miércoles, 10 de febrero de 2021

La polución de los combustibles fósiles causa una de cada cinco muertes en el mundo

 


Un madre y su hijo caminan por una calle de Pekín en noviembre del 2015

 Bloomberg


Un total de 8,7 millones de personas murieron prematuramente por contaminación en 2018 pero el endurecimiento de las medidas da resultados en China



Un total de 8,7 millones de personas murieron prematuramente en 2018 a causa de la contaminación provocada por las emisiones por combustibles fósiles, una cifra significativamente superior a lo indicado en investigaciones anteriores. Esto significa que la contaminación del aire por la quema de combustibles fósiles, como el carbón y el diésel, fueron responsable de aproximadamente una de de cada cinco muertes en todo el mundo. Así lo señala una nueva investigación de Universidad de Harvard, en colaboración con la Universidad de Birmingham, la Universidad de Leicester y el University College de Londres

Las regiones con mayores concentraciones de contaminación del aire relacionadas con los combustibles fósiles (este de América del Norte, Europa y el sudeste asiático), tienen las tasas de mortalidad más altas, según el estudio publicado en la revista Environmental Research.

Ahora, la nueva estimación pone sobre la mesa 10,2 millones de personas muertas prematuramente en el año 2012. Esto representó el 21,5% del total de muertes ese año (2012), aunque este porcentaje cayó al 18% en 2018 debido al endurecimiento de las medidas de calidad del aire en China.

  Las investigadores descubrieron que los índices más altos de muertes por combustibles fósiles se dan en China e India, pero todos los países sufren los efectos de la contaminación atmosférica por la combustión de combustibles fósiles.

En España, según este trabajo, 44.603 personas mayores de 14 años mueren cada año como consecuencia de la contaminación atmosférica por PM2,5 causada por el uso de combustibles fósiles; esto es, el 10,7% del total de 418.063 muertes anuales entre los mayores de 14 años.

Xavier Querol, investigador de CSIC


"Pueden obtenerse resultados en un plazo de tiempo"

Para Xavier Querol, investigador del CSIC, lo más relevante de este estudio es que los “los investigadores han visto que la proporción de muertes prematuras atribuibles a PM2,5 debidas a los combustibles fósiles es mayor a nivel global que el que se pensaba”. Otras fuentes de contaminación son la quema de biomasa agrícola y doméstica, los focos industriales no asociados a uso de combustibles fósiles, la resuspensión de restos de materia o el uso de fertilizantes orgánicos.
“También es interesante ver que se puede actuar y obtener resultados en un corto plazo de tiempo. En China se han reducido en 2,4 millones muertes prematuras en pocos años al haber reducido el 45% del PM2.5 derivado de los combustibles fósiles. El trabajo muestra que queda mucho por hacer, pero que las actuaciones sobre estos focos tienen resultados positivos para la salud de manera rápida”, dice Querol.


Pero ¿cómo han llegado los investigadores a un número tan alto de muertes (8,7 millones en 2018) sólo por los combustibles solos?

Hasta hace poco, era difícil identificar la cantidad de contaminación por partículas finas que podía atribuirse directamente a los combustibles fósiles y, por extensión, las muertes específicamente derivadas de la contaminación por combustibles fósiles. Sin embargo, los avances en la investigación y la modelización permiten ahora a los científicos precisar la contribución de la combustión de los combustibles fósiles mucho mejor.

El estudio está basado en los resultados de la modelización atmosférica (cálculos matemáticos/físicos/químicos con datos meteorológicos, de emisiones de contaminantes y de sus transformaciones químicas) Este modelo global de la NASA GEOS-Chem 3D asimila también datos meteorológicos, de satélite y de medidas de contaminantes en superficie, y con ello valida y corrige los resultados para parecerse más a la realidad suministrada por las medidas puntuales existentes.

Karn Vohra, Universidad de Birmingham


"Queríamos trazar un mapa de los lugares donde está la contaminación y  exactamente lo que respira la gente"

¿Cómo obtuvieron los investigadores sus conclusiones?
Investigaciones anteriores se basaban en observaciones de satélite y de superficie para estimar el promedio mundial concentraciones anuales de material particulado en el aire, las llamadas partículas finas PM2.5
 El problema es que las observaciones en superficie y por satélite no pueden establecer la diferencia entre las partículas procedentes de las emisiones de los combustibles fósiles y las del polvo, el humo de los incendios forestales u otras fuentes naturales no causadas por el hombre. 
"Con los datos de satélite solo ves piezas del rompecabezas", dijo Loretta J. Mickley, investigadora de la Escuela John A. Paulson de Ingeniería y Ciencias Aplicadas (SEAS) de Harvard y coautora del estudio.
“Es un desafío para los satélites poder distinguir entre tipos de partículas y ahí puedes tener lagunas en los datos", indica.
Para superar este desafío, los investigadores de Harvard recurrieron a GEOS-Chem, un dispositivo 3-D global, un modelo de química atmosférica dirigido en SEAS por Daniel Jacob, catedrático de química atmosférica e ingeniería ambiental.
El modelo global, GEOS-Chem tiene una alta resolución espacial, lo que significa que los investigadores podrían dividir la tierra en cuadrículas con recuadros pequeños, de solo como 50 km x 60 km, y observar los niveles de contaminación en cada uno de ellos individualmente.
“En lugar de confiar en promedios distribuidos en grandes regiones, queríamos trazar un mapa de los lugares donde está la contaminación y dónde vive la gente, para que podamos saber más exactamente lo que respira la gente", dijo Karn Vohra, investigador de posgrado de la Universidad de Birmingham y primer autor del estudio.
Para modelar las partículas PM2,5 generadas por la combustión de combustibles fósiles, los investigadores conectaron al GEOS-Chem estimaciones de emisiones de múltiples sectores, incluyendo las de la energía, industria, barcos, aviones y transporte terrestre...
Una vez que tuvieron las concentraciones de las partículas finas PM2,5 de los combustibles fósiles presentes al aire libre para cada de cuadrícula de territorio, los investigadores necesitaban descifrar de qué manera afectaban esos niveles a la salud humana. Si bien es sabido desde hace décadas las partículas en el aire son un peligro para la salud pública, hay pocos estudios epidemiológicos que cuantifiquen los impactos sobre la salud cuando se alcanzan niveles tan altos como los encontrados en China o India.
Investigaciones anteriores extrapolaron los riesgos para la salud a las exposiciones al humo en los interiores para estimar los riesgos de las partículas PM2,5 al aire libre en estos niveles altos.
Sin embargo, estudios recientes de Asia encontraron que este enfoque subestimaba sustancialmente el riesgo de las altas concentraciones de contaminación en el exterior.
Los coautooes Alina Vodonos y Joel Schwartz, profesor de epidemiología ambiental en la Escuela T.H. Chan de Salud Pública de Harvard desarrollaron un nuevo modelo de evaluación de riesgos que relacionó los niveles de concentración de partículas de las emisiones de combustibles fósiles con los efectos sobre la salud.


El nuevo modelo encontró una mayor tasa de mortalidad por exposición a largo plazo para emisiones de combustibles fósiles, incluso a concentraciones más bajas. Los investigadores encontraron que, a nivel mundial, la exposición a partículas producidas por las emisiones de combustibles fósiles representó el 21,5% del total de muertes en 2012, aunque este porcentaje cayó al 18% en 2018 debido al endurecimiento de las medidas de calidad del aire en China.

Los dos países con más altos niveles de muertes prematuras son China, con 3,91 millones, e India con 2,46 millones.

China e India, a la cabeza

Esta estimación correspondía al año en que las emisiones de combustibles fósiles en China alcanzaron su pico máximo y, por lo tanto, es anterior a las drásticas reducciones de emisiones de combustibles fósiles cosechadas tras las estrictas medidas de mitigación. Estas reducciones llevaron a una disminución del 30-50% en la media anual de PM2.5 en todo el país de 2013 a 2018. Por eso, si se aplica una reducción del 43,7% en esas concentraciones, la mortalidad prematura en China disminuye de 3,91 millones.

Ese cálculo sobre China reduce el total global mortalidad prematura por PM2,5 de combustibles fósiles de 10.2 millones de muertes prematuras cada año a 8.7

India ha impuesto recientemente controles sobre las fuentes de contaminación, pero aún no hay evidencia de mejoras en la calidad del aire en ciudades densamente pobladas como Delhi 

“A menudo, cuando hablamos de los peligros de la combustión de combustibles fósiles, lo hacemos en el contexto del CO2 y del cambio climático, y pasamos por alto el impacto potencial en la salud de los contaminantes co-emitidos con gases de efecto invernadero”, dijo Schwartz. 

“Esperamos que, al cuantificar las consecuencias de la combustión de combustibles fósiles sobre la salud, podemos enviar un mensaje claro a los responsables políticos y a todas las partes interesadas sobre los beneficios de una transición a fuentes de energía alternativas", añadió.

Esperamos poder enviar un mensaje claro a los responsables políticos sobre los beneficios de una transición a fuentes de energía alternativas

Joel SchwartzProfesor de epidemiología ambiental en Escuela T.H. Chan de Salud Publica de la Universidad de Harvard

“Nuestro estudio se suma a la creciente evidencia de que la contaminación del aire derivada de la dependencia actual de los combustibles fósiles es perjudicial para la salud mundial”, dijo Marais. "No podemos seguir confiando en los combustibles fósiles, cuando sabemos que hay efectos tan graves en la salud y existen alternativas viables más limpio”.


BARCELONA