entrada, las escogidas piezas de mobiliario: el sofá biomorfico de Jean Royère de los 50s, en terciopelo naranja ahumado, la silla de cuero amarillo de Martino Gamper o la escultural araña contemporánea de techo, diseño de Dimore.
Disfrutar la campiña inglesa
Más allá del estilo rústico, a la casa de campo de fisonomía contemporánea le queda mucho trecho por recorrer. Esta fue proyectada por el prestigioso arquitecto británico David Chipperfield en el año 2013. La encajó como si fuera una presa en la orografía ondulante de Chiltern Hills, una zona al noroeste de Londres designada como Área de Excepcional Belleza Natural desde 1965. Residencia de lujo en clave minimalista, el arquitecto la vuelca hacia el paisaje rural de bosques y suaves laderas. Con superficies continuas de cemento y terrazo en tonos claros, el color lo pone la naturaleza circundante. La monumentalidad de algunos elementos arquitectónicos también la expresa en el cuarto de baño, con lavamanos y bañera como piezas monolíticas de mármol y amplias cristaleras hacia el exterior.
La sala de baño de Lagerfeld
Según sus biógrafos, desde que Karl Lagerfeld llegó a París en la década de los 50, vivió en más de veinte casas distintas por toda Europa, como si cada nuevo hogar fuera otra oportunidad de reinventarse. Este baño pertenece a una de sus residencias en Roma, en los años 90. Considerado uno de los diseñadores de moda más influyentes de la segunda mitad del XX, famoso por sus excéntricas apariciones, Lagerfeld solía contar con la ayuda sus amistades para decorarlas. En este caso fue Adrée Putman, la gran dama del diseño francés. Las paredes y techo panelados con madera delimitan una cálida caja donde alojó muebles de la Wiener Werkstätte de principios del XX o exquisitas telas del español Mariano Fortuny. Todo bañado por la luminosidad del ventanal celosía. El broche lo pone la cinematográfica escalera de caracol que conduce a su dormitorio.
Era pop futurista
Joe Colombo (1930-1971) está entre los diseñadores más famosos que en la década de los 60s imaginaron los interiores como unidades de vida autónoma. Las formas voluptuosas se instalaron en una vida de futuros utópicos, donde la intensidad cromática apuntaba también hacia la liberación sexual que se iniciaba. Unidades de diseño que perseguían la flexibilidad y adaptación a los espacios arquitectónicos. Colombo fue miembro activo durante los 50s, como pintor y escultor, del movimiento de arte nuclear, dedicado a expresar los peligros de la tecnología nuclear. En los 60s abrazó la experimentación con los nuevos materiales sintéticos y plásticos, desarrollados en la segunda guerra mundial, sin imaginar si quiera los problemas ecológicos que traerían consigo. La sala dormitorio pertenece a la casa Visiona I completada en Milán en 1968.
Fundida con el desierto de Coachella
Palm Springs resuena a estilo de vida residencial, al lujo más hippy y sensorial. En el desierto del Valle de Cohachela en California, el arquitecto Albert Frey (1903-98) participó en consolidar esa estética funcional que a la vez se conecta al paisaje. La casa, construida en 1964 para su propia familia, incorpora una gran roca que coronaba la parcela. Frey la estudio con detalle antes de proyectar el edificio y organizar la sala y el comedor a su alrededor. Diseñó un mobiliario compacto que se ciñe a ella, aprovecha al máximo el espacio y se encara hacia las esplendidas vistas. Antes de emigrar a Estados Unidos, Frey trabajo en el estudio de su compatriota Le Corbusier. Su modernidad incorpora los muros cortina, simplicidad de materiales y colores alineados con los tonos naturales del desierto. Tras una época de decadencia, hoy Palm Springs vive un redescubrimiento por parte de la generación millennial.
Klein, el azul más famoso del mundo
¿Imaginan poderse dar el gusto de registrar un color con el propio apellido? El artista francés Yves Klein (1928-62) –representante del neodadaismo y figura algo extravagante en su tiempo-, lo hizo patentando internacionalmente el Klein Blue (IKB). Antes de instalarse en 1949 en este apartamento de París, pintó todas las paredes, las puertas y la chimenea de ladrillo de color blanco. Igual que los muros de una galería vacía, tal como Klein concibió su exposición The Void, presentándola como una obra de arte en sí misma. Tras su prematura muerte, a los treinta y cuatro años, su compañero el artista alemán Rotraut Uecker también patentó la mesa de cóctel en material acrílico, con el pigmento icónico azul iridiscente, que amuebla la sala de la casa.
El hogar como centro
La chimenea que diseñó Erik Gunnar Asplund (1885-1940) –reconocido arquitecto sueco precursor del funcionalismo orgánico, con gran influencia en toda la cultura del diseño escandinavo- presidía su casa de vacaciones a 50 kilómetros de Estocolmo. La pequeña grada con que salvó un desnivel en la sala, se arrima a ella y sirve además para sentarse junto al fuego y contemplarlo. Dio gran protagonismo a la campana, de corte popular, que fue modelada a mano con arcilla. La casa, ideada como refugio en la naturaleza cerca del mar, cultiva la sencillez con materiales como la madera o terracota y mobiliario de ratán. Concluida en 1937, muchos veraneantes del siglo XXI podrían identificarse con ella.
Le charmé de Coco Chanel
En el año 2013 el Ministerio de Cultura francés catalogó la casa de Coco Chanel (1883-1971) en París, como monumento histórico. La residencia del emblema femenino de la moda se encontraba encima de su boutique y salones de alta costura en el 31 de la rue Cambon. Desde allí se accedía a la casa a través de una escalera curva con paredes espejadas que le permitía observar, sin ser vista, las reacciones de los asistentes a los desfiles de moda. En la sala, de los años 20, junto al clasicismo y el lujo, asoma la modernidad del sofá de ante diseñado por ella misma. El biombo chino con motivos de camelias, una de sus flores predilectas, o las esculturas de animales ponen el toque de exotismo. Era su templo social de día, donde recibía a invitados ilustres: Elisabeth Taylor, Dalí, Giacometti, Picasso. Pero Coco Chanel no dormía aquí. Cada noche cruzaba la calle y se instalaba en su suite del Ritz.
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