miércoles, 24 de febrero de 2021

Por qué los precios no se han disparado en Estados Unidos si el gobierno no para de emitir dólares

 

La teoría clásica afirma que los precios deberían haberse disparado al aumentar tanto la masa monetaria.


La economía de Estados Unidos registra estos meses de pandemia algo que raya la categoría de fenómeno inexplicable: aumenta el dinero en circulación pero no suben los precios.

Y es, que por más que el gobierno de EE.UU. ha inundado de dólares la economía en los últimos meses, la inflación sigue en niveles moderados, algo que pone en cuestión un convencimiento clásico de muchos expertos economistas.

De hecho, el índice general de precios fue de un 1,4% en el último año. Aunque el dinero que circula en la economía aumentó al menos un 25,8%, según los datos de la Reserva Federal.

Es decir, uno de cada cuatro dólares en circulación se creó en los últimos 12 meses.

Ya con Donald Trump en la Casa Blanca, el gobierno apostó por una política expansiva basada en las entregas directas de dinero a familias y negocios, la ampliación de la masa monetaria, el mantenimiento en cero de los tipos de interés y la compra de deuda por la Reserva Federal.

Su sucesor, Joe Biden, parece decidido a mantener esa política e incluso profundizarla.

Biden impulsa en el Congreso un plan de estímulo de US$1,9 billones, lo que ha llevado a algunos economistas a alertar del riesgo de un aumento de la inflación y de las consecuencias que eso tendría para la recuperación del país.

Pero la cuestión más bien es por qué no hay ya inflación con todo el dinero que se ha emitido en los últimos meses.

El miedo a la inflación

Lawrence Summers, exsecretario del Tesoro que ocupó varios altos cargos en los gobiernos de Bill Clinton y Barack Obama, publicó recientemente una columna en el diario The Washington Post en la que advirtió del riesgo de que el plan de Biden desate "presiones inflacionarias nunca vistas en una generación".

Y aunque los precios en general estén estables, lo cierto es que hay ciertos mercados que han experimentado sensibles subidas, como la bolsa de valores en Wall Street, donde el índice SP500 en los últimos 12 meses ha crecido más de un 15%, incluyendo poco menos de un 50% desde que tocó fondo en marzo.

O el mercado inmobiliario, que ha crecido más del 11,6% en el país en los últimos doce meses, según el índice de precios de la vivienda elaborado por la Corporación de Préstamos Hipotecarios conocida como Freddie Mac.

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El dólar ha perdido valor frente a divisas como el euro.

Steve Hanke, profesor de Economía Aplicada en la Johns Hopkins University y miembro del Consejo de Asesores Económicos del presidente Ronald Reagan, le dijo a BBC Mundo que "la inflación se está cociendo, está a la vuelta de la esquina".

Hanke señala que ya hay algunos precios al alza que indican un temprano cambio de tendencia, como el del crudo y otras materias primas.

La política de tipos de interés cero, que busca incentivar la actividad, disminuye también la rentabilidad del dinero depositado en los bancos, lo que está empujando grandes cantidades hacia las bolsas y hacia activos de mayor riesgo, elevando en consecuencia su valor.

Hanke pronostica que "cuando la inflación crezca, la Reserva Federal entrará en pánico y tendrá que subir los tipos, lo que hará que mucha gente pierda dinero en la bolsa".

Pero no es eso lo que han dicho economistas de otra orientación ni los responsables de la Reserva Federal.

Su director, Jerome Powell, afirmó en una reciente intervención que es posible que se produzca un repunte de los precios en los próximos meses, pero descartó que alcance niveles preocupantes.

Si pasara, dijo, la Reserva Federal se mostraría "paciente en su reacción", indicando que no habría una subida de los tipos de inmediato.

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El dólar acumula meses de caída y algunos economistas temen que eso podría afectar a la inflación.


Las palabras de Powell muestran la convicción imperante en el equipo económico de Biden de que el peligro ahora para la economía estadounidense no es una espiral inflacionaria, sino una recuperación insuficiente.

La manera en que se concibe el peligro de la inflación parece haber cambiado.

Paul Ashton, analista especializado en Estados Unidos de la consultora Capital Economics, señala que "puede que, incluso con todos estos estímulos, los precios se mantengan en la senda de moderación de los últimos años".

"Entre 2016 y 2019, la economía estadounidense mostraba señales de calentamiento, con una tasa de desempleo muy baja, y aún así la inflación fue relativamente modesta".

En la misma línea se expresó Gita Gopinath, la economista jefa del Fondo Monetario Internacional, que estimó que el plan Biden podría empujar los precios a un incremento interanual de 2,25% en 2022.

"Nada preocupante", opina la analista del FMI.

Por qué la inflación ya no es la principal preocupación

En el último tercio del siglo XX estaba mucho más fresco el recuerdo de los efectos de la crisis del petróleo de 1973, cuando el gobierno se mostró durante años incapaz de controlar la subida de los precios.

Pero el comportamiento de los precios en las últimas décadas ha rebajado ese temor, ya que se han mantenido sistemáticamente por debajo del objetivo del 2% que tiene fijado la Reserva Federal.

Es decir, a ojos de los responsables de diseñar la política económica, el problema ha estado más en impulsar el crecimiento económico que en ralentizar los precios.

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Estados Unidos tuvo que enfrentarse en otras épocas de su historia a la recesión y el desempleo.

La convicción de que no hay un peligro inflacionario inminente se ha instalado a ambos lados del espectro político, y ahora republicanos y demócratas están a favor de los estímulos.

Todo eso ha animado al gobierno disparar con toda su artillería después de que cientos de miles de empresas cerraran y muchos estadounidenses perdieran sus empleos por el golpe del coronavirus.

Entonces, ¿no pasa nada?

Toda política económica tiene sus pros y sus contras. El gobierno de Biden no es el primero que tiene que enfrentarse a una grave crisis que lo obliga a fijar prioridades.

Los estímulos masivos en Estados Unidos han ayudado a mantener con vida la economía, pero a la vez han aumentado el déficit de su balanza comercial, la diferencia entre lo que exporta e importa, algo por lo que ha mostrado preocupación la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, y en lo que China parece estar tomando ventaja.

Ashton, explica que "muchos servicios como bares y restaurantes siguen cerrados, y ahí no se consumen demasiados productos importados, mientras que los productos electrónicos que muchos han comprado para el teletrabajo suelen venir de Asia".

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La responsable del Tesoro estadounidense, Janet Yellen, no ve la inflación como un peligro inminente.

No es el único riesgo. Ashton señala que si se mantiene el aumento de los activos bursátiles "podríamos asistir al comienzo de una burbuja" en los mercados.

Pero a continuación se pregunta: "¿Cuál es la alternativa para la Reserva Federal? ¿Aumentar los tipos de interés y llevarnos a un desempleo mucho mayor?".

Yellen, integrante de una generación de economistas estadounidenses marcada por el azote de la inflación descontrolada que sufrió el país en la década de 1970, dejó clara su postura en una entrevista con la CNN.

"He pasado muchos años estudiando la inflación y preocupándome por la inflación, pero enfrentamos un enorme reto económico y un sufrimiento tremendo en el país. Tenemos que afrontar eso. Ese es el mayor riesgo".


  • Guillermo D Olmo @BBCgolmo
  • BBC News Mundo
  • 23/02/2021
  • https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-56105852