sábado, 23 de julio de 2022

Nos estamos quedando sin arena: ¿qué va a pasar con nuestras playas?



Foto: iStock.


La arena es el segundo recurso más demandado después del agua a nivel mundial, pero no es ilimitado. En las costas españolas, tenemos un mayor déficit de este material respecto al del resto del mundo



Llega el verano y, con él, la típica estampa: toda la familia a pasar las vacaciones en la playa. 8000 kilómetros de costa bañan nuestro litoral que, en cada zona geográfica, presenta unas condiciones climáticas y geológicas diferentes. Pero, cuando llegamos, parece que esa playa, con su agua, su arena, rocas y sedimentos, ha permanecido ahí siempre y que, como advierte el adverbio de tiempo, va a ser eterna. Pero lo cierto es que esa playa a la que solemos ir no es la que era hace años y, por supuesto, no va a seguir siéndolo.

Para empezar, la arena no tiende a regenerarse sola, sobre todo en nuestro país, donde tenemos un déficit significativo de este recurso, tal y como nos confirma a Planeta A Jorge Guillén Aranda, investigador del Instituto de Ciencias del Mar: “A nivel mundial, la arena es, después del agua, el recurso más demandado. Pero es que, en nuestra parte costera, el déficit es exponencialmente mayor, pues hemos ocupado la costa y ha subido el nivel del mar”.

Las noticias del vertido de arena a nuestras playas se suceden cada verano, mientras que la situación es cada vez más preocupante. ¿Cuánta arena necesitamos realmente? “Una cosa es cuánto se ha necesitado, es decir, la demanda, y otra es cuánto se ha materializado. Se han vertido unos 25 o 30 millones de metros cúbicos en los últimos 20 años sobre nuestras playas”. Una cantidad, afirma Guillén, que es “muy relativa”.

Y es que la regeneración de arena es un método más para el que, precisamente, necesitamos arena, por lo que no se puede perpetuar en el tiempo: “La regeneración artificial no es una solución. Si tienes una cuenta corriente con 1.000 pesetas y gastas 100 al año, sabes que, al cabo de 10 años, no tendrás dinero. Así que lo que hacemos con la arena es usarla sabiendo que, en un periodo determinado de tiempo, va a desaparecer”.

Pero, para llenar nuestras playas y usar este recurso en otras industrias como la construcción o la fabricación de aparatos electrónicos, hay otras formas, a pesar de que lo ideal es que la arena se regenerara de forma natural: “El 97 o 99% de la arena proviene o debe provenir de los aportes continentales de ríos y torrentes, es lo más sostenible y lo más natural”. Pero las situaciones de sequía en nuestro país son cada vez más acuciantes: “Luego está la parte de aprovechamiento, pues se sabe que en los puertos, por ejemplo, se acumulan sedimentos en un lado que se pueden usar, mientras que en otros no porque están más erosionados. Podemos jugar a cambiar de sitio cierta cantidad para convertirlo en un recurso óptimo”, apunta Guillén.

placeholderLa costa de Sitges. (iStock)
La costa de Sitges. (iStock)
Los yacimientos de arena son otro de los modos de obtención, pero también de los más caros: “Están en aguas profundas, a 60 o 70 metros, por lo que, evidentemente, la extracción es costosa. Además, solo se debería usar como un recurso estratégico, porque, si agotamos estas opciones, nos quedamos sin nada”. Y es que, a nivel mundial, la ONU estima que cada año se extraen 50.000 millones de toneladas de este material, que darían para construir un muro de 27 metros. Una cantidad que amenaza unas reservas cada vez más limitadas.


La urbanización y la recesión del mar

En España, y según un estudio de Nature Climate Change, llegaríamos a perder 60 metros de playas arenosas a finales del siglo XXI. A nivel mundial, la mitad de las playas podrían desaparecer en el mismo tiempo si el aumento del nivel del mar continúa en la misma medida. Los fuertes temporales y la erosión se unen, en el caso de nuestro país, al exceso de urbanización de las costas. “Tenemos que tener claro que nuestras playas no van a ser igual que ahora en unos años. El problema de la erosión viene desde los años 80, pero ahora contamos con una subida del nivel del mar, que no es lo que era entonces, y eso provoca un retroceso de las playas. Es algo con los que tenemos que convivir y que va a ir a más en los próximos años”, relata a Planeta A Jorge Guillén.

El pasado mes de abril, expertos de la ONU presentaron un informe en el marco de la Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente titulado 'Arena y sostenibilidad: 10 recomendaciones estratégicas para evitar una crisis'. El objetivo era destacar la evidente falta de regulación sobre el uso y extracción de este ansiado material. En él, también se proponía como solución el reciclaje y el reprocesamiento de materiales de la industria minera, donde la acumulación de kilos y kilos de escombros supondría una gran fuente de tesoros convertibles en arena.


Medidas a largo plazo

Ante esta realidad, la solución debe ser urgente, pero llegará a largo plazo. Para ello, Guillén afirma que primero hay que asumir que el problema con nuestras costas no se va a solucionar: “A partir de ahí, tenemos que prevenir. Primero, haciendo una gestión del sedimento integral, es decir, cuidando del que nos llega, recirculando el que tenemos y viendo si se acumula o no, además de aprovechar los embalses”. La ordenación del territorio también supone una de las opciones más significativas: “Tenemos un litoral absolutamente urbanizado, que sabemos que va a ir retrocediendo en los próximos años, así que tenemos que reconstruirlo. Hay que ir recuperando para la playa lo que le hemos robado, como es el caso de las marismas”.


Apoyo del Gobierno

En nuestro país, es el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco) el encargado de apoyar la regeneración de nuestras playas, dependiendo de las necesidades de cada zona. Para la elaboración de este reportaje, ha sido imposible para Planeta A obtener datos exactos desde este organismo sobre las partidas que se han destinado en el último año, pero, si nos servimos del tramo 2016-2021, podemos afirmar que España invirtió más de 60 millones de euros en reponer la arena de sus playas, lo que supone más de ocho millones de euros anuales.

Aranda recuerda el inicio del cambio climático en las costas, cuando creían que la regeneración era la panacea: “Lo vimos como una oportunidad, eran lo que llamábamos ‘soluciones blandas’ ante las ‘soluciones duras’. Pero, cuando hemos visto que los recursos son limitados y que requieren de una acción constante, ha cambiado todo”. También reconoce el apoyo del Gobierno: “Todas las explotaciones de arena están controladas por el Gobierno, que está realizando estudios para detectar yacimientos de arena en la plataforma continental y así poder tenerlos controlados”.




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22/07/2022 - 05:00
www.elconfidencial.com/medioambiente/naturaleza/2022-07-22/arena-playas_3464058/