Ya se sabe. Ni más fuertes, ni mejores personas. De la cuarentena salimos más gordos, con problemas de espalda y con más adicción a las pantallas (y al alcohol) que nunca. Estas son las 'trampas' en la que no deberíamos de volver a caer.
RENDIRNOS AL HAMBRE EMOCIONAL
Invadidos por la tristeza, el miedo y la incertidumbre, la comida se convirtió, durante la cuarentena, en una vía de escape para las emociones negativas. Lejos de ayudarnos a sentir mejor, el hambre emocional nos empujó justo a lo contrario, a atiborrarnos de los alimentos que menos nos convienen: dulces, procesados y grasas malas. Intentar paliar nuestra inquietud de este manera fue una estrategia errónea que nos ha hecho engordar a los españoles una media de 5,7 kg desde el comienzo de la pandemia, según un estudio de Ipsos.
NO DORMIR LO SUFICIENTE
Esencial para mantener un estilo de vida saludable, un correcto descanso resulta básico para que hacer posible que nuestro organismo pueda llevar a cabo los procesos regenerativos necesarios para fortalecer nuestro sistema inmunitario. La relajación de costumbres que propició el encierro sumada al miedo y la incertidumbre del momento también trastocaron nuestras rutinas de sueño.
TELETRABAJAR EN MALAS POSTURAS
Trabajar en casa nos ha dejado como legado problemas lumbares, cervicales y de vista. Para evitarlos es esencial utilizar una silla adecuada, colocar el ordenador a la altura correcta, mantener una buena postura y dar pequeños paseos o estirar. También aplicar la regla 20-20-20: apartar la vista de la pantalla cada 20 minutos para mirar un objeto que esté a seis metros (unos 20 pies) durante 20 segundos.
AHOGAR LAS PENAS EN ALCOHOL
El alcohol fue, junto a la harina y el papel higiénico, lo primero que desapareció de los supermercados durante la primera ola. Así, el 10% de españoles reconoce haber aumentado la ingesta de este tipo de bebidas, según datos de Ipsos. Por eso, aunque intentemos autojusticarnos, cabe recordar que el único consumo de alcohol recomendado es...¡cero!
REDUCIR LA ACTIVIDAD FÍSICA DIARIA
El NEAT (Not Exercise Activity Thermogenesis) es el gasto calórico que produce nuestro cuerpo llevando a cabo todas las actividades físicas cotidianas, es decir, caminar, subir escaleras, ir a la compra, etc. Al ver limitada de forma drástica nuestra capacidad de movimiento, desactivamos nuestro NEAT, además de reducir nuestra movilidad articular, resistencia física y fuerza muscular.
ABUSAR DE LA REPOSTERÍA (AUNQUE SEA CASERA)
La pandemia sacó ese repostero que (casi) todos llevamos dentro. A pesar de que los dulces caseros son siempre la alternativa más saludable frente a los procesados, llegó un momento en el que el tema se nos fue de las manos para agarrarse a nuestro abdomen y caderas en forma de grasa. El azúcar, cuanto menos lo catemos, mejor para nosotros.
ENTRENAR A LO LOCO
La proliferación de entrenamientos online impartidos por influencers sin cualificar provocó la proliferación de lesiones en personas no acostumbradas a entrenar. Desde el Colegio Oficial de Licenciados de E.F. y Ciencias de la Actividad Física y el Deporte de la Comunidad de Madrid (COPLEF)
ABUSAR DE LAS PANTALLAS
Clases 'online', juegos, reuniones familiares, celebraciones con amigos... Sin darnos cuenta, hemos permitido que nuestros hijos (nosotros, también) consumieran más tiempo frente a las pantallas del habitual (que ya es demasiado alto). Tal es así, que Unicef ha alzado la voz de alarma ante el preocupante perjuicio físico y mental que está provocando esta situación en la población infantil de todo el mundo.
NO MANTENER LOS HORARIOS
El confinamiento no sólo cambió nuestra forma de trabajar y relacionarnos, también afectó a nuestros horarios. Sin darnos cuenta, poco a poco, empezamos a relajar nuestras costumbres habituales, a acostarnos más tarde y también a perder nuestras rutinas sobre la mesa.
GEMA GARCÍA MARCOS
13/02/2021
https://www.elmundo.es/ciencia-y-salud/salud/2021/02/13/6024ff7cfc6c8352568b468e.html