sábado, 19 de septiembre de 2020

La pandemia hunde el lujo italiano

 


El desplome de las ventas pone en serias dificultades el ‘made in Italy’


Conocido alrededor del mundo por su excelencia, el lujo italiano ya atravesaba un momento muy delicado antes de la pandemia por la competencia asiáticaEl coronavirus, sin embargo, lo ha acabado de trastocar. Los números hablan por sí mismos, tanto en lo que tiene que ver con ventas como en las consecuencias en la producción. Massimo Torti, secretario general desde la asociación Federmoda Italia –la más importante organización del sector– advierte que de los 114.000 puntos de venta de moda italiana en este país, 17.000 podrían cerrar como consecuencia de la pandemia.

Las grandes firmas aguantan, pero quienes más sufren son los pequeños artesanos

“Hubo cierto crecimiento de las ventas justo después del confinamiento, cuando los italianos querían quitar el polvo de los armarios. Luego se paralizó. El problema es también que los que han dejado de venir a hacer turismo de compras son los chinos, los rusos y los estadounidenses, los que más gastan”, explica a Dinero . Eso representa pérdidas de hasta el 75% en los negocios de lujo, que generan la mayor parte de los ingresos que provienen de los visitantes extranjeros. De media, se solían gastar más de 800 euros por persona. Con el cierre de las fronteras todo se ha puesto en cuarentena.

Italia está también preocupada por la cadena de producción en lo que representa la segunda industria del país, después de la mecánica. El país transalpino es conocido alrededor del mundo por sus grandes marcas. Estas no se arriesgan a cerrar, pero sí el entramado de decenas de miles de pequeños artesanos que confeccionan los bordados, las pieles o las sedas. En total, y según Confartigianato Moda, hay más de 55.491 pequeñas y medianas empresas que operan en Italia en los sectores del textil, ropa y la peletería, proveyendo para grandes firmas como PradaKering o el grupo LVMH, que tiene más de 30 centros de producción en el país. La industria de la moda vale casi el 1,5% del PIB italiano, con más de 83.000 negocios, según Mediobanca.

El coronavirus ha provocado una caída del 75% en los grandes negocios

El corazón de la industria de la moda made in Italy son estos artesanos que producen tanto para sus propias casas como para firmas de alta gama. Y el problema es que, con el virus, los proveedores están perdiendo alrededor del 40% de los pedidos. Lo que ganan no da para pagar a los empleados después de más de dos meses cerrados. Por ahora, es el Estado quien financia a los trabajadores parados temporalmente bajo un sistema muy parecido al de los ERTE en España. El sector reclama al Gobierno que declare a la moda como sector estratégico a proteger, porque si no, el futuro de muchas de estas empresas parece muy negro. Los analistas no esperan que el sector recupere los beneficios del 2019 por lo menos en dos o tres años.

“Es un problema de cadena de producción. Pensábamos que con el verano se abriría al turismo, pero vemos que los flujos se han limitado. Y esto implica tanto a los artesanos como a las marcas. El producto de calidad se vende menos si baja el poder de adquisición”, añade Torti.

La industria de la moda representa el 1,5% del total del PIB italiano, según Mediobanca

El orgullo del made in Italy ya estaba tocado. En los últimos años grandes firmas del lujo se han escapado del país. Versace fue comprada hace dos años por el grupo estadounidense Michael Kors. Ahora forma parte de Capri Holdings, propiedad del grupo que, después de hacerse con Jimmy Choo, quiere competir con otros imperios del lujo como los franceses LMVH y Kering. LVMH, propiedad de Bernard Arnault, ya se ha hecho con PucciFendiBulgari y Acqua di Parma. Su competencia, Kering, de François-Henri Pinault, tiene GucciBottega VenetaBrioni Pomellato. Otra casa insignia, Valentino, pasó en el 2012 al fondo qatarí Mayhoola, promovido por la jequesa Mozah bin Nasser.

“Es un efecto de la globalización –señala Torti–. Las grandes marcas pueden ser compradas por multinacionales pero la producción continúa en Italia. Esto significa que aquí se hacen bien las cosas y se mantiene la calidad y el conocimiento”. La esperanza ahora es que esta experiencia sirva para seguir siendo un faro de la moda en el mundo después del virus.