- Una subida de impuestos en medio de una crisis lastrará el consumo y el PIB
- En las economías desarrolladas el consumo privado suma el 60% del PIB
- En recesiones se deben abordar, en todo caso, bajadas de impuestos
La desigualdad económica es uno de los debates candentes en la sociedad actual. Además, todo hace indicar que la crisis del covid-19 podría ser un amplificador de esta desigualdad a través de varios canales: mercado laboral, desconexión entre mercados y economía... Por ello, los gobiernos buscan la forma de reducirla a través de un sistema tributario progresivo en el que se intenta que las rentas más altas paguen más que las rentas más bajas, un objetivo que incluso puede tener efectos positivos sobre el crecimiento económico, no si las subidas de impuestos se implementan en medio de una recesión, entonces el impacto en la economía puede ser fatal. Además y aunque parezca absolutamente contradictorio, un sistema tributario más progresivo puede terminar incrementando la desigualdad económica.
Laura E. Jackson, Christopher Otrok y Michael T. Owyang, economistas del departamento de investigación de la Reserva Federal de San Luis, concluyen en un nuevo trabajo que un sistema impositivo más progresivo puede terminar incrementando los ingresos de los más ricos, que son los que reciben en mayor medida rentas del capital (dividendos, alquileres...).
Además, una subida de impuestos en medio de una recesión puede prolongar y hacer más profunda la crisis económica, puesto que se reduce la renta disponible de los hogares en un contexto de gran incertidumbre y descenso de la actividad. Una caída de la renta disponible puede amplificar el 'golpe' que ya sufre el consumo privado en medio de una crisis. Por otro lado, otro hallazgo de estos expertos es que también puede conducir a un incremento de la desigualdad económica, en este caso, en periodos expansivos del ciclo.
"Hemos hallado que esta mayor progresividad tiene efectos en la distribución de la renta. Con un incremento de la progresividad se aumentan los impuestos que pagan los hogares con ingresos altos y se reducen los impuestos sobre los de ingresos bajos, así uno podría prever una caída de la desigualdad. Nada más lejos de la realidad, encontramos que la desigualdad de ingresos crece después de aplicar una mayor progresividad al sistema tributario", sostienen los autores del trabajo.
Un resultado sorprendente
A primera vista, este resultado parece contradictorio. Una reducción de los impuestos a las personas con salarios o rentas más bajas, junto a un aumento para las rentas altas debería permitir que las personas con menores ingresos alcancen una situación relativamente mejor: la renta disponible de los estratos más pobres y medios aumenta, lo que les permite incrementar el consumo. Es decir, al menos el nivel de vida de estas personas debería mejorar. La cuestión o lo curioso es que esta mejora no tiene porqué desembocar en una reducción de la desigualdad per se.
Por ello, los autores insisten: aunque lo anterior es cierto, "vemos evidencias que muestran un 'goteo hacia arriba' (la renta se filtra hacia los hogares más ricos)... Aunque aparentemente resulta paradójico, este resultado es robusto cuando se analiza la desigualdad, ya sea a través del coeficiente de Gini o con los diferenciales entre los percentiles de ingresos en la parte superior (los más ricos) y media de la distribución de la renta", explican los economistas de la Fed de San Luis.
¿Cómo es posible que aumente la desigualdad?
Entonces, ¿por qué aumenta la desigualdad de ingresos? La clave está en lo que se conoce como el flujo circular de la renta y en los multiplicadores fiscales: cada gasto en la economía es el ingreso de otro, cuando compramos una televisión estamos gastando, pero la empresa que la vende (sus dueños) están ingresando dinero.
"Cuando los impuestos disminuyen, el consumo agregado aumenta, lo que a su vez genera más ingresos para todos; esto, a su vez, conduce a un consumo total aún mayor... Así, la desigualdad puede aumentar si las personas con menores ingresos trabajan por salarios (relativamente) fijos, mientras que las personas que tienen unas rentas más altas son los dueños de gran parte del capital (poseen las tiendas y capital cuyas rentas se mueven más que los salarios). Cuando se bajan los impuestos a los trabajadores con menores rentas, aumenta el consumo en las tiendas que son propiedad de en mayor medida de las personas que poseen una riqueza más elevada. A pesar de que las personas con mayor riqueza sufren una caída inicial en su renta disponible por el shock fiscal, ven un aumento que compensa ese shock gracias al mayor gasto de las las familias con rentas medias o bajas", explican los autores del trabajo.
De este modo, los dueños de las empresas ven un incremento de su renta que les lleva a consumir más, lo que a su vez aumenta los ingresos de otros agentes con patrimonios importantes que también son dueños de otras empresas... "El resultado es un efecto multiplicador que beneficia a las rentas altas en varias fases u oleadas, mientras que los hogares con bajos ingresos solo se ven beneficiados de forma directa una vez, en el momento en el que se bajan sus impuestos. El efecto neto es que la producción aumenta, pero el aumento de los ingresos puede quedarse, en gran parte, en la cima, es decir, en las rentas altas", sentencian los investigadores de la Fed de San Luis.
¿Por qué es bueno para la economía?
Aunque se produce un aumento de la desigualdad en la renta, mejorar la progresividad del sistema tributario o implementar una bajada de impuestos general tiene un efecto positivo sobre el crecimiento económico gracias a la mayor propensión marginal a consumir de los hogares de renta media y baja. ¿Qué quiere decir esto? Un ejemplo sencillo: una bajada de impuestos que afecte, por ejemplo, a Amancio Ortega (aumentando su renta disponible) no modificará demasiado su consumo, probablemente incrementará su ahorro con esa renta extra, pues antes de la bajada de impuestos ya tenía cubiertas más que de sobra todas sus necesidades.
Sin embargo, una persona con un salario de 1.000 euros y que tiene que hacer frente a muchos gastos fijos (luz, alquiler, coche...), probablemente, aprovecharía el incremento de su renta disponible para elevar su consumo y bienestar. Mientras que un mayor ahorro por parte de Amancio Ortega apenas tendrá en el PIB, el mayor consumo del mileurista incrementará de forma directa la producción económica.
De esto se desprende que en medio de una recesión económica, una bajada de impuestos puede tener un impacto positivo sobre la economía y reducir el daño sobre la actividad y el empleo. Todo lo contrario ocurre con cualquier tipo de subida de impuestos, cuyo efecto sobre el PIB y el empleo será el opuesto.
Los economistas de la Fed de San Luis explican, de este modo, que "un incremento de la progresividad de los impuestos es expansivo para la economía. Este resultado es algo novedoso: planteamos la hipótesis de que una reducción de los impuestos a los trabajadores de menores ingresos resulta en un aumento del consumo y la producción mayor, porque estos trabajadores suelen presentar ciertas estrecheces económicas y tienen una mayor propensión marginal a consumir que los trabajadores con ingresos altos. Mientras tanto, un aumento de impuestos a los trabajadores con rentas más altas tiene un efecto menor sobre el consumo real y, por lo tanto, no elimina el aumento de la actividad económica generado por la reducción de impuestos a los trabajadores de menores ingresos", sentencian estos expertos.