domingo, 1 de noviembre de 2020

Los ganadores en 'bursatilización' de la crisis son EEUU y China y el perdedor, Europa

 

Las economías menos financiarizadas dependen más del crédito bancario para su desarrollo y crecimiento.


  • La bolsa pesa 11 puntos más frente al PIB de EEUU tras la crisis, hasta el 200%
  • Mientras que en China pasa del 45% al 58% y en la eurozona, más bancarizada, retrocede con la recesión


La relación del tamaño de las bolsas -la capitalización total de las empresas cotizadas de un país- respecto al PIB deja al descubierto los cimientos de las grandes economías: sirve para entender el modelo crecimiento, el nivel de la cultura financiera de su población o la tipología de sus compañías. Más bursatilización refleja un sistema más liberalizado, en el que las empresas son grandes y líderes y han recurrido más habitualmente al mercado para financiarse, y así destacan las ratios bolsa/PIB de EEUU, Suiza o Suecia, cercanos al 200%. Menos bursatilización implica compañías más pequeñas y mayor bancarización, una dependencia mayor del crédito tradicional, y así aparecen las economías menos desarrolladas, como Turquía o México -cuyos mercados de renta variable apenas pesan un 30% respecto al PIB-, o los países de la eurozona, como Italia, España o, incluso, Alemania -con un 33%, 45% y 59%, respectivamente-.

Suecia, China y EEUU son las economías que más bursatilización han ganado en el año de la crisis del coronavirus, según las últimas previsiones del FMI -18, 13 y 11 puntos porcentuales, respectivamente-. Mientras que precisamente los países europeos se sitúan entre los que más han rebajado esta ratio, junto a Brasil y el excepcional caso de Reino Unido, históricamente un ejemplo de financiarización al que la caída del 125% que supone la bolsa frente al PIB en 2019 al cerca del 100% actual muestra las consecuencias del Brexit y del especial impacto de la pandemia.

Los programas de estímulo, monetarios y fiscales, de dimensiones históricas en todo el mundo, tras el shock de oferta y demanda sin precedentes derivado del Gran Confinamiento en primavera, que adelantaron los desplomes de las bolsas en febrero, no han evitado una recuperación asimétrica que en el análisis de la relación bolsa/PIB deja una clara fotografía del universo económico que viene. Con cuatro conclusiones: la primera, que la reconstrucción económica de la crisis actual pasa, necesariamente, por las dos grandes potencias, EEUU y China, cuyo mercado sigue creciendo; la segunda, la hegemonía de Wall Street; la tercera, que las consecuencias del Brexit son más que palpables; y, por último, la decadencia de la eurozona.

La capitalización actual de las 20 principales bolsas representa el 92% del PIB mundial, 8 puntos por debajo del máximo histórico de 2017, cuando alcanzó el 100%. Un recorte que se explica, por un lado, por la caída del 4,5% de la actividad económica mundial que el FMI espera para 2020 por la crisis y, por otro, por los descensos que protagonizan, principalmente, los índices bursátiles europeos, con caídas de doble dígito.

El principal foco de interés está en China y su confirmación en la salida de esta pandemia como potencia mundial, rival ya sin matices de EEUU, cada vez menos dependiente de los bancos y con un mercado más grande -la relación con el PIB ha pasado del 45% al 58%-. La economía del gigante asiático no solo es la única que no se contraerá, sino que repuntará un 2% según las estimaciones de los grandes organismos oficiales. China, que ya se aúpa en la parte alta de la V que dibuja su recuperación es, en términos económicos, el gran vencedor de esta crisis global.

Una tendencia impulsada por el incremento de las ventas de productos chinos al exterior, ya que las exportaciones del país venían perdiendo fuerza en los últimos meses, sacudidas por la desaceleración económica y el auge del proteccionismo. "Un aumento tan rápido no se había visto en crisis mundiales anteriores. Las exportaciones chinas han crecido sorprendentemente este año, lo que ha llevado a que la balanza comercial contribuya claramente de forma positiva al crecimiento del PIB", apuntan desde Allianz.

En esta misma línea, la capitalización de su mercado bursátil ha aumentado más de un 30% en lo que llevamos de ejercicio, el mayor crecimiento. El valor actual de la bolsa china -7,6 billones de euros- supone el 58% del PIB previsto para el cierre de 2020. Entre las grandes economías aún supone un porcentaje inferior al de EEUU o Japón, con un 194% y un 123%, respectivamente. "China ha hecho grandes progresos en sus esfuerzos por liberalizar el mercado de capitales. Desde el programa Stock Connect , que ha atraído 170.000 millones de dólares de flujos netos de extranjeros desde su puesta en marcha en 2014, hasta los esfuerzos por promover la asignación de capital a la innovación mediante el lanzamiento del Star Market. Este año los inversores han obtenido la recompensa de un rendimiento del mercado de valores superior al del resto del mundo: el índice MSCI China A onshore ha subido un 27%, lo que ha contribuido a que el mercado de valores superase [a mediados de octubre] el hito de los 10 billones de dólares", explica Nick Yeo, director de renta variable china de Aberdeen Standard Investments.

La hegemonía de Wall Street

Mientras, en EEUU -cuya economía entró en recesión el pasado mes de febrero, poniendo fin a una expansión económica de 11 años- y con la cita electoral del 3 de noviembre marcada en números rojos en el calendario, la capitalización de su bolsa es el equiparable al 194% de la economía del país. Una ratio alta que se explica por la fuerte cultura bursátil de sus empresas, que prefieren saltar al parqué para financiarse en lugar de acudir a los bancos para pedir préstamos, así como la tendencia de los inversores de derivar los ahorros hacia la bolsa. Muestra de ello es que en un año como el presente se han registrado hasta la fecha 181 salidas a bolsa en EEUU, con una recaudación aproximada de 61.000 millones de dólares, la mayor desde 2014, según los datos que recopila la consultora Renaissance Capital. A lo largo de 2020 y hasta finales de octubre un total de 217 compañías han presentado la documentación para preparar una operación pública de venta (OPV) frente a las 204 que lo hicieron en 2019.

Paralelamente, gran parte de la actividad en el mercado de las salidas a bolsa (alrededor del 40%), está impulsada por las denominadas empresas de adquisición con un propósito especial (SPAC, por sus siglas en inglés). También son conocidas como compañías de "cheque en blanco", es decir, entidades que recaudan dinero en una operación pública de venta (OPV) para realizar la compra de una compañía en un plazo generalmente de dos años que tomará su lugar para cotizar en bolsa. Goldman Sachs estima que en el año las SPAC han recaudado en bolsa más de 30.000 millones de dólares. En concreto, 86 firmas de "cheque en blanco" han captado 31.400 millones de dólares en 2020, con otras 34 SPAC en proceso para salir a bolsa y conseguir 8.600 millones de dólares.

Brasil es el mercado bursátil que pierde más peso respecto a la actividad económica desde 2019

La segunda prueba es que durante la primera ola muchos estadounidenses decidieron invertir en bolsa el dinero del cheque estímulo recibido del Gobierno, lo que llevó a las grandes plataformas para operar online a registrar récord de registros de nuevas cuentas entre los meses de marzo y abril. Sin olvidar tampoco el impacto de aplicaciones como Robinhood, con gran popularidad entre la Generación Z, que han eliminado comisiones, sino que permiten comprar fracciones y permiten compartir acciones en apetitosas compañías como Amazon o Alphabet.

En cuanto a la recuperación económica del país, los expertos empiezan a apuntar hacia una K, que supone un desacople de los distintos sectores de la economía, una ruptura tal y como está demostrando en bolsa, con ganadores como Walmart, AstraZeneca, Netflix, Pfizer o Alphabet, pero también perdedores que se están encontrando que su negocio de prácticamente de la noche a la mañana parece no valer nada. Asimismo, el liderazgo del tecnológico Nasdaq ha consolidado la hegemonía bursátil de Wall Street hasta los 35 trillones de capital, de los que la bolsa China aún se queda muy lejos.

La decadencia de Reino Unido

El caso contrario a EEUU y China es el de Reino Unido y su City de Londres: un ejemplo histórico de financiarización que se encuentra en completa decadencia. Enmarañada en el Brexit desde que una mayoría de británicos votaran sí a la salida de la Unión Europea (UE) el 23 de junio de 2016, la economía y la bolsa de Reino Unido han sufrido ahora con especial dureza el golpe de la pandemia de coronavirus. El FMI prevé que el PIB del país se contraiga cerca de un 10% este 2020, uno de los mayores descensos entre las 20 principales potencias del mundo, solo superado por India, Italia y España.

En este contexto, la bursatilización de las islas británicas ha retrocedido del 125% al 103%. Únicamente en Brasil el mercado de renta variable ha perdido más peso respecto a la actividad económica desde 2019, lo que muestra la incertidumbre que rodea a los sectores exportadores de Reino Unido, al consumo interno, al otrora hegemónico sistema bancario y, incluso, a la libra, para la que los años en los que fue moneda reserva ya quedan lejos. Y eso, pese a que como coinciden en señalar distintos expertos, comparte con EEUU "una fuerte cultura bursátil y la popularidad de la canalización de los ahorros hacia la bolsa".

El Brexit fue, sin duda, un punto de inflexión para Reino Unido pero también para la Unión Europea (UE), que en la primera oportunidad que ha tenido, la derivada de la crisis por la pandemia de coronavirus, ha demostrado que sin la participación de Londres el club comunitario aspira a un sistema federal más avanzado tras décadas dando pasos con lentitud. El mejor ejemplo es el fondo de reconstrucción económica de 750.000 millones de euros, pero también destaca la mutualización de deuda para financiar el mecanismo de protección del empleo denominado SURE.

Los politólogos coinciden en que sin Reino Unido la UE pierde su principal estilete diplomático y rebaja su dimensión geoestratégica y militar, pero también aseguran que gana fortaleza interna para proseguir con el plan de Alemania y Francia de un Viejo Continente económicamente, fiscalmente y, también, socialmente unido.

Un escenario que no cambia una característica histórica de Europa: su elevada bancarización, la dependencia de los préstamos y el crédito en el desarrollo de la economía y en el crecimiento empresarial, la implicación directa o indirectamente de los estados en las estrategias y la importancia de las pequeñas y medianas empresas tanto para el empleo como para el conjunto del sistema.

Estos son los factores que principalmente explican que dos de las economías más impactadas por la crisis de la pandemia de coronavirus por la incidencia de los contagios y la exposición al sector servicios, Italia y España, se posterguen como las menos bursatilizadas, junto con el delicado momento de algunas de las grandes empresas de ambos países, como Telefónica, Repsol o el sector financiero al completo. El FMI espera que el PIB se desplome un 10,6% y un 12,8, respectivamente, al cierre del ejercicio, y los endeudamientos en los dos países se sitúan en máximos históricos, hasta el punto de que solo son sostenibles por la presencia récord del Banco Central Europeo (BCE) en el mercado.

Así, el tamaño de la bolsa de Italia respecto al PIB retrocede del 36% de 2019 al 33% y el de la de España del 52 al 45%. En el primer mercado, actualmente solo 13 empresas cotizadas superan los 10.000 millones de capitalización, mientras que en el segundo son 14 compañías, con la reciente exclusión de Telefónica y BBVA del EuroStoxx 50, el índice de referencia a nivel europeo como claro síntoma de la pérdida de peso de la renta variable como mecanismo de financiación y ahorro.

El Ibex 35, el índice de referencia en España, pierde un 32% en 2020, 11 puntos más que el EuroStoxx 50 y 19 enteros más que el Dax 30. En el caso de Alemania, donde son 41 las empresas con un tamaño que sobrepasa los 10.000 millones de euros, la bursatilización de la economía se mantiene en el 60%, mientras que en Francia retrocede del 102 al 97%, con 40 compañías por encima de una capitalización de 10.000 millones.

En Italia y España, sólo 13 y 14 compañías, respectivamente, capitalizan más de 10.000 millones

La eurozona padece ahora las consecuencias de la segunda ola de la pandemia. "Si bien esto no sugiere un colapso de la actividad regional, la capacidad de recuperación económica en los próximos meses depende en gran medida del impacto de las medidas de salud pública destinadas a contener los contagios por coronavirus", explica Samy Chaar, economista jefe de Lombard Odier, quien observa que "los gobiernos de Francia y Alemania, por ejemplo, están imponiendo cierres que, sin embargo, son más breves y menos estrictos que los del primer semestre de este año".

"Mientras esas medidas reduzcan el número de infecciones por Covid-19 y mantengan las tasas de mortalidad lo suficientemente bajas como para que los hospitales las controlen, los mercados financieros tal vez se alegren de encogerse de hombros ante las consecuencias económicas a corto plazo", continúa el experto. "Las nuevas medidas apuntan a una interrupción de la movilidad personal y la interacción social, pero el impacto global podría ser menos pronunciado que en marzo/abril debido a las medidas de los gobiernos y del BCE", añade Stefan Hofrichter, director de análisis macroeconómico de Allianz Global Investor.


Madrid