sábado, 6 de junio de 2020

Así serán las oficinas tras el coronavirus: con menos espacio, menos gente...¿y menos horas de trabajo?

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  • Foto: Getty.

  • La obsesión por las medidas de protección aumentarán el espacio entre personas
  • Esto abre la puerta al traslado a sedes más pequeñas y al ahorro de costes


La crisis del coronavirus ha afectado al panorama laboral a todos los niveles, incluido el de las oficinas. Tras varios meses de teletrabajo, lo que se preveía como un cambio a medio plazo se ha convertido en una modificación a marchas forzadas. Y no será la única que nos deje el paso de la pandemia.
La Universitat Oberta de Catalunya (UOC) ha analizado cómo el coronavirus no solo ha cambiado la manera de trabajar, sino que también hará lo propio con los espacios de trabajo. Las oficinas sufrirán una serie de transformaciones que significarán un antes y un después, incluso en las relaciones entre compañeros.
Para Miquel Arenas, profesor colaborador de los estudios de Economía y Empresa, "parece evidente que el miedo al coronavirus nos llevará a un modelo de oficina de tipo 'panal de abejas', en la que cada trabajador quede aislado de sus compañeros". Se trata de una medida de protección por la enfermedad, pero en realidad el método viene de lejos: diferentes estudios en Dinamarca demostraron que la mayor acumulación de trabajadores en las oficinas conllevaba un mayor porcentaje de bajas médicas.
En base a esto, también se incrementarán de forma notable las precauciones de higiene y se retomará lo que el profesor Iván Ciudad recuerda como "síndrome del edificio enfermo", que lleva a la desinfección de zonas comunes, revisión de filtros de aire y estrictos protocolos para comedores o cantinas.
¿Qué pasará con las mascarillas? Los expertos de la UOC aseguran que es una cuestión que ha de resolverse en el ámbito interno de la empresa: el uso es obligatorio siempre que no se cumplan con las distancias recomendadas de dos metros en interiores. En todo caso, advierten, la oferta de mascarillas, así como de geles desinfectantes, debe ser sufragada por la compañía.
Eduard Biasi, profesor del posgrado de Protección de Datos, explica que la empresa tiene ciertos límites a la hora de exigir a sus empleados garantías de su estado de salud: se puede obligar a hacer una declaración jurada y a responder (solo las justas) preguntas siempre que ese cuestionario no sea "desproporcionado". De la misma manera, el control de temperatura mediante cámaras, pese a ser legal, tendría que ser regulado correctamente y aplicado solo a tal efecto.
La vuelta al trabajo también será diferente. Con el objetivo de evitar aglomeraciones, tomarán importancia los turnos rotativos, que se complementarán con el teletrabajo. Las personas de riesgo o que convivan con ese tipo de pacientes serían las últimas en incorporarse presencialmente. Eso sí, según avisa el profesor de Derecho Pere Vidal, "la compañía no podrá imponer obligatoriamente quién debe hacer teletrabajo", ya que si "no forma parte de la descripción inicial del puesto, y el empleador hace una oferta de teletrabajo, el empleado puede aceptar o rechazar la oferta, pero no se le podrá imponer".
Para fichar las horas se tendrá que emplear métodos diferentes. La vía telemática aparece como una posible solución al problema. Mediante aplicaciones, y en detrimento de las tradicionales tarjetas de acceso, el trabajador podría registrar su jornada diaria.
Las empresas pueden barajar el traslado a sedes más pequeñas y se exponen al debate de una jornada de cuatro días semanales

Al haber una menor cantidad de trabajadores en el puesto de trabajo, una alternativa se abre para las empresas: dejar sus actuales sedes por otras más pequeñas. Las circunstancias lo permitirían y eso significaría un importante ahorro en pleno contexto de crisis económica.
El espacio de trabajo se reduce, y con él, algunos sectores tratan también de reducir la jornada laboral. Una semana de cuatro días aparece en el horizonte como propuesta de reforma. Antonio Fernández, profesor de Derecho y Ciencia Política, explica que la reducción de jornada tiene beneficios como "mejor calidad de vida para el trabajador, más ocio, conciliación personal y familiar y dedicación a proyectos de pequeño emprendimiento".

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