domingo, 13 de septiembre de 2020

¿Tesla, Uber, Blablacar, metro? El verdadero enemigo de las petroleras es el teletrabajo

 

La M-30, en Madrid, durante el estado de alarma.

El teletrabajo, intensificado como consecuencia de las restricciones derivadas de la pandemia, se revela como uno de los factores que más puede dañar la demanda de hidrocarburos


La crisis del coronavirus está generando cambios a nivel social que amenazan con impactar directamente sobre algunos sectores económicos de forma estructural. Uno de ellos es el de la movilidad. Las medidas de confinamiento para hacer frente a la pandemia han intensificado con fuerza la digitalización y las telecomunicaciones. Una tendencia que, según muchos expertos, permanecerá en gran medida cuando pase el problema sanitario.

En palabras de la vicepresidenta cuarta y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, con respecto al teletrabajo se ha adelantado en tres meses el escenario previsto para dentro de cinco años. El confinamiento frenó en seco la movilidad y con el levantamiento del estado de alarma aún está lejos de recuperarse.

Así lo muestra Telefónica. La operadora de telecomunicaciones advertía a principios de este mes que gracias a la instalación de puestos de teletrabajo para sus clientes en España han evitado la emisión a la atmósfera de 2,2 millones de toneladas de CO2 durante el estado de alarma. Esto se traduce en 8.785.500 kilómetros evitados que recorre un vehículo medio. Las consecuencias para el sector de la automoción y sobre todo de los hidrocarburos son evidentes. No en vano, el consumo de combustibles cayó en la primera mitad de 2020 a niveles de 1990.

Este efecto no pasa desapercibido para los principales directivos del sector. El presidente de BP, Luis Aires, asegura que la demanda de carburantes, que llegó a caer un 80% en lo peor de la pandemia y aún está un 15% por debajo de esa cifra, no llegará nunca más a los niveles alcanzados en 2019 y mucho menos a los de 2007, antes de la anterior crisis. En el V Foro de Energía organizado por el diario 'El Economista', Aires fue secundado por Philippe Boisseau, consejero delegado de Cepsa, que quiso matizar que efectos como el trabajo en remoto son determinantes para que la caída de la demanda se convierta en estructural.

Más conservador se mostró Josu Jon Imaz, CEO de Repsol, que cree que el futuro es incierto porque el teletrabajo solo supone una parte de todo el trabajo y hay otras tendencias que contribuyen a mayores desplazamientos, como las compañías de paquetería y de entrega a domicilio, cada vez más demandadas.

Ahí sin embargo, también se está notando el efecto sustitución. Es decir, el cambio de la movilidad de combustión por otro tipo de vehículos. De hecho, Amazon acaba de firmar la compra de 1.800 furgonetas eléctricas para su reparto de última milla. Un conglomerado de factores que no son exclusivos de España. De hecho, en las últimas horas, las cotizaciones bursátiles de las grandes firmas petroleras se están resintiendo en parte por la caída del petróleo en los mercados internacionales, y que ronda los 40 dólares por barril. De nuevo, la debilidad en la demanda, intensificada por la crisis del covid-19, está haciendo mella en la bajada del precio.

"Más allá de la implicación cíclica de covid-19, es probable que la pandemia tenga un efecto estructural, incluida una desglobalización intensificada", señalaba un informe del banco estadounidense Citi a finales de agosto, que sin embargo advertía de que pese al efecto medioambiental positivo esto podía tener efectos negativos sobre la productividad y el comercio global.

"La implantación estable del teletrabajo, puede ser un nuevo vector que impacta en el negocio de carburantes" señala Ángel Ramón Cañizares, director de negocio de Estaciones de Servicio en Everis que añade que "las nuevas tecnologías están habilitando nuevas formas de operar, relacionarse con el cliente y nuevos modelos de negocio. La experiencia digital del cliente híperpersonalizada minimiza el tradicional trato personal y fomenta la relación contactless".

Ante esta situación, este experto explica que el sector petrolero "ya se encontraba en un momento de reflexión, cambio y transformación para adaptarse a un nuevo paradigma, como pueden ser la transición energética, cambios en los comportamientos de los clientes —el teletrabajo se añade como una tendencia de cambio más dentro de este grupo— y el momento de transformación digital y tecnologías disruptivas que vivimos. La irrupción del teletrabajo y su impacto en las compañías del sector petrolero y su negocio de venta de combustibles, a pesar de añadir una nueva amenaza debe enfocarse como una oportunidad para empujar y acelerar la transformación que el sector ya tenía la necesidad de abordar".

Citi: "Más allá de la implicación cíclica de covid, es probable que la pandemia tenga efecto estructural, incluida una desglobalización intensificada"

"Como ejemplo de la transición energética como oportunidad, las estaciones de servicio deben convertirse en proveedores de energía multimodal para ser relevantes en esta evolución. Apoyándose en su capilaridad, las estaciones tienen ante sí el reto de transformarse y erigirse como el punto de abastecimiento para cualquier vehículo de movilidad y tipo de energía (biocombustible, vehículo eléctrico, vehículo de hidrógeno, etc.). Algunos ejemplos en este ámbito son la apuesta de Shell e implantando ya más de 50 estaciones de servicio basadas en hidrógeno en el mundo, o Repsol estableciendo alianzas con diversas compañías para la adquisición de puntos de recarga", detalla el experto de la consultora Everis.

Por ahora, las cifras apuntan a que pese al levantamiento del estado de alarma, el consumo está aún por debajo de los niveles prepandemia. En el mes de julio han recuperado terreno con respecto a los meses anteriores donde no se podía cambiar de provincia. Pero se consumió algo más de 2,5 millones de toneladas de gasóleos por los más de 2,7 millones de toneladas consumidas en el mismo mes del año anterior. En el caso de la gasolina, se ha pasado de 526.000 toneladas en julio de 2019 a 489.000 en julio de 2020, según las estadísticas publicadas por Cores este viernes. La caída sigue siendo mucho más abultada en querosenos, el combustible de los aviones: de casi 700.000 toneladas en julio de 2019 a algo más de 183.000 en julio de 2020. Todas estas cifras siguen estando muy condicionadas al desplome del turismo internacional.

La diferencia es aún más significativa en cuanto a la recaudación del impuesto especial sobre hidrocarburos, dada la bajada del precio del litro de combustible. Hacienda registraba esta misma semana una caída interanual en julio del 19,7%. Este año las arcas del estado ingresaron por este concepto 845 millones de euros cuando en 2019 recaudó 1.053 millones de euros. Todo esto se está notando en otros factores como menores atascos en las grandes ciudades y un mínimo histórico de las muertes en carretera en 2020.

Ahora la gran duda es saber hasta qué punto la menor movilidad se convierte en estructural. Las empresas ya empiezan a atisbar ciertos factores en su contra. Cepsa advirtió en primavera a sus bonistas internacionales de que su negocio estaba amenazado por firmas como Apple, Google y Tesla. Ahora falta por ver hasta qué punto esa combinación del teletrabajo y las comunicaciones en remoto, sumada a la movilidad alternativa frenan a las petroleras, muchas de las cuales llevan años preparando este cambio que el coronavirus ha desbocado.




AUTOR
J. C. P.     12/09/2020